Capítulo XLIX: Sin hogar.

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Como cuando estás atrapada y no hay salida...

Mi cuerpo ardía, me sentía como si algo me estuviera devorando desde adentro, mi madre y todos los que estaban en mi habitación gravitaban alrededor mío, por un momento me sentí como el titan Helios que llevaba su carruaje al medio del cielo en pleno verano con el calor abrazador sobre mi frente...

"¿Dónde está Hécate?" Insistía mi madre apoyada en el faldón de la puerta, que por cierto acosaba a cada ninfa que pasaba para preguntar por novedades, incluso Hera quien usualmente se mostraba bastante reticente a la presencia de mi madre ahora nos acompañaba junto con otros dioses menores.

Se escucharon pasos estruendosos que se aproximaban a mi habitación "¿La bruja aun no llega?" Preguntó Artemisa, quien dulcemente se posicionaba a mi lado mientras tocaba mi rostro febril.

"Te ves fatal Koré"

"Perséfone..." La corregí hasta que un ataque de tos volvió y me hizo recostarme sobre el diván. Con mi tutora y mi madre ayudándome a sentarme, me sentía terrible, jamás en mi vida me había enfermado, no sabía si los dioses podíamos enfermar, quizás sí, pero yo jamás estuve en batallas como otros dioses. Yo solo paseaba por bellos paisajes y estaba en mi hogar encerrada. ¿Qué me ocurre? Era una pregunta que me hacía muchas veces, y es que... No, tenía que sacar esos recuerdos de mi memoria.

Una de las ninfas llega corriendo, se podía escuchar como sus sandalias golpeaban el mármol con insistencia y rapidez, podría apostar que era de figura atlética, sus pasos no eran tan ligeros como las ninfas que estaban al servicio de mi madre.

Se abre la puerta de par en par mientras una jadeante ninfa de cabellos oscuros se asoma por el umbral. Todos nos volteamos a ver la escena.

"Hécate.... Ha.... Llegado..." Dijo jadeante. Quizás está demás decir que tanto mi madre como Artemisa se levantaron, ambas se miraron.

"Quédate con Kore por favor Artemisa, iré a recibir a Hécate junto con Hera."

Mi madre atravesó la puerta con su túnica vaporosa con premura y se dirigió al encuentro con la llamada bruja.

"¿Crees que encuentren que va mal conmigo?" Pregunte a Artemisa.

"Oh, pequeña, ya sabemos que va mal contigo, tu madre quiere saber si hay cura para ello."

"¿Qué?... ¿Qué tengo entonces? Si ya saben que ocurre conmigo entonces..."

"En realidad tu madre lo sospechaba, solo quiere confirmarlo. Por cierto, por otro lado, Hestia ha llamado a todos los dioses a una reunión. Sabes que viene Hades también ¿no?" Mi rostro se ilumino por un momento.

"¿Hades viene?" Pregunte incrédula y esperando que su respuesta no cambiara.

"Así es, viene porque Hestia llamo a los doce dioses mayores para atender este asunto llamado "Perséfone" y cual seria el curso a tomar."

"No se oye tan bien..." comento, ya que a sabiendas que mi madre tiene gran influencia en esos asuntos.

"No lo sé, supondría que tu madre intentara mantenerte con ella... Pero dime una cosa, ¿realmente eres feliz con tu madre? ¿O quieres quedarte con Hades?"

"No quiero que pienses mal, adoro pasar tiempo con mi madre, ella lo es todo para mí, pero en su hogar me siento ahogada como si no pudiera respirar... con Hades a pesar de estar en un lugar inhóspito siento libertad. Él me dejaba hacer lo que yo quisiera, sin restricciones..." Intente serle honesta, y es que había ocultado por tanto tiempo mis sentimientos reales ¿para qué? Si al final todo se supo y fue peor, no quiero decir que fui víctima de la situación, pero en parte es mi culpa por no haber sido mas abierta con como me sentía y mis verdaderos deseos. Aunque claro, hay que admitir que mi madre me la ha puesto difícil desde siempre, pero creo que al menos le debía ser honesta a Artemisa después de todo ella era una amiga que había estado allí para mi desde siempre.

"¿Sabes que lo que estás experimentando ahora es por culpa de Hades, ¿no?" Artemisa medito un momento intentando morderse el labio para refrenar sus ansias de soltármelo todo de una sola vez. "Hades a su modo también te ha encerrado, Koré." Se sentó y acaricio mis cabellos. "Sólo que creo que tienes razón en una cosa, él si seria más flexible que tu madre con tus deseos. Aun no entiendo como te has enamorado de él... pero..."

"Artemisa, si tuvieras que ponerte en mi lugar ¿Qué harías?".

"Huir, pero tú ya no tienes esa opción." Me regalo una sonrisa melancólica. Sentí que ella por primera vez sentía lástima por mí. Se levanto y se alejó. Entendí que ella necesitaba su espacio, pero es que ¿acaso todos creen que tienen derecho a juzgarme?

Me sentía fatal y Artemisa no volvió a hablarme esas fueron las últimas palabras que la diosa de la caza me dirigió por todo ese día, las ninfas entraron alborotadas a la habitación con mi madre y Hera gravitando alrededor de Hécate la denominada bruja, quien a su vez tenía un aspecto curioso.

Era una diosa con el cabello completamente grisáceo con adornos por toda su cabellera, y como corona llevaba unas espinas que se proyectaban hacia el cielo, y en su cuello llevaba pequeñas mascaras talladas y unidas a las cadenas de oro que cargaba.

A Requiem for loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora