¿Por fin lo sabré?
Estaba lista para salir a encontrarme con Apolo, le había enviado una carta explicándole que debía hablar urgente con él. La verdad es que no podía ser tan cínica y pretender seguir con él mientras me había besado fogosamente con otro hombre, es lógico que mi madre no lo quiera aceptar debido a la diferencia de edades, pero estaba claro que tenía un aspecto juvenil. Pero seamos sinceros ¿quién no? Incluso Zeús parecía un quinceañero cuando sonreía, su belleza parecía no perecer, todo lo contrario.
"Koré, ¿estás lista?" La escuche hablándome por detrás de la puerta.
"Casi, salgo enseguida" Mientras me arreglaba una diadema entre mi cabello que lo había elevado para darle una forma más esponjosa.
"Es que tienes visita."Dijo Sophi tímidamente.
"Dile a Apolo que voy en seguida, no me demoro, lo prometo." Sentí como su pie golpeaba el suelo en señal de desaprobación mientras que Sophi suspiraba.
"No es Apolo. Apúrate ¿vale?" Suspire al ver que ella se exasperaba con mi atraso, pero si no era Apolo entonces ¿Cuál era el apuro? Bueno terminé de chequear mi presencia y al ver que todo estaba en su lugar, me dispuse a salir.
Al llegar al recibidor la veo y no traía buena pinta. Se le veía molesta.
"Aquí esta Koré, Athenea" Ella me miro con reproche.
"¡Athenea!" Fingí que estaba emocionada con el verla, pero ambos sabíamos la verdad ninguna de las dos estaba agradada por la presencia de la otra, me temía que me iba a hacer un escándalo. En cambio ella me regalo una sonrisa y vi cierto cariño por mí en sus ojos. Se me olvidaba que ella era perfecta.
"Por favor, hermana, necesitamos estar a solas."
"¡Qué mala! Hace muchísimo tiempo que no te veo ¿y ya me corres?" Athenea asiente, Artemisa finge estar ofendida y se va.
Me ordeno que la siguiese, me llevo lejos donde nadie nos pudiese escuchar, la verdad estábamos cerca de los lindes de el valle de mi madre.
"¿Y a que se debe el gusto de que me vengas a visitar? Hace tiempo que no lo haces, pensé que estabas muy ocupada para visitar a tu ex alumna." Traté de mantener algún tipo de conversación trivial. Temía lo que se venía, el rostro de ella no mostraba mucho, pero podía ver cierta preocupación.
"Tienes que parar esto, Kore." Me dijo en suplica. Yo quedé helada, no esperaba que fuese tan directa. Pensé en que podía evitar esta conversación por un rato más.
"Claro, pero mi madre seguramente se rehúse, ¿sabes? Adora a Artemisa, creo que la está tratando de aleccionar tanto a ella como a mí." Traté de fingir que no sabía a qué se refería, ella me miro un poco distraída, como si ordenara sus pensamientos para poder conjeturar otra frase que me diera signos sobre lo que ella realmente quería tratar.
Ella coloco sus brazos en su cintura y se abrazo, su cabello que era extremadamente largo, sedoso y brillante se mecía con el vaivén del viento. Era digna de todo el respeto que los demás le tenían, era hermosa y un sentido de la justicia que muchos le han de envidiar.
Pero era ilógico pensar que ella no tuviese celos. Era lógico que en ella despertaran celos, era lógico incluso alguien tan perfecta como ella, es más, ella se mostraba digna incluso al venir acá, sabía que ella lo hacía por las razones que creía que eran correctas, no cabe duda. Pero eso no resta que quizás sus celos le nublaran un poco la razón. Es por ello que temía, temía que corriera donde mi madre, pero en verdad lo que más temía era lo que ella me pudiese decir de él.
Sabía que ella lo conocía más.
Sabía que yo no lo hacía, ni siquiera conocía como se llamaba.
"Tu madre no quiere que lo veas."
"¿Te refieres a Apolo? No creo, ella lo acepta como pretendiente" Pregunte haciéndome nuevamente la crédula, ella suspiro, quizás estaba perdiendo la paciencia.
"¿Qué hacia él en tu cuarto?" Fruncí el ceño.
"¿Quién?" Volví a evadir la pregunta, pero sabía que ya no tenía escapatoria, no se me ocurrió nada más, sola estaba cavando mi propia tumba.
"Sabes, Kore, podemos hacer como si realmente no supieras nada, puedes rehuir de mis preguntas pero yo no me pienso ir hasta hablar lo verdaderamente importante." Su voz trémula se acomodo en mis oídos convenciéndome de que realmente debíamos hablar, sentía que para ella era algo doloroso.
"Está bien." Asentí resignada, no quería tener este tipo de conversaciones, no con ella. Le tenía mucho cariño.
"Cariño... de verdad, lo hago por tu bien. No tienes idea..." Se acerco a mí y me tomo del hombro, sentí un aura un tanto maternal emanando de ella. Sabía que no era posible, pero su tono suave y cariñoso intentaba hacerme razonar. Sabíamos, ambas, que esto no nos llevaría a ningún lado.
"Entonces explícame."
"Es complicado."
De nuevo esas palabras, todo era complicado, siempre complicado, estaba harta de tener tantas complicaciones en mi vida.
"Hades" Escupió, fue un murmullo lo suficientemente alto para que llegara a mis oídos, sin embargo con el silbido del viento no logre entender lo que dijo, sólo sé que su mirada reflejaba mucha pena, como si le costara decirlo. Temía preguntar pero debía hacerlo. La miré sin entender y ella me miro a mi, se dio cuenta que no había oído.
"¿Disculpa?" Dije. Ella tomo aire, y como si le costara nuevamente prosiguió, y me explico.
"Su nombre." La volví a mirar confundida.
"..." Seguía sin entender y antes de que pudiese gesticular para que la pregunta formulada saliese a través de mis labios ella se apresura.
"Él se llama Hades, el que gobierna el inframundo" No, no, no, no, no, no. Tenía que ser una broma.
"¿Qué?" fue lo único que pude preguntar, todo lo demás se a conglomeraba en mis labios sin poder salir.
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A Requiem for love
RomanceEn un valle idílico, donde las flores y el encierro se contrastan para armar la más bella cárcel jamás antes vista. Mi madre, la diosa de los cultivos y la abundancia, es tan sobreprotectora como poderosa y hace de mi carcelero junto a mis queridas...