38: Sinceridad.

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-... entonces no tuvimos otra opción que mentirte -finaliza Bradley, mientras Terrence se queda de piedra en su lugar.

-¿O sea que golpeé a mi hermano casi hasta la inconsciencia por tratar de llevarse a mi novia, traté mal a mi novia, terminé con ella, al día siguiente estaba con Arista Donovan, quien me estaba manipulando como a un niño, y hasta me iba a casar con ella, envié a la cárcel por tres días a la chica que le prometí que la cuidaría, y luego la reté en motocross, ella me amenazó, y resulta que yo tuve un accidente en el cual ambos casi morimos, ella se quiso escapar de su habitación para buscarme a pesar de que estaba jodida, y cuando le dieron de alta, en vez de quedarse en reposo en su casa, lejos de mí porque soy una basura, me cuida? -Reitera, como si la cuestión fuese de broma.

-Si lo pones de esa manera, no suena creíble -trago duro, inquieta-. Pero sí, eso es lo que sucedió. No tan explícito, un poco más doloroso y dramático, pero sí, eso en resumen.

- ¡Dices que no es creíble! -Exclama y me ve, algo triste-. Pues lo creo.

Bradley lo ve.

- ¿Cómo?

-Que lo creo. Sé que eso pasó -dice, y yo me preparo para el golpe-. No lo recuerdo bien, pero no soy un idiota. Siento que lo viví, desde el principio supe que la familia Donovan no era buena. Gabrielle siempre tuvo razón, no sé qué hacer de mí, por más dinero que tenga, por más personas a mi lado o por más que quiera nunca podré ser todo eso que aparento... soy un idiota, egocéntrico y prepotente, pero también soy débil. Cuando me enamoré de Phoebe sabía que si no cambiaba, la iba a perder, pero incluso si lo hacía, ella no podría quedarse conmigo. No confiaba en nosotros, no por ella, sino por mí.

¿Es así de verdad? Todo este tiempo, él no se sintió como un hombre suficiente para mí, a pesar de todo lo que dije e hice por él... todo este tiempo, sintió que no me merecía, tenía la autoestima tan baja que Arista Donovan se pudo aprovechar de eso. Por mi culpa.

-Lamento haberte mentido en el hospital, Terrence, pero tienes que saber que... -me levanto del sofá, y trato de acercarme a él, apoyándome de mis muletas.

-Ahora no -empieza a caminar a las escaleras, con furia, apoyándose en sus muletas-. Necesito algo de tiempo para procesarlo, solo... solo tiempo.

Entonces, yo me dejo caer en el sofá al lado de Bradley. Retiro el cabello de mi cara y me quedo ahí, pensando en la nada, y a la vez, en todo.

-Esto es peor de lo que creí -dice Bradley.

-Siento que... siento que lo perdí de nuevo -admito, triste-. Siento como si Terrence ya no quisiera estar a mi lado.

-Te ama -dice-. Solo está molesto, déjalo pensar. Ya tendrá tiempo para disculparse. Mejor te voy a dejar a tu casa, así descansas y no tienes que aguantar a mi hermano, el primer hombre al que le bajó la menstruación.

-Eso es muy sexista -me quejo, levantándome del sofá, y luego acomodando mis lentes-. Ve a dejarme a casa, por favor.

Eso hace. Cuando llego, le agradezco por haberme traído y entro sin más. Me sorprendo muchísimo al ver a Sabrina Dohertie, la hija de Trenton Dohertie en casa, y más vestida de negro total. Su primera reacción es correr a mí y abrazarme con fuerza, mientras solloza en mi hombro. Yo la acuno en mis brazos, algo extrañada, pero tranquila.

-Phoebe, papá murió -murmura y yo me quedo congelada en mi lugar-. Hace tres días, murió de leucemia. Mamá se está haciendo cargo de tu empresa justo ahora, pero ya no puede. Tienes que ir, por favor. Tienes que regresar a Italia.

No te arrepientas [Libro I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora