Capítulo IV:

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                                                                       Confesiones de una diosa.
                                                                                       ¿Sospechas?

A la mañana siguiente me levanto y me arreglo más de lo acostumbrado, tengo una ¡cita!, cuando Acacia llega a mi cuarto yo ya estaba lista lo cual la sorprendió mucho.

"¿Te caíste de la cama?" Me mira dudosa.

"No, claro que no tonta." Le respondo risueña, me termino colocando agua perfumada.

"¿Qué te ocurrió en la mejilla?" Me mira espantada, y se acerca para verificar que me encuentre bien. Me escapo de sus manos y me alejo con vergüenza no podía admitir que anoche uno de los tantos dioses ebrios trato y forcejeo conmigo con la intención de violarme. Meneo mi cabeza en negación me vuelvo hacia ella y le sonrió.

"No ocurre nada, es que cuando me dejaron en el salón con las luces apagadas sin querer me golpee con el hombro de alguien." Mentí lo mejor que pude, no me miraba muy convencida pero sabía que no me iba a sacar nada más que eso, tampoco podía probar que estaba equivocada por lo que la dejo pasar.

"Vamos, tu madre te llama, quiere que tomen desayuno juntas" Me apresuro a la terraza y me encuentro con ella vestida como la diosa que es, haciendo una demostración de su imponente figura.

"Debemos hablar." Me miro seriamente, sentí como reprobaba mi atuendo sin decírmelo pero no me importo, me senté con las piernas cruzadas, suspiró resignada.

"Dime, madre" Hice como si no supiera nada, ella suavemente me toma la cara y mira mi mejilla enrojecida.

"Me entere de cómo ocurrió esto." La miré aterrada... esperaba que no supiera nada, de verdad no pensé que le fuese a decir, abrí la boca pero ella simplemente me miro con ternura, y suplicante me acerco la silla a su lado.

"No pensé que fuese a ocurrir esto..." Volvió a suspirar para luego agregar "Zeus se ha encargado del castigo para el marido de Afrodita, por lo que no debes preocuparte."

"Quisiera saber quién te dijo esto, madre" No me miro, tampoco recibí respuesta alguna, sólo dijo "Quédate tranquila, Zeus se encargará de esto, no importa quién lo dijo, es más Zeus fue quien me informo, no tengo respuesta a tu pregunta, mi pequeña Kore, pero descansa me imagino que no querrás ver a tu pretendiente. Por lo que hoy no vendrá nadie más." Eso pensaba ella pero yo ya tenía otros planes.

"Madre, necesito estar sola, iré al lago... no quiero que nadie me siga" Me aproveche, sé que me veía débil y lo utilice a mi favor.

"Ve, hija mía, despeja tu mente y si me necesitas estaré en mi cuarto ve cuando desees" Esto es algo que jamás me había dicho, su cuarto era un santuario, nadie aparte de ella podía entrar a él, ella debía estar muy preocupada por mí para ofrecerme entrar libremente a su cuarto. Asentí y me fui deliberadamente sola al rio.

"Al fin sola" Y me zambullí en el agua disfrute del lago cuando salgo para tomar una bocanada de aire me encuentro con una náyade, no la reconocí al principio pero luego me acorde, le dicen Sophi, y es muy tímida.

"Señorita Kore..." se acerca a mí.

"¿Sophi?... ¿Qué ocurre?"

"Puedo olerlo ¿sabes?"

"¿Oler? ¿Qué cosa? ¿El agua perfumada?" Niega con la cabeza y se ríe.

"Quien pensaría que la joven princesita se está convirtiendo en una mujer."

"¿De qué estás hablando?" Me asuste, no parecía estar en sus cabales, es más parecía ser otra persona pero no podía arriesgarme, estaba intrigada y quería averiguar a qué se refería.

"Hueles a él."

"¿A quién?" Ahora sí, me voy a desmayar no creo poder soportarlo si ella sabe quién es ¡DEBE decirlo!

"Apolo, ¿a quién más?" Se sumerge nuevamente pero no vuelve a aparecerse, me quedé sola nuevamente.

Pasé toda la tarde nadando y disfrutando de la soledad, soñaba en que me volvía a encontrar con mi salvador, porque eso era, mi salvador. Esperaba poder hallar la forma de reconciliar la relación que tenia con mi madre, de verdad esperaba poder estar con ambos, pero que tonta era jamás pensé en lo que me metía, en lo mucho que los iba a lastimar por mi egoísmo...

Mientras tanto en el cuarto de mi madre ella discutía con Zeus.

"Tú no lo viste, él la miraba con otros ojos, como jamás me vio a mi" Estaba recostada en un sillón blanco con encajes dorados.

"Deméter... no seas una niña sabes bien que él es incapaz de amar. La única relación retorcida que ha logrado tener es con Athenea, y ni siquiera es una relación cercana a lo romántico." Zeus la tomaba por los hombros y la acercaba a él de una manera muy intima.

"Ya sé... pero esto me da mala espina, no lo quiero cerca de mi hija ¿entiendes? NO LO QUIERO CERCA" En su rostro se desdibujaba la sonrisa, ahora era como cualquier otra mujer herida y enrabiada.

"No seas estúpida, no puedo excluirlo, ¿sabes lo poderoso que es?" Zeus la sacude intentando hacerla entrar en razón, pero él no sabía que tan testaruda podía ser mi madre.

"Tú eres mucho más poderoso" Intentaba darle ánimos para que hiciese lo posible por mantenerlo alejado de mi y en el intertanto lo seducía, sabía que podía obtener lo que quería con él si ella jugaba bien sus cartas, Zeus era un hombre y sabía perfectamente que Hera no era muy atrevida, no como ella y eso jugaba a su favor, mientras acariciaba su torso con los abdominales marcados.

"Él tiene como aliada a Athenea y eso es algo de temer, créeme si ha sido capaz de mantener a todos los titanes comiendo de su mano hasta este momento no es porque carezca de poder. Más bien es todo lo contrario, con Poseidón nos preocupa eso, pero al parecer él no se ha percatado de ello aún. O eso nos hace creer." Su cara llena de júbilo se tiño con una seriedad nunca antes vista.

"Zeus... yo merecía ser reina, y no puedo permitir que... me arrebate a mi hija, ya me ha quitado suficiente, no permitiré que..." Zeus la besa y la lleva a la cama arrastras, consumando ahí su promesa de mantenerlo alejado de mi madre y de mí.

"Sólo te digo, que no puedo evitar que venga a las fiestas... Pero me asegurare de que no vaya a tu casa."

"Lo sé... sabes que aprecio tu ayuda."

"Cuando desees, siempre es un gusto juguetear contigo en la cama para poder cerrar un trato."

"..." Zeus la vuelve a besar antes de salir por la ventana del cuarto de mi madre, mientras mi madre lo observa partir.

A Requiem for loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora