Gabrielle queda impresionada con mi casa, a pesar de que el lugar en el que vive tan solo es un poco más pequeño que mi lugar de habitación. Comenta que ellos no tienen un campo de golf, y que la piscina por obvias razones, está en el jardín, no en la azotea. Me dice que tan solo tienen tres cuartos de visita, no seis, a diferencia mía, y que apenas tienen cuatro empleados, a diferencia mía, que son más de cuarenta. Pero hay algo que sí me duele de lo que dice, algo que consigue hacer que esto se vea mucho más feo de lo que ya es.
"... Pero en la casa Dellower, está siempre Brenda, o los chicos, y no es tan silenciosa".
Pasamos toda la tarde jugando en el lugar. Astor se encarga de preparar el campo de golf para nosotras, paseamos en caballo por el campo de golf y hacemos nuestras tareas de la universidad en la azotea, junto a la piscina. Hablamos de cosas sin sentido, como nuestro primer viaje al extranjero, o travesuras que cometíamos en la infancia. Hasta que a Gabrielle se le ocurre sacar el tema de Terrence.
-Aquí a todo esto, quisiera entender mejor todo -suelta de pronto-. ¿Por qué se porta tan mal contigo? Él es extremista, eso todos lo saben, pero nunca vi que se portara tan mal con alguien... ¿Qué piensas hacer ahora?
-A mí me parece que Terrence está acostumbrado a ganar en todo, y que el que Phoebe le haya ganado en motocross le puso mal. Y claro, que ella esté tratando de arruinar su reputación -masculla Irene, Gabrielle frunce el ceño.
- ¿Tratas de arruinar su reputación? -pregunta, en lo que me parece ser un tono muy decepcionado.
-No, no, no me importa tanto como para querer hacerle algo malo -admito, y es verdad-. Tan solo quiero dejarle en claro que él no puede tener todo lo que quiere, ¿sí? Quiero que sepa que debería portarse como las otras personas, como las personas normales, aunque tenga dinero. Su poderío es... frustrante.
-Terrence es solo un chico paranoico, no deberías darle tanta atención -sugiere Gabrielle-. Tal vez deje de molestar algún día, ¿no crees?
-No creo -aseguro con impaciencia-. Hablaré con él, como una persona civilizada.
-Ay, pero no sigas metiéndote en problemas -suplica Irene.
Gabrielle y yo nos volvemos a ver, y reímos, porque Irene está portándose de forma miedosa. Hablamos y seguimos con el resto de nuestra pijamada, aunque a mí me parece que es más una especie de salida con amigas, porque no es hasta la noche que usamos los pijamas, y estamos tan rendidas, que nos dormimos de golpe.
En la mañana, los gritos de Irene son lo que me despierta. Nuevamente, está presente ese espantoso Déjà Vu.
- ¡Katherine Lawrence! -Exclama y yo intento enredarme en las sábanas, pero no las encuentro, están todas en el piso-. ¡Arriba, arriba!
Las puertas se abren y la escucho entrar, con las pisadas fuertes de alguien que no trae zapatos. Casi olvido que ahora estará conmigo en casa. Abre las cortinas, dejando que el sol entre y me golpee la vista, y luego se cruza de brazos frente a mí. Las dos empleadas están tras ella, y Gabrielle la acompaña con la expresión divertida.
-Eres tan malditamente irritante -exclamo, tomando una de las almohadas y lanzándosela a la cabeza.
-Mucho cuidado con lo que dices -me la lanza de vuelta, y yo la dejo a un lado-. Ya estás despierta, ahora, alístate para la universidad.
- ¿Cómo es que llevo tanto tiempo soportándote? -Inquiero en un gruñido, levantándome de la cama y yendo hacia el baño.
- ¡Eso es porque me amas! -exclama, y consigo oír la risa de Gabrielle.
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No te arrepientas [Libro I]
Romance"Es tonto extrañar pelear con alguien, pero resulta que cuando te acostumbras al ruido, el silencio en el que te escondías en el pasado resulta completamente difícil de aceptar". [2017]