Capítulo 2

539 23 0
                                    

Tigre camina delante de mí con 5302 en sus brazos, querría poder decirle que no se sienta culpable, porque yo también quería explorar los límites de nuestra zona y más allá de ellos, pero no tenía el valor para motivar la salida. Debí haberle dicho que dos personas solas con un bebé y con nuestra escasa protección me parecían pocos recursos, pero mi pasividad no me dejó. Hicimos todo tan improvisadamente y tuvimos a nuestro favor más de una semana de buen tiempo, pero eso se terminó. Ahora es inútil lamentarse. Sé que lo mejor sería que él intente llegar a algún destino con nuestro bebé, pero jamás lo haría, menos después de su insistencia por la expedición, y tampoco creo que pudieran salvarse así, pero si existen chances de salvación no son para mí, son para ellos.

Trato de evitar la tos, si toso una vez es porque me aguanté otras cinco veces. Siento cómo me debilito con cada paso, cómo respirar me representa cada vez un mayor esfuerzo y sé cuál es el final. De todas formas no puedo no intentar algo, si ninguno de los que podemos correr va a hacerlo para salvarse, podemos sacrificarnos por el menos capaz. No quiero resignarme, voy a esperar a que la tormenta nos alcance, está tan cerca, la luz de los relámpagos cada vez es más fuerte y el ruido de los truenos es, a esta altura, insoportable... suenan como esos truenos que parece que salen de la tierra, no del cielo, como si el suelo se agrietara liberando esos gritos de horror.

Después de caminar una eternidad las gotas empiezan a caer, siento el peso y el dolor, la tos ya no la puedo controlar. Toco su hombro para que se detenga y me mire... quiero salvar a mi hijo.

Algo parecido a la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora