¿Ser cortejada o no ser cortejada?
He ahí el dilema.
Luego de unos días, todo volvió a ser normal, yo seguí con mi vida disfrutando de las verdes praderas, descansando del sol bajo los árboles de olivo, ciertamente soñaba de día y cantaba, mi madre estaba delirante ante mi cambio de actitud, comenzó a ser menos crítica conmigo.
"Mi querida Kore, ¿te encuentras bien?" Mientras sus largos dedos alcanzaban la fibra de mi túnica que se posaba sobre mis hombros yo simplemente la mire y parpadee un par de veces haciéndome la inocente.
"No ha pasado nada madre, ¿por qué lo dices?" Mientras tomaba unas flores silvestres que crecían alrededor del pasto.
"Pues... desde que se festejo aquella reunión entre los dioses pareces estar más animada" Parecía dudar, quizás le costaba llegar al tema de la fiesta, esperaba que se sintiera algo culpable por dejarme encerrada mientras todos disfrutaban, incluso Acacia pudo disfrutar del festín, pero se le prohibió hablar de ese tema conmigo por lo que cada vez que nos encontramos se tapaba la boca y corría en la dirección opuesta.
"Madre, la música y las risas fue algo que me reavivaron" Sus ojos se dilataron y mientras jalaba de mis vestidos me abrazo.
"Madre, ¿estás llorando...?" No hubo respuesta. Trate de acomodarme pero cuando alce mis ojos vi como un carruaje tirado por tres caballos alados descendía cerca del lago. Mi madre simplemente escondió su rostro en mis faldas y me susurraba palabras inaudibles para mis oídos.
"Kore, espero que me perdones..." Para cuando su mirada volvió ya no estábamos solas en la terraza.
"Deméter... Hermosa Kore..." Esto nos indico a ambas que había llegado un invitado y era ¡HOMBRE! Casi me desmayo, cerré mis ojos intentando convencer así a mi madre de que no tenía nada que ver con la visita de esta persona. Esperaba ciertamente de que fuera él pero su tono de voz no me era familiar era algo más juvenil que la anterior y esta a su vez sonaba más alegre.
"Hija mía, quiero que conozcas a tu nuevo pretendiente Apolo" Abrí un ojo para cerciorarme de que no estuviese molesta. Esperen... ¿Dijo pretendiente? Esto es demasiado para mí, jamás creí que alguien me pudiese pretender sin antes haberme visto con anterioridad, y si hubiese resultado ser un ser horrible con dos cabezas ¿qué clase de persona pretendía a alguien que no conocía? Al parecer se las ingeniaron para que así fuese. Pero no debo negar que la noticia me alegro un poco, esto ciertamente hincho mi ego, a decir verdad siempre me considere una adolescente encerrada en el cuerpo de una niña pero gracias a Zeus quizás logre mi cometido de poder conocer el Olimpo.
Mientras mi mente divagaba imaginándome los distintos parajes de todo el Olimpo mientras Apolo discutía con mi madre asuntos que de verdad no me importaran pero luego escucho las palabras "restricción y horas de visita", me preocupe, no más que eso, mi mundo de fantasía se comenzó a desmoronar nuevamente.
"Joven Apolo, necesito hacerle una pequeñísima consulta, si me lo permite." Mire a mi madre que nos miraba detenidamente, podía adivinar que estaba molesta, pero al menos no lo estaba conmigo o eso esperaba.
"Pero que voz más melodiosa. Por supuesto que me puedes hacer todas las preguntas que quieras" Se acerco a mí y me tomo la mano para luego besarla. Sentí sus húmedos labios tocando mi piel, esto hizo que sintiera un escalofrió que recorrió todo mi cuerpo e hizo que me sonrojara. Al ver mi reacción el rió complacido.
"¿Cómo es que os tengo de pretendiente si...no nos hemos visto?"
"Oh, pero que torpe he sido, discúlpame. Zeus al no verte en la fiesta se preocupo y la única opción que dio tu madre para ser presentada en sociedad es si tenias un pretendiente." Dijo con cierta despreocupación, lo cual no me conmovió ¿cómo es posible que un idiota como él fuese mi pretendiente? ¿Solo está siguiendo órdenes de Zeus? ¿No hay un verdadero interés? Ahora entiendo porque se vio tan complacido de verme quizás el también temía que fuese un monstruo de dos cabezas y con una cola de serpiente en vez de piernas.
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A Requiem for love
RomanceEn un valle idílico, donde las flores y el encierro se contrastan para armar la más bella cárcel jamás antes vista. Mi madre, la diosa de los cultivos y la abundancia, es tan sobreprotectora como poderosa y hace de mi carcelero junto a mis queridas...