Aunque no se parezcan a las verdaderas, el efecto de estas telas de araña es el mismo que el de las de verdad, son sedantes. Las arañas en sí, por su parte, son mecánicas, como las serpientes de la prueba Tierra, aunque éstas son gigantes y mucho más horribles. Hablan y hacen acertijos, además. El último paso antes de dejar atrás, sea el resultado que sea, esta vida de competencias y pruebas.
El entretejido de cuerdas que impide que pueda continuar mi camino es tan agarrotado que casi no se puede ver hacia el otro lado, si logro pasar sin que me toque ninguna tela debería tardar poco menos de dos minutos en poder seguir mi camino, si en cambio me toca voy a estar paralizado cuatro minutos hasta que el efecto se vaya y recién ahí aparecerá mi araña con mi acertijo, que deberé resolver obligatoriamente para poder seguir.
Empiezo por un hueco a la izquierda entre las primeras capas de sogas anestésicas, avanzo un poco más de medio metro con las rodillas apenas flexionadas para evitar unas cuerdas que están por arriba. Ahora giro a la derecha, avanzo menos de treinta centímetros y levanto mi pierna izquierda para pasar sobre una soga. La pierna derecha debe seguir a la izquierda, pero tengo que girar hacia atrás porque adelante hay, en el camino que tomaría dicha pierna, muchas sogas entrecruzadas; así que como en un baile, con una pierna en el piso y la otra en el aire, giro casi todo mi cuerpo sobre sí mismo.
Ahora lo mejor sería ir por el suelo unos centímetros, pero al levantarme seguro tocaría alguna de las telas de araña. Me tiro al piso para ver si me conviene o no y noto que, si bien muchas sogas salen de él y de las paredes a una escasa altura, se pueden encontrar huecos más cómodos que parado; lo que siempre resultará un problema es que sea necesario ponerse de pie, pero si no llegara a hacer falta eso hasta el final...
Despacio, apoyo todo mi cuerpo en el piso sin tocar nada. Miro bien y mi mejor camino está un poco a la derecha y después cruzando hacia la izquierda. Antes de adelantar mi torso, acomodo mis piernas y después me deslizo. Lo hago tres veces hacia la derecha y ahora me toca girar a la izquierda, mucho primero y después enderezar. Si fuera al revés... pero el cambio pronunciado de posición es peligroso. Junto mis piernas a mi cuerpo y después giro apoyando éste sobre el costado izquierdo, me arrastro como una serpiente (de esas encontraron alguna una que otra vez sueltas por ahí), y ahora me enderezo levemente a la derecha y estoy otra vez sobre mi panza. Las piernas me quedaron incómodas, las adelanto con cuidado y de a una, porque están cerca de unas sogas. Ahora el camino se hace más fácil y falta muy poco. Me deslizo algunas veces más y ya casi terminé con este obstáculo.
Ya salí de las telas de araña y me paro en el borde de la tabla esperando para ver de qué manera tengo que terminar el recorrido, pero nada pasa, no tengo camino para seguir. ¿Ya está? Miro a mi alrededor, pero no hay signos de que alguien haya salido ya de su respectivo laberinto de cuerdas. Algo anda mal.
De repente, escucho una voz atrás mío que dice: "¿Por qué te dejaría ir tan fácilmente, chiquitín?". Al darme vuelta, veo la cabeza y las patas delanteras, peludas y horrorosas, de una enorme araña que asoma de entre las telas a la altura de mi cabeza. Esto no era así.
"Yo pasé sin tocar tus telas, no te debo ninguna respuesta", le contesto. Puedo ver todos sus ojos, pero no sé cuántos son, dan miedo. "Las reglas para salir de acá las pongo yo, no vos, y además, ¿quién te dijo que no tocaste ninguna de mis hermosas telas?", me dice, con la tonada típica de los que habitamos la Zona B, moviendo sus patas y babeando un líquido azul oscuro de un agujero que parece su boca. El peso del cuerpo y de las patas de este horrible animal mecánico hacen peso sobre las cuerdas en las que se sostiene y las corta, cayendo con un ruido fuerte y seco sobre el suelo. Se me acerca, qué asco. ¿Cómo puede ser, si no me pasó nada, si no sentí nada, qué cuerda toqué?
"Yo no toqué nada...", empiezo a decirle pero me calla: "Shhhhh, que no vas a salir nunca más de acá, y sí, tocaste una tela, lo que no sé, ni importa, es por qué no te quedaste dormido, pero mis sensores detectaron el contacto, eso es indiscutible. Seguramente fue un desperfecto técnico, aprovechá la suerte que tuviste". Sabiendo que no voy a poder seguir a menos que haga lo que dice, le pregunto, "¿Qué pregunta tenés para mí, entonces?", y mientras se acerca más y sigue babeando, me responde: "Este es tu acertijo: mide todas las cosas en todas las dimensiones". No lo puedo creer, tan fácil. "El tiempo", le contesto.
Podría asegurar que en todos los ojos de esta araña mecánica se juntaron la sorpresa, la incredulidad y la bronca después de contestarle tan rápido. Ella se pierde nuevamente en el interior de las telas y, ahora, el camino que se interrumpía dando al vacío comienza a construirse a sí mismo para permitirme continuar: parece magia, tablas saliendo quién sabe de dónde para ponerse justo donde mis pies necesitan que estén. Mi águila me sigue unos metros más atrás hacia mi izquierda.
En los entrenamientos de la escuela, la prueba de Aire era muy parecida a la que acabo de hacer, salvo por las telas que no tenían sedantes sino que pitaban un silbido y encendían una luz roja si las tocabas. Pero la prueba terminaba ahí. Para los acertijos teníamos entrenamiento intelectual aparte, ejercicio con adivinanzas, entrenamiento del poder deductivo y otras cosas más con nombres raros. Es increíble lo que una mente puede pensar y recordar aun estando en una situación estresante como ésta.
Mientras camino miro alrededor, estoy casi en el centro y no se ve que se haya generado ningún sendero volador como el mío, parece que soy el primero en salir. Ahora tendré que esperar, quieto, ¡qué difícil!
Ya estoy en el círculo central aéreo, en el cuarto de la Zona B, completamente solo. Veo el punto medio donde se tocan los cuatro cuartos del círculo. Escucho aplausos y silbidos una vez que llego a destino, son para mí; aunque me avergüenza siempre este tipo de exposición me alegro un poco esta vez, será la última en la que pueda pasar algo así. Si esperaban algo de mí espero haber estado a la altura.
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Algo parecido a la lluvia
Fiksi IlmiahEn un futuro lejano, distópico y post-apocalíptico, el mundo presenta un clima arbitrario y peligroso y, en él, la sociedad se encuentra organizada de un modo muy diferente al de nuestros días, dividida en cinco comunidades separadas. Un grupo reduc...