Capítulo XII: Las Dionisias.

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¿No se aburren?

Cuando llegue a casa mis energías habían sido drenadas, no tenía fuerzas ni ganas. Quería saber de una buena vez quién era, y por qué me besó. Ahora volvía a lo mismo, no era Thánatos, entonces ¿quién? Volví donde había comenzado.

Artemisa seguía con esa energía que no se agotaba nunca de hecho parecía estar más activa de noche que de día, claro que, la diferencia era bastante poca. Y mi madre que decía que yo era un remolino cuando era pequeña ¡Pobre Zeus! Teniendo que aguantar a esta criatura tan antojadiza.

"Deméter, estaba pensando ¿no puedo traer a mi sequito de ninfas? Aquí todas son un poco flojas." Decía con descaro, ya veía como las ninfas de mi madre tramaban algo para arruinarle su estadía, es mas veía que cuando ya nos habían servido los platos para cenar a ella se los trajeron con bastante retraso.

"Querida Artemisa, este lugar es tan perfecto y no lo quiero arruinarlo con esos querubines endemoniados a los cuales tu llamas ninfas." Mi madre parecía volver en sí, de verdad me bastaba con una y me sobraba.

"Querida Deméter ¿sabías que Koré fue invitada a la celebración de la vendimia?" Casi me atragante, esta era mil no cien mil veces peor que las ninfas, ¡LE CONTO! Y yo que le había pedido que lo guardara como un secreto, mi cara tuvo que haber por todos los colores posibles, ya sentía que mi madre me iba a reprochar y a encerrar por toda la eternidad en mi cuarto.

"¿Es cierto, Kore?"

"Sí, madre me llego una carta con las invitaciones" Respondí con el hilo de voz que me quedaba.

"Está bien, Deméter porque yo también iré." Responde rápidamente Artemisa, rescatándome.

"De acuerdo, entonces no hay problema si Artemisa te vigila." Salvada por la loca parlanchina, esto no me lo esperaba. Pero le agradecí para mis adentros.

De repente alguien entra a la habitación. ¡Era Apolo, jamás me sentí tan feliz de verlo! Esperaba que controlara a la loca de su hermana. O que la mantuviese callada. Ahora extraño la soledad.

"Buenas noches, disculpen la intromisión." Se disculpaba caballerosamente.

"¡Apolo!" Dijimos al unísono, Artemis y yo. Nos miramos y ella rio encantadoramente como de costumbre.

"¡Hermano mío, te he extrañado tanto!" Ella se levanta de su silla y corre a su lado y lo besa cariñosamente en la mejilla.

"Artemisa, compórtate. ¿Cuántas veces te he dicho que no debes actuar así?" Ella ríe, y se abraza a él. Y Apolo simplemente suspira resignado, cuando sus ojos se posan en mi me sonríe de manera tan dulce que haría que cualquiera se derritiera, incluyéndome.

"Querido Apolo, por favor acompáñanos. Habéis llegado justo para el postre." Mi madre cortésmente lo invito a que terminara de cenar, él por supuesto no se pudo negar. Se situó a mi lado.

"¿Qué tal te ha ido con mi hermana, Kore?" Quería responderle que mal, pésimo que ella era un dolor de cabeza, que no se callaba nunca, y que era una bocazas, que la palabra secreto no existía en su vocabulario.

"Bien" respondí cínicamente.

"Por favor, dime la verdad, yo sé que es algo revoltosa" ¿Algo? ¿Dijo algo? ¿De verdad?...

"Es un poco... ¿cómo decirlo? Inquieta." Mentí de nuevo, aunque esperaba poder hablar con él sinceramente y decirle que su hermana mayor me sacaba de quicios.

"Debo retirarme, Kore y Artemisa que Apolo se vaya en 30 minutos mas como máximo." Mi madre se levanto abruptamente de la mesa y se fue a su pieza.

"Me he enterado de que iras a la fiesta de la vendimia ¿Ares te mando las invitaciones?"

"¿Y cómo sabes que...? No me digas que tú... " Apolo y Artemisa se miran de manera que delataba que ambos habían tramado todo eso.

"¡Pero claro que sí!" Grito Artemisa.

"Todo ha sido para poder verte fuera de este santuario, me imagine que estabas algo cansada de ver siempre lo mismo, así que convencí a Dionisio de que te invitara." Explicaba tranquilamente su hermano gemelo.

"Lo más difícil fue convencer a ese estúpido."

"Hermana, compórtate."

"Vale, vale." Se cruzaba de piernas con mucha delicadeza a pesar de ser tan bruta tenía unos gestos muy elegantes, quizás no era que fuese bruta sino que un poco atarantada.

"¿Así que todo esto ha sido idea de ambos?" Ellos asienten. ¡Vaya! Y yo que empezaba a odiarla gratuitamente, ahora me siento algo culpable. Debo aprender a no juzgar a la gente.

"¡Apolo te tiene otra sorpresa!" decía arruinando el momento, Apolo se veía algo disgustado con su hermana. Parece que no era solo yo la que pensaba que era un estomago resfriado, porque debía escupir todo lo que sabía especialmente si se le decía la palabra mágica 'secreto'.

"¿Cuál?" Lo mire expectante.

"Pues está en mi carruaje, luego lo vamos a buscar ¿vale?" Yo asentí, él me tomo de la mano. Artemisa se sintió algo incomoda porque por primera vez la vi callarse.

"¿Y esa carta? ¿Me la mandaste tú haciéndote pasar por Ares?" él me mira confuso.

"¿Qué carta? Yo simplemente te mande las invitaciones, no mande ninguna carta... no me digas que... ¡Lo mato! Le advertí que no se acercara a ti"

"¿Qué ocurre, hermano?"

"Ares, le mando una carta a mi Kore." Se sonrojo al decir eso ultimo, me parecía tan lindo.

"Si quieres le pego, Ares es mas llorón que una niñita cuando pierde ¿sabías?" De nuevo ahí estaba contando intimidades de los otros sin que nadie le preguntara... Esperen... esto me podría ser útil eventualmente.

Cuando ya decidimos levantarnos de la mesa, yo acompañe a Apolo hasta su carruaje.

"Espera, antes que nos despidamos... Ten esto." Me alcanza una caja enorme. Yo solo acepto "Espero que lo ocupes para la fiesta de la vendimia."

"Por supuesto" Le sonrió, no me esperaba que me regalara un vestido, así que me acerco y lo abrazo en agradecimiento.

"Esperaba otro tipo de agradecimiento" Él me toma por las muñecas y me atrae hacia su cuerpo, me toma dulcemente entre sus brazos y me besa.

A Requiem for loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora