29: Amor.

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Mil maneras de sentirse nervioso, y yo tengo varias de esas maneras; el lugar está lleno de personas, Terrence me ha presentado con las personas con una dulzura inimaginable y todos ellos me han dado una atención impresionante, incluso cuando ya nos hemos alejado, estoy ansiosa, no en el aspecto de anhelar, no, en el aspecto de que quiero que todo acabe pronto para irme.

Personas de altas categorías se han acercado a preguntarme por mi padre, porque lo conocieron, y me han dado sus condolencias al enterarse de su muerte... hace casi diecisiete años él murió. ¿Cómo alguien que dice conocerlo no se dio cuenta de semejante cosa?

Cuando pasamos de la entrada del museo grandioso en el que se está celebrando la actividad, justo tras la puerta, Zack y Bradley están hablando, con copas de vino en sus manos. Al vernos entrar, me parece ver a Bradley tragar duro y dar un paso hacia atrás. Igual que a Zack, pero éste último ni siquiera disimula.

- ¡Phoebe! -exclama, y le da un codazo a Bradley, quien me dedica una sonrisa enorme, explosiva.

Terrence me mira un instante, como preguntándome si deseo ir con ellos, y yo asiento con la cabeza, porque aunque Bradley no me habla desde la última vez que fue a mi casa, estar con ellos es mucho más cómodo que estar entre el resto de personas. ¡Me matarán de nervios!

-Ve con ellos, yo tengo algo muy importante que hacer -avisa Terrence, planta un beso en mis labios y tras soltar mi mano, se pierde en la multitud.

Yo suspiro pesadamente y empiezo a caminar hacia los otros dos Dellower, quienes no han dejado de verme, aunque Zack parece más bien curioso.

- ¿Y Terrence? -pregunta.

-Ah, dijo que debía arreglar algo -me encojo de hombros, con aparente aburrimiento-. ¿Qué tal ustedes?

-Bien. Por cierto, hoy te ves... ¡guapísima! -Exclama Bradley y yo le sonrío con tristeza-. ¿Al fin decidiste arriesgarte?

Miro hacia atrás, buscando a Terrence. No lo encuentro, pero asiento con la cabeza al ver a Bradley. Me mira triste. Sonríe, pero su sonrisa no es completa. Le falta esa chispa graciosa en sus ojos. Eso me hace sentir mal.

-Así se hace -alza sus manos, y yo choco mis manos contra las suyas, sonriendo-. Yo sabía que eras valiente.

- ¿Cuánto has tomado? -pregunto, cuando veo a Zack riéndose de él.

-Un poco -responde, haciendo un ademán desdeñoso.

- ¿Un poco? -Zack se ríe y me mira con diversión-. ¡Casi se acaba la industria viñera!

-Oh -sonrío-. ¿Y qué hay de Irene? No la veo por ningún lado. ¿No vendrá?

-Dijo que vendría luego -responde Zack-. Me ofrecí a traerla, pero no quiso. Quiere venir sola y, aunque no me agrada la idea, no puedo insistirle.

-Seguro tiene algo por resolver antes -me encojo de hombros-. Irene es alguien independiente. Se deshace de un problema antes de seguir.

-Es la mujer perfecta -señala Zack.

-Me alegra que pienses así de ella -admito, y él me sonríe con sinceridad.

- ¡Oh, mira! -Bradley salta-. Terrence te llama.

Doy media vuelta sobre mis talones y veo a Terrence a unos pasos. Me llama con la mirada. Me vuelvo hacia los chicos.

- ¿Aquí se quedan? -Pregunto, y asienten con la cabeza-. Nos vemos luego, entonces.

Levanto la mano, en un gesto de despedida y voy rápidamente a Terrence. Él me toma de la mano, entrelaza nuestros dedos y me arrastra hacia adelante consigo. A lo lejos, distingo la figura imponente de cuatro personas, que ríen mientras toman finamente de sus copas de vidrio llenas de vino. Trago duro.

No te arrepientas [Libro I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora