10. Lo siento Alec

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Llego lo más temprano que puedo a las oficinas donde presentare mis bocetos por segunda vez y una larga fila de chicas y chicos esperando su turno me sorprende a penas entrar.

Pasan al menos 2 hrs antes de que llegue mi turno para entrar, la habitación es pequeña y sencilla, una simple mesa bastante larga con el fin de que las personas que vean tus bocetos queden en una esquina y tú en la otra, supongo que de esa forma el rechazo es menos duro.

—Buenos días—Tengo que calmarme o notaron lo emocionado que estoy por esto.

—Magnus ¿cierto? — Asiento de inmediato. — Muéstranos tu trabajo.

Sin esperar más saco el portafolio donde todos mis diseños están guardados, procuro sacar imágenes nuevas, que están preparadas para ocasiones como estas. Coloco al menos 6 dibujos en la mesa cuando noto que las personas que deberían estar viendo mi trabajo, en realidad se encuentran enfrascadas en su teléfono o tomando notas.

El hombre de traje y con porte de rico, observa de forma detallada los dibujos que voy colocando sobre la mesa por unos segundos.

—Es suficiente Magnus, gracias.

Me quedo estupefacto, solo he colocado algunos dibujos en la mesa, no puede ser que sea suficiente.

—Puedo, mostrarles otros... si quieren.

—No, gracias. Fue suficiente.

Solo logro asentir con la cabeza y comenzar a guardar mis bocetos de nuevo en el portafolio, de forma rápida y descuidada.

—Gracias, fue... genial.

Me contengo y cuando por fin estoy en mi caro, lanzo el portafolio a la parte de atrás y golpeó el volante con las manos.

Siempre la misma historia. ¡Malditos! ¡Que se vayan mucho a la mierda!

Puedo decir que el camino a casa no es muy agradable, la verdad si me entristece que la gente no me dé siquiera la oportunidad de explicar mi trabajo, de demostrarles lo que soy capaz de hacer. Al girar por 189 2nd Ave, no puedo evitar que mi mirada se dirija al cine y recordar la cita o salida que tengo hoy.

Y todo rastro de mal humor desaparece.

*****

Estoy decidiendo entre la camisa vino o la camisa negra, cuando Cat entra sin tocar para darme un aviso no tan agradable.

—Camille ya está aquí.

—Cam...

No puedo terminar la frase, cuando ya tengo a Camille colgada del cuello y sus labios sobre los míos en un beso rápido.

—Sebs llego de India más temprano, los veremos en el restaurant... ¿Lo olvidaste Magnus?

Mi cara debió delatarme, pues si lo había olvidado por completo, me llevo la mano a la frente.

—Sí, yo... lo siento. Demonios lo olvide.

—No importa amor... aún tenemos algo de tiempo. — Su celular suena en ese momento y lo atiende de inmediato.

—Me cambio rápido y te veo abajo. ¿Lo siento?

Ella solo sonríe y asiente para luego besarme y salir.

—Maldita sea Magnus... cómo pudiste olvidar eso... —Me digo a mí mismo.

Me veo en el espejo y lo único que puedo pensar es en Alec, no tengo su número ni forma de avisarle, pensara que lo deje tirado y... sí, pero no puedo escapar de esto.

Joder.

Lo siento Alec.

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