Algo parecido a la lluvia

Capítulo 3

La tormenta se cierne sobre los caminantes, la nube de polvo los envuelve y no los deja ver nada, y las gotas no tardarán en caer. Vienen caminando desde hace un buen rato sabiendo que van a perecer, la gran pregunta es si alguno va a salvarse.

Luego de que hicieran oídos sordos a todas las previsiones y síntomas, buscando la supervivencia por instinto, ahora la lluvia empieza a caer. Saben que están perdidos. Más allá de eso, uno de ellos podrá salvarse.

La mujer toca el hombro del hombre que carga al niño y éste se da vuelta. Parece decirle algo más con la mirada y los gestos que con las pocas palabras que parece balbucear entre ataques de tos y llanto. Él no contesta y comienza a sacarse su capa contra el viento, ella empieza a hacer lo mismo en cuanto lo ve.

Ambos son doblegados bajo el peso de la lluvia y del viento y caen de rodillas, la mujer apenas se mantiene erguida y no deja de toser. Luego de quitarse su ropa y abrigo, ella se recuesta sobre la tierra víctima del peso de la tormenta. El hombre envuelve al niño con esas prendas y comienza a quitarse su camisa y pantalones después de sacarse su abrigo, imitando cada acto de la mujer mientras sostiene a su hijo. Aunque él se ve más fuerte que ella, ninguno tiene un aspecto que transmita confianza. Con el cuerpo tembloroso, débil y dolorido él envuelve al pequeño en esas prendas más rústicas de los dos y luego lo cubre con las capas contra el viento de ambos. Pareciera una actividad inútil. Mientras el hombre hace esto la mujer permanece tendida en el suelo.

Luego de cubrir al niño con todo lo que tienen, el hombre lo pone entre el cuerpo de su madre y el suyo y entre los dos se abrazan y abrazan al pequeño, protegiendo con sus cuerpos a su hijo. El abrazo más paternal y sacrificado que se hubiera visto después del Desastre Atómico. Un relámpago cercano ilumina la escena.

Desde luego y dadas las circunstancias, pareciera una actividad de lo más inútil.