Capítulo 52

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La nave es increíble, tiene asientos re cómodos, aunque son mejores para gente de baja estatura, porque a mí y a mi hermano las rodillas nos tocan con el asiento delantero, igual eso no es nada. Los controles que debemos manejar están a los dos extremos del compartimento de la Zona B, que es el delantero, el que seguirá viaje.

Hay algunas pantallas prendidas, que serán las que deberemos atender luego de despertar, siguiendo los manuales e instrucciones diseminadas por todo el compartimento. Por ahora esas pantallas transmiten lo que están tomando las cámaras internas, que luego se usará para el final del documental de las Competiciones 244. Van a filmar hasta que estemos dormidos; cuando despertemos, ese tipo de tecnología dejará de funcionar ya, según nos dicen, debido a que las distancias hacen que esos dispositivos dejen de transmitir o recibir señal. Hasta entonces, todo lo registrado será guardado.

Se ve por la ventana a la gente que se despide de nosotros cerca de la nave y, a lo lejos, se ven las construcciones del Sector. Aunque nuestra posición dentro de la nave obstaculiza bastante que miremos hacia donde está el Salón, se llega a ver una porción de éste por las ventanillas, hacia atrás y a la izquierda de los familiares que nos despiden. Entre ellos distingo a mis padres, se ven chiquititos.

Sabemos que aproximadamente a la hora de vuelo la nave tendrá el impulso, estabilidad y presión necesarios para dispararse hacia el espacio y dejar nuestra órbita. ¡Qué nervios! Lo que nadie sabe con seguridad es cuánto durará el resto del viaje, lo que sí sabemos es que tendremos comunicación con los pilotos que nos ayudarán y guiarán ante cualquier necesidad.

Se siente un temblor y los asientos se mueven levemente, la nave está en marcha. Saludo con # a mis padres que agitan sus brazos. Aunque sé que es la última vez que los voy a ver, rompiendo la estúpida promesa que le hice a mi madre cuando los patrulleros pasaron por casa a buscarnos... querría que despeguemos. Es como una agonía tenebrosa ésta de la despedida final, definitiva. # tiene la mirada apagada, su enojo le dejó lugar a la tristeza. Un movimiento corto, después uno más prolongado. Ya arrancamos seguro.

Haciendo el último saludo, nos despedimos por última vez. Chau a todo lo que fue mi vida, siento un vacío único, no podría compararlo con nada, es como si me hubiesen vaciado de todo lo que tengo adentro y encontrara sólo una nada para poner en su lugar. Escuchamos por los altavoces que debemos abrocharnos los cinturones. Nos acomodamos con mi hermano y esperamos mirando por la ventana. Ahora sí, se empieza a mover, de a poco y lento, va ganando impulso, rodeando al Sector por un rato por esa franja verde de pasto entre éste y las torres. De repente, casi como de la nada, acelera con toda velocidad muchos muchos metros, una carrera larga y, después de unos segundos, podés sentir cuando la nave se despega del suelo.

Estamos en el aire, recibimos el aviso de que de todas formas debemos permanecer sentados y con el cinturón puesto. Hasta ahora es muy fácil esto de copilotear con los pilotos. Tengo una sensación extraña en la mandíbula y en los oídos, se me tapan, si trago saliva de destapan por un rato, pero después otra vez lo mismo.

Mis padres, recuerdo sus miradas en la entrevista con la cámara y se me parte el corazón en mil pedazos.

Algo parecido a la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora