28: Nervios.

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Dos semanas luego, tengo a Terrence colgando de mi mano, insistente, mientras siento cómo el mundo entero se detiene a mi alrededor. Todos nos miran extrañados, claro, porque hasta el momento, nadie sabe que nuestra relación es estrecha. Muy estrecha.

Las personas pasan lentamente a nuestro lado, sorprendidas de la manera en la que el pelinegro suplica porque le haga caso. Humillante, gracioso en cierto punto, pero muchísimo más, humillante.

-Vamos, Phoebe -tira de mi mano, y abre las puertas de entrada a la cafetería para que yo pase primero-. Por favor. Tienes que venir, hazlo.

- ¡Dios!, ¿es que no ves lo que pasa a nuestro alrededor? -Pregunto, y señalo con mi vista a las personas que nos ven.

-No importan ellos. Dame tu atención a mí, por favor -gruñe.

-Ni siquiera sé cómo responder a esto -admito, apenada-. Terrence, no sé si pueda. No tengo nada por mostrar.

-Yo nunca tenía nada. Ahora te tengo a ti. Ven -suplica, molesto-. Yo te lo doy todo; paso a traerte, te compro un vestido, zapatos, maquillistas, todo lo que quieras, como lo quieras. Pero ven. Mi familia está muy ansiosa por conocerte.

-Ya conozco a tu familia -replico-. Y en este concepto... mmm... no sé si sea lo más apropiado. Creo que es algo... ¡muy fuerte!

-Vamos. A mi abuelo le fascinará la idea -frunce los labios, y me mira con esa carita de cachorrito que ha aprendido a hacer y con la que me cuesta decirle que no-. ¿O es que te avergüenza que te vean dos mil personas con este perro rastrero tras tus vestidos?

-No digas cosas así -tomo sus mejillas entre mis manos y le planto un beso delicado en la nariz-. No recurras a este tipo de manipulación. ¡Son muchas personas!

-Estarán Zack, Bradley, y tu mascota -expresa y yo lo miro mal-. Bueno, Irene... ¡pero, por favor! ¡Veeeen!

- ¿Por qué no puedo conocerlos de forma normal? -Cuestiono, cruzándome de brazos-. No creo que me den atención estando dos mil personas en una reunión como esta.

-Bien... -me mira con complicidad-. Es que... tengo una sorpresa para ti.

-No es mi cumpleaños y no se acerca, no entiendo el motivo.

- ¡Ash! ¡Esta mujer exasperante! -exclama, molesto-. No tengo que tener un estúpido motivo para hacerle una sorpresa a la única mujer que me soporta por completo.

- ¿Esa no es tu mamá? -cuestiono.

-No. Mi mamá me aguanta como hijo, pero tú me aguantas como amigo, novio, comensal, huésped, geek, competidor y compañero en la universidad -señala-. Y quieren conocerte.

-Terrence...

-Bien -se rinde, o finge hacerlo-. Buscaré a alguien que se haga pasar por ti para que me acompañe. Gorda grosera.

-Ah, bien. Ve. No me molesta -respondo, con sinceridad.

-Y tendré que besarla frente a mi mamá y mi abuelo -murmura, y yo aprieto los puños, aunque no le demuestro que estoy molesta con la idea-. Y le diré a mi familia, a toda mi familia, que ella es mi primera novia. La primera mujer que consigue ganarme por completo... ya sabes, presumirla.

-Bien por ella, mientras tú la usas como trofeo, yo puedo estar contenta en mi habitación, viendo Crepúsculo y comiendo helado -me encojo de hombros, aunque ya no luce tan natural como al principio-. Sola y feliz, sin un novio que me acompañe.

- ¿Estás jugando a la manipulación? -cuestiona, molesto.

- ¡Tú la jugaste primero! -le reclamo.

No te arrepientas [Libro I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora