Promise

3. Magnifico

No puedo huir, sería ridículo, además no sé de qué me preocupo. Digo él ni siquiera debe recordar quien soy. Me ignoro de forma monumental así que no tengo nada que temer.

—Aquí tiene su café.

—Gracias.

Sí. Tal y como pensé ni si quiera me vio.

Se queda durante dos horas aproximadamente mientras lee un libro y toma café. Yo por mi parte sirvo y preparo bebidas como siempre, esperando por mi hora de salida.

A las 7:30 termino mi turno y cuando me dispongo a salir del lugar, mis ojos se topan con los azules del pianista.

— ¿Tú sabes cuando tocan en este lugar?

—Amm... yo... — Me abofeteo mentalmente por no contestar de forma rápida, pero es que esos ojos me dejaron atontado. — Si, cada viernes y sábado.

—Gracias.

Y sin más se aleja.

Bueno... al menos ahora puedo decir que ya no fui ignorado monumentalmente por el pianista de ojos azules del cual ni siquiera su nombre conocía.

Magnifico.

Al salir, la fría noche de Nueva York me da la bienvenida y yo soy feliz por una bienvenida como esa, por una bienvenida de la ciudad que amo.