Capítulo XXI: Opciones.

1.7K 167 7
                                    


Sólo tengo 2 en mente...

¿Esa era Athenea? Me cuestione eso durante toda la semana, de verdad no me imagine que ella me chantajeara con tal cosa. Justo cuando por fin tenía un avance con Hades... La verdad debo admitir que lo estaba pensando, no sé qué hacer. Debía alertarlo de que Athenea planeaba algo.

"Kore, Kore. Disculpa." Acacia entraba a mi cuarto con un ramo de flores. Si no hubiese estado metida en mis problemas me hubiese animado a oler las flores, pero simplemente deje que entrara y que se fuera lo más rápido posible. Ni si quiera me detuve a pensar en que debía darle las gracias por habérmelo traido, a pesar de que ni ella se molesto en acusarme y encararme por mi falta de cortesía. Lo lamento, Acacia. Pero mi mente está en otro lado.

"¿Qué hago?" Me preguntaba constantemente y no podía llegar a una respuesta, estaba claro que lo que menos quería era que desterraran a Hades. De igual forma ¿era posible? ¿Realmente se le podía desterrar? Mi cabeza se consumía por las preguntas constantes que me hacía, pero ninguna tenia respuesta. Sólo sabía que dependía de mí decidir su futuro. ¿Realmente podría hacer eso? Yo sabía que era vivir encerrado en un solo lugar y no se lo deseo a nadie, pero no me imagino sin él. ¿Podré apartarlo? Podré realmente decirle fríamente que no lo quería a mi lado ¿podría?

Así pasaron los días, y poco a poco incluso en el valle de mi madre llegaron a alojarse ninfas, al parecer esta fiesta era algo grande. Corrí a la cocina en busca de Acacia al llegar me detengo para abrir la puerta, suspiro, no estaba allí. Y ya la había buscado por todos lados. Me detuve unos segundos para arreglar mi cabello que estaba en toda mi cara e impedía que viese bien.

"Cariño, ¿qué ocurre?" Me cuestionaba una de las ninfas que estaba en la corte de mi madre mientras sostenía la puerta para que entrara, había un revuelo, platos iban y venían, la verdad es que con tantos invitados era de esperarse que la cocina fuera un lugar de batalla. ¡Oh, por todos los dioses del Olimpo! Ya estoy hablando como la lunática esa.

"Busco a Acacia ¿sabes donde la encuentro?" Se lo pensó un momento y negó con la cabeza. Mientras yo me volvía sobre mis tobillos tropiezo con una de las ninfas, era una ninfa pequeña y menuda tenía el cabello de color negro y era muy pálida, no alcance a verle los ojos pero daba la sensación de que fuese bastante joven.

"¡Ten cuidado!" Bramó la ninfa de figura pequeña, incluso podía parecer un niño si no fuese por su rostro tan bello y la voz melodiosa que se caracteriza en las ninfas como ella. Sus ojos iracundos destellaban y me miraban acusándome de mi torpeza, la verdad es que en ese lugar apenas se podía caminar, mejor me iba. Después de todo no se encontraba ahí.

"Lo siento, lo siento." Ella olía a menta, pero no fue algo que llamase mi atención, no hasta después. Porque rápidamente me fui de allí en busca de mi amiga.

Revolví el jardín en busca de Acacia y nada, por lo que me dirigí a su habitación para ver si tenía suerte, después de todo ella eventualmente llegaría a su habitación. Tropecé varias veces con las nuevas ninfas, muchas se reían de mí y la carencia de sutileza que tenia al caminar, la verdad es que daba trompicones a medida que caminaba, además el piso de mármol no me ayudaba en lo absoluto, especialmente cuando aun tenía algo del roció de la mañana.

"¿Qué haces acá?" Le preguntaba mientras abría la puerta. Estaba agotada había corrido por todo el valle en su búsqueda.

"¡Estamos todas invitadas! ¿No es maravilloso?" Gire mis ojos, no me lo esperaba y sin embargo no pude compartir con ella su alegría, simplemente quería jalarla y llevarla a algún lugar. Necesitaba una opinión, fuese la que fuese.

"¿Cuál crees que es el que mejor me va? ¿Rojo o Azul?" Mire ambos vestidos, ambos extremadamente reveladores y si bien es cierto Hades me había advertido que los dioses abusaban de las jovencitas como mi amiga, preferí no hacer comentarios negativos sobre los vestidos.

"Ponte este." Agarre cualquiera, la verdad ni me fije, pero parecía un mantel. Ella se lleva las manos a la cintura.

"¿Quieres que me ponga eso? ¿Te has vuelto loca?" Me quito esa túnica horrible de las manos y la lanzo lejos.

"No me di cuenta, agarre el equivocado" Mientras revolvía entre sus vestidos encontré uno lo suficientemente recatado sin pasar a ser aburrido.

"¿Y bien?" Ella esperaba que la ayudara y en este momento con tantas cosas en mi cabeza no era la indicada, pero hice lo que pude. Rogué que fuese perfecto y que le gustase. Y lo más importante que no diera la impresión equivocada.

"¡Vaya!" Sus ojos me mostraban sorpresa, pero parecía de esas sorpresas buenas.

"¿Y qué tal este chitón de color celeste? Me parece encantador." Yo misma me quedé perpleja.

"Bueno, este será para el primer día. ¿Y los demás qué?" Perdón, escuche bien ¿cierto? ¿Más días?

"Acacia, es una sola fiesta, no necesitas más que un vestido, a menos de que te quieras cambiar cada media hora."Puntualice a mi ególatra amiga y confidente.

"¿De qué estás hablando? Esta fiesta dura una semana. ¿Por qué crees que se han tenido que alojar acá?" ¡Por Zeus! Yo solo tenía un vestido. El que me había regalado Apolo... ¿qué iba a hacer? ¿Por qué nadie me dijo nada antes? Trate de no caer víctima del pánico.

"Por cierto, se me olvidaba. Te mandaron esos vestidos, te los tenía que haber entregado ayer, pero se me olvido ¿me perdonas?" hablaba sin prestar mucha atención estaba concentrada en la búsqueda de vestidos. Yo me arrime donde pude, y cargue las cajas hasta su cama.

"¿Quién las envió?" Ella solo se levanto de hombros. Al abrir las cajas vi todo tipo de vestidos, colores, traían incluso accesorios. Accesorios que hacían juego con mi anillo...

"¡Kore! Pero que generoso es Apolo..." Su voz tenía un dejo de envidia y la verdad es que tenía razón, quien me lo envió fue muy generoso...

"No fue Apolo" Le digo. Ella me mira complicada.

"¿De qué estás hablando?" Suspiré, de verdad tenía que contarle, al menos una parte para que me diera un consejo.

"Acacia... tenemos que hablar." Ella me miro ahora preocupada, jamás había ocupado esas palabras con ella, por lo que lo más lógico fue que corriera hacia mí y lanzo todos los vestidos lejos de su cama.

"Te escucho." La verdad no sabía cómo abordar el tema.

"Acacia, es que tengo una duda. Mira imagínate que Apolo no fuese mi pretendiente ¿bueno?" Ella asiente obedientemente. "Bueno, ambos estamos enamorados o al menos yo, pero él no pertenece a este mundo, y si mi madre o Zeus se enteran lo... matan." Trate de ser lo más próxima a la realidad.

"Pero Kore ¿para qué te pones en esa situación? No es que algo así vaya a ocurrir con Apolo." Trato de callarla y decirle que es algo que me ha venido molestando, una curiosidad simplemente.

"Y bueno, viene otra diosa que me dice que lo deje o se lo dirá a Zeus para que lo dest... mate. ¿Qué harías?"Fije mi mirada en cada una de sus acciones, primero ella quiso gritarme que estaba leyendo muchas novelas humanas y que eso hacía que fantaseara tonterías, pero luego se resigno y decidió darme una respuesta que me dejara mas conforme dada las circunstancias.

"Simple" Dijo finalmente, tomando así mi atención, para luego continuar luego de haberse cerciorado de que no me lo tendría que repetir. "Si le quieres entonces lo dejaras ir. Es mejor saber que está vivo a saber que no va a estar acá. A menos claro que pretendas irte a vivir al inframundo para verlo siempre." Me decía haciéndome saber que tenía una tercera opción. ¿Pero la podría considerar como una opción?

A Requiem for loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora