Durante el banquete guarde silencio, en esta oportunidad no hubo ese momento de libertinaje porque estaban todos tan ebrios y desinhibidos que podían montarse ahí mismo los unos a los otros, gracias a Zeus y probablemente Hera, habían puesto unas tiendas afuera para las parejas que quisieran estar a solas. Me lo pensé por un momento y me entro cierta curiosidad, pero rápidamente lo descarte mis mejillas se encendieron rápidamente de un color rojo, por lo que supuse que no estaba preparada para eso. Ni ahora ni nunca, o al menos eso creo.
"¿Qué ocurre Kore?" Me preguntaba Acacia mientras me indicaba que mi plato no había sido tocado aún.
"No, no es nada." Le dije tratando de llevarme algún bocado a la boca, pero la verdad es que estaba nerviosa, vislumbre la figura despampanante de Athenea, y no supe que hacer, la verdad es que no me la quería encontrar y hasta ese momento todo había sido perfecto. ¿Cómo le diría a Hades que ya no lo quería, cuando de verdad sería capaz de irme hasta el inframundo con él? Pero no era una opción, no para mí al menos.
"¿Señorita, Kore?" Preguntaba la víbora del inframundo.
"Dime, Mint."
"¿Sabías que Hades solía recibir a Athenea en su cuarto? Nadie podía entrar ahí. Se nos tenia restringidos a todos." Decía ella con un dejo de malicia en sus palabras, esto hizo que me sintiera insegura. Él me había dicho que no había nada entre ellos ¿pero realmente podría creer en algo así? Bueno, Athenea también me lo confirmo.
"¡Hey! No hables así de tu señor. ¡Te van a reprender!" Decía Acacia exaltada por los cotilleos de la ninfa. A pesar de qué sabia que ella adoraba enterarse de ese tipo de rumores, sabía que algo andaba conmigo y Hades. No sabía bien qué pero ella me conocía y yo la conocía a ella lo suficiente para saber que ella sospechaba de mí.
"Acacia, no te preocupes. ¿De verdad Mint? Yo te creo. Después de todo Athenea es una mujer maravillosa, cualquiera de estos dioses desearía tenerla cerca." Le respondí tratando de disimular delante de Acacia de que el tema estaba zanjado y que no me interesaba enterarme de las intimidades de nadie. A pesar de que me estaba muriendo por dentro.
"Querida Kore." La voz severa y estridente de Athenea repico en mis oídos. Me voltee lentamente para tratar de recomponer mi cara.
"Athenea, qué gusto." Le dije mientras fingía una sonrisa. La víbora se quedó boca abierta, esperaba que la diosa de la sabiduría no la hubiese escuchado.
"Mint, me gustaría que después me acompañaras, hubo algo en tus comentarios que no me agrado. Y creo que merezco una explicación." De verdad creo que soy una de las Moiras o algo así, no puedo creer que haya adivinado el futuro. Pero ¡Qué feliz era! Atraparon a esta ninfa odiosa. Pero también me atraparon a mí.
"Kore, me gustaría hablar contigo." Dijo firme, y mientras que con sus ojos revisó la sala finalmente sentencio. "A solas." Lo que más me temía.
"Claro."Le dije obedientemente. Sabía que no podía escapar. Yo seguí a Athenea a un lugar más tranquilo y silencioso.
"Kore, debes hacerlo." Sus ojos se posaban fríos en mí.
"Pero..."
"No hay pero qué valga. Debes hacerlo, te daré hasta pasado mañana. Tengo entendido que ustedes solo vienen por tres días. Lo suficiente para que le empieces a dar indirectas de que ya no lo quieres ver más." Sus ojos eran como dagas que atravesaban mi piel y mi alma, me sentía totalmente expuesta.
"..." No quería, de verdad que no quería que las cosas sucedieran así. Ella poso sus manos en mis hombros y me abrazó. Trate de liberarme pero no pude.
"Lo siento, de verdad. Yo no quiero hacer esto." Decía con un dejo de amargura.
"Sólo estas acatando ordenes, lo sé." Trate de sonar condescendiente lo más que pude, no estoy segura si lo logre o no. Pero ella parecía lo suficientemente satisfecha para dejarme ir.
Y mientras me dirigía al salón, me lo encuentro, aquel hombre que emanaba esa aura tan oscura. Hipnos. Me aproxime para hacerle saber que me encontraba.
"Buenas noches." Le dije. Él se fijo en mis manos, yo trate de esconderlas, pero él simplemente me volvió una sonrisa y me hizo reverencia. ¿Qué estaba pasando?
"Buenas noches..." Me respondió, sin embargo sentía que ahora sus facciones se habían ablandado un poco.
"Necesito hacerte una pregunta." Le dije directamente. Él no vaciló, simplemente asintió y se sentó esperando. Sus ojos sentían que me evaluaban constantemente, luego sonrió con cierta satisfacción no sabía si tomarlo como algo bueno o no. Pero ya que estaba ahí debía aprovechar.
"¿Qué tal es el inframundo?" Eso era lo que quería saber, quizás saber aquello era fundamental para así tomar una decisión respecto a lo que Athenea me pedía.
"Esa pregunta se la puedes hacer al Señor Hades." Me respondió, sin embargo sentía que sus palabras eran sinceras y que no era que no quisiera responderme, quizás pensaba que era mejor que oyera la perspectiva de Hades.
"Necesito saberlo. ¿Cómo es?" Él solo suspiro.
"Pues, es bastante oscuro, la poca luz que llega proviene de la tierra, el suelo es infértil. Solo crecen algunas plantas. Y en general todo es bastante desolador, pero en el palacio de Hades a pesar de que todo sea frio y lúgubre es bastante... es..." Sentí que se ablandaba, me acerque para poder oír mejor. Y veo que sus ojos brillan con mi anillo.
"¿Es?" Le pregunte insistente.
"No es algo que se pueda decir con palabras, pero mi señora, usted lo podría llamar su hogar."
"No soy una señora, apenas me reconocen como señorita." Le dije un poco enfadada. Él solo me sonríe, la verdad no entendía que le causaba tanta gracia. Era verdad siempre me trataban como una niña y ahora como una señora. ¿No había un punto medio?
"Si me permite." Él toma mi mano y me hace una reverencia, luego apunta a mi anillo.
"No comprendo." Le dije.
"No es necesario." Y sin más se fue.
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A Requiem for love
RomanceEn un valle idílico, donde las flores y el encierro se contrastan para armar la más bella cárcel jamás antes vista. Mi madre, la diosa de los cultivos y la abundancia, es tan sobreprotectora como poderosa y hace de mi carcelero junto a mis queridas...