Capítulo XXXIV : Malo, Sátiro malo.

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Estaba completamente oscuro y la temperatura era templada, maldije el no haber traído algo para cubrirme los hombros. Seguí caminando, cuando llegue a la espesura del prado comprendí que estaba suficientemente cerca del bosque, aminore el paso, la verdad es que no tenía la intención de tropezar y ensuciarme con el barro. No quise traer un candil puesto que las ninfas de mi madre notarían la luz. Cuando logro divisar algunos árboles intento caminar con paso firme. Al llegar a la arboleda me encuentro con algunas de las ninfas.

"Señorita Kore, cuidado. Esta muy peligroso el camino, si no es precavida puede caer y lastimarse." Decía Sophi.

"No te preocupes." Le dije con parsimonia. Tenía en cuenta lo escabroso que era ese camino. Ya me había tropezado, para suerte mía nadie lo noto, supongo que a estas alturas comprenderán que mi poco equilibrio no iba a variar con los años.

Era bastante tarde, estábamos en medio de la madrugada en busca de un sátiro, esperábamos poder encontrarlo con éxito, muchas de las ninfas se negaban a que yo estuviese cerca, decían que eran asquerosos y que esperaban que llevara un taparrabo consigo o se desmayarían allí mismos. Otras gimoteaban con curiosidad y vergüenza pero no se sorprendían tanto, esperaban que fuera 'lindo. A veces me preguntaba cómo era que las ninfas siendo tan bellas podían ser presa fácil de esas criaturas tan viles y... obscenas. Me sentí mas espantada sobre el tener que llevarlas a todas arrastras de la impresión después que éste apareciese haciendo demostración de sus tributos. ¡A la casa sin hacer ruido más que el mismo sátiro semidesnudo! Ya me imaginaba en esa situación.

"Kore." Me saludó Apolo quien gentilmente paso sus manos por sobre mis hombros para luego inclinarse y besar una de mis mejillas, rápidamente aparta sus manos y mueve su cabeza en todas direcciones como aclarando sus ideas, yo solté una risita, siempre intentando ser un caballero. A veces me preguntaba en qué situación nos encontraríamos de haberlo conocido primero. Pero no fue, por lo que es mejor que me concentre y deje de divagar.

"Apolo, que gusto." Le contesto a su saludo.

"Kore ¿has visto a mi hermana? ¿Sabes dónde se encuentra?, me parece raro que no esté aquí." Preguntaba Apolo quien intentaba divisarla.

"Sí, fue a rastrear algunas huellas." Le dije mientras me dirigía donde se encontraba Hermes quien por cierto no dejaba de preguntar de si realmente nadie nos iba a descubrir.

"¡Hermes!" Lo salude mientras caminaba hasta encontrarme con él, el dios de los ladrones me sonríe y se acerca también me agarra por el brazo y besa mi mejilla.

"Pero si es Kore, ¿no estás grandecita para hacer travesuras?" Preguntaba mientras posaba sobre mis hombros su capa.

"Gracias, y no. Hace bastante tiempo que no hago travesuras, además... aun me quedan 646 años para seguir haciendo travesuras." Le digo riendo. Él me mira sin comprender totalmente lo que le digo pero no pregunta. "¿Qué tal van los mensajes?" Le pregunto yo esta vez.

"Pues no mucho la verdad, para serte sincero nada del otro mundo..."  Pauso. "Hablando de otros mundos...es que el otro día tuve que llevar un mensaje al inframundo." Abrí los ojos desmesuradamente, agradecí que estuviese oscuro o hubiese delatado mi obvia sorpresa. Él continúo con su historia. "La verdad es que hace un tiempo que veo a Hades, no siempre me recibía. Sin embargo ahora último lo hace. Me cuestiona siempre sobre el Olimpo ¿es raro no te parece? Si tanto quisiera saber del Olimpo es solo cosa de que agarre su carruaje y venga a verlo por sí mismo."

Me encogí de hombros "¿Raro? ¿Es que ya no viene al Olimpo?" Él niega con la cabeza. Guardamos silencio por un momento y luego vuelvo a preguntar "Vaya, ¿y es majestuoso? Digo el inframundo, debido a que no muchos de nosotros tenemos suerte de ir y verlo."

A Requiem for loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora