Capítulo XXXV : Planificaciones.

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Aunque hay cosas que no se pueden prever.

A la mañana siguiente me levanto rápidamente, ni siquiera me di un baño, corrí hasta la habitación de Acacia. La abrace con fuerza y me disculpé con ella, mil y una vez.

"Yo también te debo una disculpa. Te he escondido esto durante mucho tiempo." Me preguntaba si esto había sido lo que Sophi me había dicho esa vez hace 4 años atrás, que Acacia me tenía una sorpresa. Así que sin más le explique lo que recordaba, y le pregunté a lo que ella asiente. ¡Por los amantes de Afrodita! Sin querer, golpee la mesa que tenía un jarro de agua por casualidad y mientras lo agarro torpemente para evitar derramar el liquido ella me mira con impaciencia.

"¿Qué?" Le pregunto mientras me cercioro de que no ha pasado nada.

"De igual forma, no es manera de presentarse. Pensé que al menos ya habías aprendido algo con tu madre, pero parece que me equivoque. ¡Vete, Vete! Dúchate primero, péinate. ¡Haz algo! Pero luego de eso seguimos hablando." Me corrió de su habitación, yo me quedé pensando sobre si realmente me veía tan mal mientras sentía como se cerraba la puerta a mis espaldas. Fui a mi habitación tal y como me había ordenado, me metí en el baño y me lave para luego desenredar mi cabello, la verdad es que quería cortármelo pero siempre pienso en Hades, lo cual hace que me retracte. Escogí un chitón de color purpura y mientras me alejaba de mi pieza me cruce con Rosa.

"Señorita Kore su madre espera en la habitación." Me dice entremedio de algunas sabanas y cojines apilados en sus manos, intenta indicarme cual habitación pero evito que haga algún movimiento brusco, temo por ella que deje algún desastre en la casa. Camine hasta donde me imagine que podría estar mi madre.

"Madre" dije para luego hacerle una reverencia. Ella me mira satisfecha.

"Hija mía has crecido tanto, tu belleza podría rivalizar con la misma Afrodita." Me saluda de vuelta, sus halagos no son más que palabras de cortesía. Y mientras se llevaba una taza de té a su boca, me hace un gesto para que me siente en una de las sillas que eran adornadas con lujosas joyas.

"Me estabas buscando ¿puedo saber la razón?" Le digo intentando mantenerme bien sentada y con la espalda recta.

"Sí, ya sabes que han pasado cuatro años de ese incidente y en vista de que ya estas más madura... "

"Sí, madre, por favor ve al grano."

"Apolo quiere pedir tu mano en matrimonio." Espetó finalmente, no me sorprendí era de esperarse sin embargo no tenía ni la más mínima intención. "Pero sé que no quieres saber nada de hombres desde lo ocurrido. Así que le he negado su petición, sin embargo me gustaría que comenzaras a considerar tus posibilidades." Hablaba con seriedad, la verdad es que tenía claro que había un tras fondo para ello.

"¿Es que acaso Zeus te está pidiendo que vuelva a sus fiestas?" Pregunte.

"¡Insolente!" dijo mientras soltaba la taza en el plato. "Pero a decir verdad, sí, he tenido algunas reuniones con Zeus tratando de intermediar a tu favor, mi querida y pequeña doncella. Y tanto él como yo cree que ya ha sido suficiente tu castigo y no lo creerá hasta que te vea asistir a una fiesta, me sentiría más segura de saber que posees a un pretendiente único, para así espantar a algún otro que se atreva a fijarse en ti." Confiesa. "Ya que no queremos que vuelva a suceder algo parecido como con el dios de los muertos." Termino de acotar algo compungida. Aun no entendía bien la relación que había tenido mi madre con Hades. Pero sé que le dolía de sobremanera el hecho de que él se haya fijado en mí. Como si fuera la peor broma que el destino le podría haber pasado.

"Pues dile a Zeus que no me interesa, no quiero ir a sus fiestas, no quiero encontrarme con Ha..." Antes de que terminara de pronunciar su nombre mi madre se para y me captura la mano.

"Lo sé, cariño, no te preocupes. No quise tratar de culparte, nada de esto ha sido tu culpa, mi pequeña niña." Me abraza." Yo me encargaré, por lo pronto no deberías preocuparte, él ya no asiste, solo se ha relegado lejos del Olimpo. No debes temer más por aquel." Tenía el presentimiento de que esas reuniones de mi madre con Zeus tenían que ver con el hecho de que él no quiera asistir a las veladas. Me preocupo el hecho de que por mí tuviese que perder el contacto con todos.

"Gracias, madre. ¿Era esto lo que querías discutir conmigo?" Le pregunto tratando de apresurar la conversación, yo quería ir a hablar con Acacia. Ella me debía una explicación.

"Sí, puedes retirarse si quieres." Me acerco para besarla y luego retirarme.

Al llegar a la habitación de mi confidente entro sin si quiera tocar, cierro la puerta y me acerco a ella con paso ligero.

"Te has demorado más de lo acostumbrado."

"Tuve una conversación con mi madre, ahora ¿me vas a explicar que quisiste decir?" Le pregunto mientras busco sus ojos pero ella solo los aparta de mí.

"Pues... claro, te lo explico. Cuando te vi tan mal decidí ir en busca de él, quería escuchar de él sus disculpas, que lo lamentaba, pero no sabía cómo llegar al inframundo. Solo sabía que él solía sobrevolar por acá para dirigirse al Olimpo. Así que se me ocurrió saber de dónde venía. Pase dos días acampando fuera hasta que di con los lindes de este bosque, me encontré con un páramo la verdad es que si no lo vieras no lo creerías, la línea divisoria está muy clara." Comenzó a divagar.

"Acacia, al punto." La apresure.

"En el páramo caminas y caminas, el frio es horrendo ¡No hay nada de vegetación! Al llegar a las faldas de la montaña veras una gran caverna, por ahí salen los corceles de Hades tirando de su carruaje. Jamás entre, y me temo que tampoco lo haré." Confeso finalmente mientras yo rebuscaba en mis memorias, no sabía si podría entrar al inframundo, pero valdría la pena. Solo necesitaba convencer a Artemisa y a Acacia a que fueran a buscar flores conmigo, digo. Eso es lo que le diremos a mi madre. Solo deseo poder verlo nada más.

"¿Cuánto te demoraste?" Pregunte sin poder ordenar por completo mis pensamientos.

"¿No me oíste? Pase 2 días acampando, pero luego de encontrar último lugar donde acampar. Hm, la verdad te demoras como unas dos o tres horas a paso apresurado y constante, sería más rápido ir a caballo." Dijo mientras se levantaba de hombros.

"Hecho, iremos mañana, le diré a Artemisa que nos acompañe, necesito que la distraigas yo solo le echare una mirada a la cueva mientras la distraes." Dije luego de armar todo en mi cabeza.

"¿De verdad vas a ir? Hades hace mucho que no sale, dudo que lo veas." Instó la ninfa que me miraba desesperanzada. Y como siempre, estaba al tanto de que Hades no salía del inframundo.

"Al menos podre decir que lo intente." Dije mientras me iba a la habitación de Artemisa, nuevamente era seguida por los ecos de mis zapatos que galopaban conmigo.

"¡Artemisa! Mañana ten listos los caballos, iremos en una expedición." Le dije mientras me afirmaba al umbral de la puerta, ella se giro con la mirada iluminada y chilló de alegría. Ya estaba todo decidido, ahora era de esperarse que todo estuviese a mi favor mientras que mi madre dijera que si, ¿Por qué no hacerlo? Después de todo iba acompañada por dos maravillosas escoltas que se asegurarían que nada pasara.

Al ir a la cocina fui en busca de la ansiada ambrosía, tenía algo de apetito y como mañana seria un viaje largo decidí ir y saciar primero mis necesidades del cuerpo para no sufrir luego de agotamiento, agarre una de las jarras que contenía la ambrosía y lo vertí en un vaso. Lo bebí, su olor fragante y embriagante me reconfortaba, sentía como el calor de la bebida curaba y restauraba todo mi cuerpo, me sentí vivaz y con fuerza. Esperaba que con esto fuese suficiente para mañana, no es que no pretendiera comer ni nada, pero prefería no consumirlo muy a menudo, algunos dioses se volvían adictos; tales como Dionisio.

Finalmente fui a la cama pensando en que quizás, si los planetas se alineaban logrando que la suerte me sonriera, lo vería. Después de todo las Moiras lo predijeron que estaría enamorada hoy y en el futuro. Pero me pregunto por cuanto será su predicción y si eso llegaría realmente a cumplirse tal como ellas lo habían predicho.

A Requiem for loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora