33: Realidad.

1.7K 128 4
                                    

Muerdo con fuerza mi labio inferior y cierro los ojos, intentando que mi corazón deje de latir con fuerza por esto. Todo me revuelve el estómago. Es como una especie de Déjà vu. Lo de ayer en la panadería, y ahora, frente a la puerta del salón Dellower. Tan solo hay unas pocas diferencias en esto; Irene no ha perdido su trabajo, no ha pasado más de un día, y yo tengo el corazón más que roto. Tengo una madre, y hermana, y no vengo a proponerle un trato que, ahora que lo pienso, seguirá en pie. Vengo a pedirle una explicación.

No sé si la merezca, no sé si sea lo correcto, lo único que sé es que duele y quema como nunca otra cosa. Y toco la puerta. El corazón se me detiene al ver a Zack abrirla, y quiero salir corriendo de aquí. Apenas me ve, cruzada de brazos frente a él, suspira pesadamente, su mirada es de "Esto va a ser entretenido".

-Terrence -dice, y me acuerdo de su tono burlón hace meses, ahora es casi un gruñido.

- ¿Qué? -Bruscamente contesta el otro.

-Creo que tienes visita -avisa y me deja pasar.

Veo a Terrence sentado jugando con un lápiz sobre su mesa, totalmente relajado. Al verme, su expresión cambia radicalmente, de la duda, a la sorpresa, y de la sorpresa, al aburrimiento. Mi corazón se hunde en un hueco, un hueco oscuro y frío.

- ¿Qué quieres? -Cuestiona.

-Necesito hacerte unas preguntas, Terrence.

- ¿Y quién crees que soy? -Rueda los ojos-. ¿Estudias periodismo? ¿Soy alguna celebridad o qué? Vete.

-Por favor -suplico, con la poca dignidad que me queda-. Será rápido. Solo quiero saber algo...

-Escúchala -le ordena Zack.

-Habla -concede.

-Sé que ahora... ahora tienes una relación con Arista. No sé de dónde salió, y tampoco preguntaré si me engañaste todo este tiempo -suelto, algo adolorida-. Solo quiero saber si tú... si tú la... ¿la amas? ¿Es esto de verdad el fin? ¿De verdad duró tan poco entre nosotros?

-No sé de qué hablas. Amo a Arista. Es la única mujer en mi vida -bufa-. Y eso no tiene por qué importarte. Vete, me estresas.

-Terrence, respóndele. No te portes tan mierda con ella -gruñe Zack.

-Bien, pues sí. Es mi novia. Me pienso casar con ella cuanto antes, y heredarle todo si muero -dice él y yo me quedo de piedra, ¿de dónde salió eso?-. Es mi reina. Lo merezco, soy un rey. Y no, nunca sucedió nada entre tu persona y yo.

¿Es posible que algo duela más que oírlo decir esto?

-Oh, está bien -musito, y empiezo a salir del lugar.

-Ah, ¿Phoebe?

Me vuelvo a verlo, algo extrañada.

- ¿Sí? -Me lanza un periódico.

-Espero estés lista. No hallo la hora de que te vayas a Italia -se ríe y yo salgo del lugar.

Miro el periódico. Da el aviso de que en solo tres días más será el final de la competencia de motocross. Solo dos actos; la descalificación y mi presentación contra Terrence. Aprieto los dedos y lanzo el papel a la basura, furiosa. Esto no cuadra. Nada va de la manera que yo he visto. El mundo ya no parece girar, se siente como si se hubiera detenido en un solo lugar, y no en el más bonito.

Astor y mis empleadas se encargan de ayudarme a sacar las cosas para la competencia mientras yo asisto a clases, aunque, ¿quiero realmente? Es algo muy difícil. Centrarse, dejar de pensar en él y sus palabras.

No te arrepientas [Libro I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora