Después de terminar...

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Después de terminar querría decir algunas cosas más y repetir algunas de las que dije antes, si esta vez no son tan pocas se me puede perdonar, es el final... aclaro que no debe leerse esto antes de terminar la novela porque hay muuuuchos spoilers diseminados por ahí... yo te avisé...

Primero, repito mi agradecimiento a mis padres, a mis hermanas y a mis amigos, porque su compañía en el día a día es de lo más disfrutable e inspirador, porque sus palabras tienen un significado y un sentimiento que siempre exceden al diccionario y porque su apoyo en este proyecto se hizo sentir mucho y eso me llena el alma.

Después, quiero agradecer nuevamente a Agus Piermattei y a Anita Ordóñez por sus lecturas, sus consejos, su interés y su compañía en el desarrollo de lo que fue Algo parecido a la lluvia. Elegí muy bien con quién compartirla por primera vez hace más o menos un año.

Nuevamente, Agus Méndez Lamn, gracias por la portada, gracias por ubicarlos a ellos tres en ese momento tan tenso y crucial, por ese cielo que es tanto más que la lluvia que se viene... y por tantos audios compartidos, imágenes borradores, por la tarde que estuvimos con Emma viendo un montón de bosquejos, por ése del dirigible que era hermoso y que, entre una cosa y otra, finalmente siguió volando...

Otra vez, agradezco a mis alumnos, ya no tanto por ser mi wiki de Wattpad, sino por las lecturas, el apoyo y el entusiasmo que mostraron cuando hablamos de la novela. ¡Lo bien que hice en hacerles caso!

También quiero agradecerte nuevamente a vos que paraste a leer la historia de #, que lo seguiste (aunque corriera demasiado rápido), que te encariñaste con él (me resulta muy difícil imaginar que el que lea esta historia no lo termine queriendo con su corazón) y festejaste con alegría el "pez en el agua" o el triunfo de la Zona B en la Competiciones, que descubriste con un nudo en la garganta qué era lo que en realidad estaba pasando, que te mordiste las uñas cuando no sabías cómo se iba a resolver alguna situación, que golpeaste la mesa con tristeza y bronca cuando viste cómo se resolvieron algunas de ellas (y en algún que otro caso me habrás llenado de puteadas, quédate tranqui porque las entiendo todas, yo también me insulté mucho cuando tomé algunas decisiones, pero tienen un porqué y, un poco, lo explico más abajo), que viste con sus ojos por primera vez un reloj de agujas, que miraste bien de cerca con sus ojos a los ojos del Heredero y del Tigre y entendiste que la Fuerza Natural -te extraño, Gustavo- es lo más valioso de la vida, que comprobaste que a veces para poder ver "sólo tenemos que cerrar los ojos", que comprobaste también que a veces las promesas incumplibles se pueden cumplir... te agradezco a vos, que apretaste tus puños con satisfacción cuando llegaste al final y entendiste, porque lo sentiste, en qué consiste el sentimiento de que "o somos todos o no somos nada".

Finalmente, tengo un gigantesco agradecimiento para él, único y adorable #, 5302 o como él prefiera que le diga. Él sin dudas marcó mi camino, no puedo negar que lo creé desde cero, que cuando escribí el principio de su historia no imaginé cuánto iba a llegar a pasarle después; pero tampoco puedo negar que hubo momentos en los que deseé escribir cosas diferentes de las que finalmente escribí –de hecho escribí otro final que no verá la luz nunca porque no es digno de él, no está a su altura y no podría hacerle eso- y que fue él el que me agarraba bien fuerte de la mano y me decía "vení, es por acá, esto me tiene que pasar", se metía entre mis diez dedos (o los 5 o 6 que uso para tipear, ya que nunca lo hice muy técnicamente que digamos) y escribía sus propias palabras. Una vez leí un epílogo a Fahrenheit 451 en el que Bradbury le agradecía a su personaje, Montag, por haberlo guiado en la escritura de su propia historia y, lejos de querer compararme con semejante astro de la ciencia ficción, tengo que decir que lo entiendo porque # hizo lo mismo conmigo. Gracias, 5302, 5271#, #, hermanito, por haberme enseñado tanto en el camino. Te quiero parasiempre desde el día en que te pensé, cuando vos te diste cuenta al instante de todo lo que íbamos a hacer mientras que yo no tenía ni las más pálida idea de todo lo que iba a terminar siendo.

Y gracias nuevamente, lectores, espero que lo hayan disfrutado. Nos vemos en la próxima historia.

Leonel Ríos. 

Quilmes, 27 de diciembre de 2017

Algo parecido a la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora