Capítulo XIII: Reflexiones

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Es momento de hacer un recuento.


Al llegar a mi cuarto me abalanzo sobre el regalo de Apolo, si él seguía así seguramente en algún momento mi corazón cedería y se abriría de eso estaba segura, sé que suena algo egoísta pero la verdad es que aun sigo queriendo tener una vida sin complicaciones y sin tener que hacerme tantas preguntas. Sin tener que desconocer su nombre, de no saber si me vendrá a ver o no, de si me necesita... de si me quiere o siente algo por mí.

Al abrir la caja veo un hermoso chitón color champagne de seda con unos pequeños diamantes en la parte del pecho, curiosamente este chitón era algo particular, este en vez de llevar las piernas descubiertas a los lados el tajo lo llevaba al medio y era cubierto por un poco mas de seda. Daba la impresión de que sería difícil caminar con aquel chitón, pero me sentí halagada al ver que se preocupaba de los detalles.

Y la espalda se trenzaba con pequeñas tiras de seda que bajaban hasta la cintura o eso esperaba. Admire el vestido, era realmente hermoso, el único detalle el cual me preocupaba era que me daba la impresión de que traslucía. Pero se lo dije, le dije que lo usaría.

Me recosté sobre mi cama y me abrace a unos cojines, saque la pequeña caja que contenía el narciso cristalizado. Lo besé, esperando que así me expiara.

Suspiré y pensé en todo lo que ha ocurrido, en cómo he cambiado, en cómo poco a poco siento que mientras más conozco a los dioses del Olimpo más me voy corrompiendo a mí misma, incluso he decidido ir por el camino más fácil, si bien es cierto es el que siempre he conocido, siempre reclamaba por ello. Y ahora lo sigo sin negarme, simplemente lo sigo a pesar de saber que está mal.

Miento, no solo le miento a los demás, me estoy mintiendo a mí misma, intento ser alguien que no soy. Estoy lastimando a muchos dioses que son inocentes, a Apolo cuando él ha sido lo mejor, no, él ha sido más que eso, él es perfecto, pero no lo amo y él cree que si. Me siento horrible sin embargo no he hecho absolutamente nada por cambiar, y dudo que lo haga.

Y si hasta ahora se me ha hecho difícil, ¿se imaginan una eternidad? Con alguien que no aman, con alguien que ha sido maravilloso... pero que uno no le puede responder, quizás hablo de mi inexperiencia. Pero de verdad ¿se podrá amar a alguien cuando uno lo elija?

Quizás... quizás uno pueda eso espero, pongo todas mis esperanzas en ello. Y ruego por no lastimar a Apolo, él no se lo merece.

Y así me quedé dormida, sintiéndome mal por todo lo hecho, pero no sabía qué hacer, no tengo a quien confiárselo. No sabía si me apoyarían.

A la mañana siguiente seguí con mis quehaceres, mi madre esta vez parecía más compuesta y nos observo durante todo el día, he de comentar que al menos borde algo mejor que Artemisa y se supone que es mi maestra.

"Artemisa lo estás haciendo todo mal" la reprendía mi madre, Artemisa hacia pucheros haciendo excusas tontas como que la culpa no era de ella sino de la aguja o que el hilo de bordar tenía algo contra ella.

"Madre, creo que he terminado." Me mira atónita.

"¿Qué es esto?" Mi madre parece no entender mi bordado.

"Son flores madre, flores." Le explico, pero no veía que haya hecho algo malo, eran simples flores que salieron de mi imaginación.

"¿Por qué has elegido esas flores?" Su cara mostraba horror, mi bordado la espantaba. Me preguntaba si tan mal había bordado, jamás había puesto esa cara.

"No lo sé, me parecieron apropiadas, ¿no crees que está bien hecho el bordado? Trate de hacerlo limpio..."

"El bordado está bien, ¿de dónde has sacado estas flores?" Insistió con el tema de las flores, yo no comprendía nada, de verdad. Pensaba que eso era lo que a ella le gustaba por eso lo había bordado.

"No lo sé madre, pero ¿Qué ocurre, que tienen de malo?" La mire bastante contrariada.

"Son las flores que se utilizan en los rituales funerarios, Koré." Artemisa también tenía ese semblante serio.

"Pensé que eran flores cualquiera. " Me trate de disculpar, pero no sabía bien porque me disculpaba, ¿Qué había de malo con esas flores?

"Quiero que lo botes y hagas uno nuevo, Artemisa quédate con ella hasta que lo termine y asegúrate de que esta vez no se ponga a bordar alguna otra tontería." Mi madre parecía estar disgustada, por suerte tuvo que salir.

"¿Te volviste loca? ¿Cómo se te ocurre bordar eso?" Me abordo rápidamente en cuanto mi madre salió de la habitación.

"Disculpa... no sabía que se iba molestar, además jamás las había visto"

"¿Jamás?" Preguntocon cierta desconfianza.

"No, nunca. Quizás soñé con esas flores, la verdad no sé." Artemisa se acerco a mí y me acaricio la mejilla.

"Sé buena y no te pongas a bordar tus sueños, mejor borda todo lo que veas en este santuario." Parecía tener sentido, así al menos no me metería en problemas.

"¿Pero que tienen de malo?" Le pregunte, la joven diosa de la casa jugueteaba revoloteando por ningún lado, pero luego me tomo en serio al ver que hubo una pausa prolongada, quizás pensaba que solo le hablaba al aire, me miro, sus ojos se mostraban divertidos, por primera vez no la estaban retando a ella. Yo sabía perfectamente que a pesar de no decírmelo, yo lo sabía, ella lo estaba disfrutando. Mientras tomaba sus muñecas vigorosamente como deteniéndose, creo que buscaba las palabras correctas para así no comprometerse demasiado. Estaba siendo astuta, algo que hasta ese momento no conocía de ella.

"¿La verdad? Nada. Tu madre es un poco susceptible al tema del inframundo y todo lo que tenga relación con ello." Quise preguntar más pero me detuve, no quería causar sospechar.

"Necesito preguntarte algo." Artemisa se volteo y me sonrió como de costumbre, al voltearse veo como se refleja el sol en una de las horquillas en forma de media luna que estaba entrelazado con su cabello alborotado.

"Claro, pregúntame lo que quieras."

"¿Alguna vez has estado enamorada?" Ella me mira divertida y se echa a reír. No le veía la gracia, ella al ver mi reacción entre risas me responde.

"No creo en eso, creo que algo tonto. No es que no crea que tu y mi hermano se quiera, pero creo que no es algo por lo cual yo viviría, creo que lo tiene un poco sobreestimado." Ella me hablaba desde su punto de vista, y me pareció que tenía razón en algo, que esto del amor es algo que esta sobreestimado, porque no se parece en nada a todo lo que dicen, es lindo al principio, pero luego todo se complica y hace que uno quiera salir corriendo espantada.

"Quizás tengas razón... yo aun no..."

"No te desesperes, estoy segura que lo querrás tanto como él te quiere a ti." Trato de calmar mis dudas.

A Requiem for loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora