30. Un último viaje

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"Otro secreto del universo: a veces el dolor era como una tormenta que venia de la nada. La mañana más despejada del verano podía terminar en un aguacero. podía terminar con rayos y truenos. "

~Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo~

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Cuando el día de irnos de viaje llego ya había pasado un mes y medio de la noticia y se notaba y aún con eso no cancelamos nada pues Max estaba emocionado y había recuperado un poco su alegría.

Viajamos a Myrtle Beach.

Un lugar hermoso en fotos pero aún más en persona. Yo conocía el mar y Alec también por lo que era una situación normal, pero al ver la emoción en el rostro de Max nos quedamos sorprendidos.

Luego de ingresar al hotel y dejar todo listo llevamos a Max a la playa, y vaya que su expresión fue la cosa más gratificante.

El pequeño se quedó parado unos segundo sobre la arena, sintiendo cómo está se colaba entre sus pequeños pies, el calor golpear su rostro y la fresca brisa que brindaba el mar. Comenzó a caminar de a poco, valorando cada paso con miedo a perderse cualquier detalle.

Alec y yo íbamos justo detrás de él, pero el ni siquiera lo notaba, estaba perdido en sus pensamientos y las emociones que lo embargaban.

Pero cuando toco el mar fue el punto máximo, Max lloro y grito de pura felicidad y Alexander fue tras el a abrazarlo, yo solo observé la escena de lejos mientras admiraba a los dos hermanos y cuanto se amaban. Pensar que eso no sería para siempre dolía, pero al menos podría guardar esos momentos en mi memoria y en digital porque, claro, le tome foto a esos dos y una hermosa, ademas.

Estaríamos siente días de los cuales solo se cumplieron 5 pues Max enfermo y tuvimos que regresar de inmediato.

Sabíamos que era riesgoso y que podría tener consecuencias, las cuales por cierto se estaban mostrando ahora, pero todos decidimos que era lo que correcto y aceptamos.

Luego de nuestro dispersivo regreso, pasamos tres días en el hospital, esperando a que Max se recuperará.

Lo cual nunca sucedió, no del todo. Max regreso a casa, pero más débil que antes, se notaba el agotamiento en la forma en la que arrastraba los pies al caminar, en las palabras con respiraciones agitadas y en la falta de apetito.

Presidente la pasaba todo el tiempo con el, intentando hacerlo sonreír con sus trucos, cosa que aveces funcionaba y otras tantas no.
Toda sabíamos lo que se avecinaba y le temíamos demasiado, aun cuando no podíamos hacer nada más.

Amaba a Max, me llegue a encariñar tanto con ese niño que me dolía verlo de esa forma, las ganas de bromear se fueron y tuvimos que llamar a la ambulancia en dos ocasiones durante una misma semana.

Las cosas no iban a mejorar.

Hasta que el día llego y con las gotas de lluvia repicando en las ventanas de la casa de los Lightwoods, Max cerró sus ojos para siempre.

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