Nos quedamos en silencio unos minutos, él estaba vistiendo una túnica celeste que hacia juego con sus ojos azul grisáceo y su cabello oscuro, sentía que nuestros atuendos combinaban a la perfección. Lo cual hizo que sonriera, tontamente lo hice muy abiertamente lo cual causo cierto interés de su parte de por qué parecía estar tan divertida. Pero antes de que le explicara aparece otro dios desconocido para mí.
"Señor." Otra aura oscura, la verdad es que eran un poco aterradores. Aunque Hades me había dicho que no tenía por qué temerles, que eran personas nobles y a pesar de que su aspecto duro y frio dijera lo contrario.
"Radamanthys, ¿qué ocurre?" Su tono de voz cuando se dirigía a ellos era bastante dictatorial y emanaba mucha autoridad a partir de sus palabras.
"Zeus lo mandó llamar." Al parecer no podemos estar ni un segundo tranquilos, aunque yo me conformaba con eso. La verdad es que no me importaba si lo veía solo unos segundos. Me bastaba con saber que estaba aquí.
"En seguida voy." Hades me extiende la mano para que me levante, yo la acepto, el jaló un poco mas fuerte haciendo que quedara en sus brazos y mientras uno de los tantos dioses que habitaba él inframundo se volteaba para volver a salón. Hades me besa, fue un leve rose de labios y sin embargo fue tan dulce, no esperaba que me besara, el tomó mi rostro gentilmente y mientras me afirmaba desde la espalda y me acercaba más a él, sentía como su corazón latía, esto hizo que mi corazón también diese un vuelco y lo hacía solo por él. Me puse de puntillas para intentar profundizar el beso pero me separa. De verdad tenía que arreglar esa manía que tenia.
"Zeus." Cierto, él debía ir. Me quedé un momento ahí afuera. Pensando en qué haría, la verdad no lo podía creer que fuese desterrado. Y antes de que ahondara más en mis pensamientos la ninfa del inframundo se acerca a mí.
"Gracias." Me dice Mint que se aparecía entre las sombras, y por primera vez la veo con un semblante amigable en su cara para conmigo.
"No tienes que agradecerme nada."
"Ahora entiendo." Yo la mire contrariada. Pero no la interrumpí. "Vi que te besó" Me aterre cuando dijo aquello.
"No... no fue así tuvo que ser tu imaginación" La verdad es que suficiente peligro corría con Athenea sabiendo. No podía dejar que otra persona más supiera.
"No te preocupes, eres solo el juguete nuevo. Al igual que Athenea." Su lengua mordaz hizo que me arrepintiera de haberla salvado.
"¿Qué quieres decir?" Ella rio maliciosamente.
"¿Te ha dicho que te ama? Creo que no lo ha hecho, por la cara que has puesto. Bueno te informo, él jamás te amará, ni a ti ni a la otra diosa que cree estar siempre en la razón" Asumí que se refería a Athenea.
"No, no me lo ha dicho... pero..."
"Tampoco te lo va a decir, él no te ama y jamás lo hará. Así que por favor no nos molestes, tu jamás podrías sobrevivir en el inframundo así que déjate de tratar de ser su reina, es patético. Todo ese acto de niña dulce y buena." La verdad es que una víbora era menos venenosa que esta ninfa.
"Yo no intento ser su reina" Le dije, aunque jamás lo había considerado ¿Y qué si quería serlo? ¿Lo quería? No, no concentrate.
"Al menos sabes que no puedes serlo. Entretén al señor Hades mientras puedas. Pero él volverá siempre con nosotras."
"¿Nosotras?"
"Sí, mi hermana Leuce y yo." La ninfa sonreía maliciosamente, y sus ojos brillaban por la ira hacia mi persona.
"No entiendo lo que estas tratando de decirme." Trate de irme pero ella me agarro el brazo e impidió que me fuera.
"Lo que quiero decir es que tú has hecho que él cambie. Ni cuando Athenea rondaba por el inframundo él había cambiado tanto, ahora no nos presta atención." Me sentí alagada con el saber que él había cumplido con su promesa de no volver a besar a nadie más. Y el hecho de saber que había cambiado indicaba que yo significaba algo para él. Sonreí lo cual molesto aun más a la víbora hecha ninfa.
"¿Por qué no hablas directamente con Hades?" Le dije puntualizando que yo podía tratarlo de igual a igual. Sé que fue un poco déspota de mi parte, pero la verdad es me aburría soportar lo que ella me decía. No puedo negar que igual hizo que me cuestionara internamente.
"Traté de advertírtelo, pero si alguna vez llegas al inframundo va a ser no porque te conviertas en su reina. Te lo advierto, diviértete mientras puedas pero él volverá a nosotras, siempre lo hace. No eres ni la primera ni la última." No entendía bien lo que ella quería decir pero claramente era algo con lo que no quería lidiar, tenía suficiente con Athenea.
"Dijiste que había cambiado. ¿Hace cuanto que ha cambiado?" Le pregunte.
"No sé... unos meses, creo."
"Y es que acaso tú y tu hermana son algo de él ¿qué clase de relación tienen?." La ninfa hirvió de rabia.
"... Pues... nosotras estamos siempre con él, siempre ha estado solo y él siempre ha sido feliz con nuestra compañía ¿por qué lo preguntas?" me miro interrogante.
"Si yo no significara nada ¿por qué desafía a Athenea? Ella también le ha pedido que me deje tranquila." Está bien lo admito me deje llevar por la rabia, es que quería hacerle saber que él si sentía algo por mí. Y que estaba al tanto de ello. Él lo dijo, él me quiere.
"¡Kore! ¿Qué haces acá? ¡Ah! Mint. Qué bueno que las encuentro a ambas, vengan el banquete ya está por comenzar." Acacia entro justo antes de que ella y yo nos agarráramos de las mechas y nos pusiéramos a pelear ahí mismo.
"Claro, te sigo."
"¿Qué hacías ahí?" Me preguntaba Acacia, preocupada por la otra ninfa. Seguramente estaban todos enterados que ella había intentado golpearme y que Hades la detuvo justo a tiempo.
"..." La ninfa del inframundo solamente se limito a seguirnos.
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A Requiem for love
Storie d'amoreEn un valle idílico, donde las flores y el encierro se contrastan para armar la más bella cárcel jamás antes vista. Mi madre, la diosa de los cultivos y la abundancia, es tan sobreprotectora como poderosa y hace de mi carcelero junto a mis queridas...