Capítulo 59

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¿Entendido? ¿Qué es esa última parte del sueño? ¿Mis padres, Tigre y Paloma? ¿Qué nos dieron de tomar? Me arden las marcas, la de la pierna menos que las de las manos, pero la del cuello está insoportable. A ese bebé del sueño le dolían las mismas partes del cuerpo después de la tormenta.

A ver las estrellas... Nada que pueda diferenciar de lo que se ve en Alfa, en general. Los demás están dormidos todavía, ya irán despertando. Los controles están apagados hasta el momento. Si tuviera un mínimo motivo, pensaría que algo anda mal, pero no lo tengo. Espero.

El sueño fue muy raro, mucho más largo, ahora aparecían mis padres, Colibrí y Cardenal –a los que nunca voy a volver a ver–, aunque también estaban esas otras personas de siempre que ahora sentía que también eran mis padres. Después, estaba el Señor Heredero también, recuerdo todo... esta vez el sueño fue mucho más real, cercano y largo también, con escenas que no había tenido antes. Y además esta vez yo sentí que era ese bebé más que nunca, siempre vi con sus ojos y escuché con sus oídos, pero esta vez pareció más un recuerdo que un sueño. El sedante habrá liberado mi mente y gracias a él se habrán mezclado e intensificado mi sueño, mis deseos de ver a mis padres, el recuerdo del Heredero, en una nueva historia más extensa. O si no, no sé qué puede ser...

Debería haber despertado alguien ya. El viaje está muy tranquilo, pero la verdad es que por la ventana nada más se ve niebla gris, no pude ver una estrella en los últimos diez minutos, no pude ver nuestro planeta, Alfa, todavía, si es que se puede ver en este viaje (supongo que por un rato debería ser posible).

Quiero que se despierte alguien, sacudo a mi hermano pero ni reacciona. Por la ventana, de a poco el cielo se aclara, ya es de noche, creo que estamos aterrizando, porque siento que estamos bajando, pero no tuvimos que hacer nada y todos están dormidos...

Ahora podría tener un motivo para pensar que algo anda mal, estamos definitivamente aterrizando y lo peor es que es en un lugar conocido. Veo el Sector 0 por la ventanilla, el Salón gigante, estamos volviendo. ¿Por qué? ¿Qué salió mal?

El cohete, después de desesperarme dando vueltas alrededor del Sector, finalmente toca el piso y se desliza por un rato, veo las alas hacia atrás. Al detenerse, lo hace en el mismo lugar en el que despegamos. La nave sigue emitiendo sonidos y vibrando durante unos minutos. Nada pasa, nadie se ve en el exterior desde la ventana, no hay bienvenida ni nada. Espero... una eternidad, hasta que en un momento el motor se apaga.

Entonces, suena un silbido y sale un gas o vapor de las cuatro esquinas de nuestra cabina o compartimento. Por instinto, y porque sé que algo anda mal, porque no deberíamos estar acá –¿y por qué están todos dormidos menos yo?–, me tapo la nariz y la boca con mis ropas, sostengo la respiración como en el agua, otra vez. Los ojos me empiezan a arder, el gas inunda todo el compartimento en unos segundos, pero yo aguanto e intento tapar la nariz y boca de 5271, aunque esté dormido. De a poco empieza a desaparecer la niebla y, después de varios segundos, la puerta por la que subimos se abre, entonces el aire se purifica.

De todas formas, no sé qué pudo pasar, los ojos me arden y me espera una sorpresa, estoy seguro. Después de algunos ruidos, el panel de control delantero más cercano a nosotros se abre, descubriendo una puerta oculta. Yo, que todavía tenía mi nariz y la de mi hermano tapadas con mis manos y remeras como defensa, por las dudas, suelto, me hago el dormido y miro de reojo.

En la puerta que estaba camuflada atrás de las pantallas y controles aparece un hombre bajito y gordito, mira hacia adentro, después atrás y dice en un susurro: "Re dormiditos están". Espera unos segundos y pasa, atrás aparece un chico de mi edad más o menos, de pelo negro y mirada curiosa. El hombre entonces aprieta un botón o algo detrás de un tablero y, por lo que veo en esta posición haciéndome el dormido, de la puerta abierta sale expulsado algo parecido a una goma blanca. Después de eso el hombre le dice al chico: "Dale, ahora, para atrás, esta vez buscás vos el picaporte oculto en el panel". "¿Y ellos se quedan acá, pa?", pregunta el chico mientras investiga con la mirada, mejor cierro los ojos por las dudas. "No, en un rato vienen patrulleros a cargarlos, por eso hicimos la última descarga de sedante, porque ellos no estaban listos, están llegando, ya no les falta nada, quedate tranquilo, los competidores no se van a ir a ningún lado. Sigamos", le responde el padre.

Algo parecido a la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora