Capítulo 25.

6.2K 326 22
                                    

Domingo 01 de Octubre del 2017.

Sentí un beso en la parte posterior de mi cuello, casi en mi nuca. Su respiración me hacia cosquillas en la piel expuesta ya que Nate había corrido mi cabello hacia un lado.

– Buenos días, Ty.

– Hola.– saludé perezosamente dando la vuelta para encontrarme con sus ojos, pero antes de que abriera mis parpados me dio un casto beso.– Se siente bien este despertar.

– No tengo problema en ser tu alarma cada mañana.

– Me gusta la idea de un despertador sin un ruido espantoso.– reí.– ¿Qué hora es?

– Las 8 de la mañana, te dije que debía volver temprano.

– Si, lo sé. Pues levántate entonces.

– Deberías darme un beso de buenos días.

– No tengo que darte nada, tu eres el que tiene apuro.

– ¿Entonces no quieres?

– Nop.– bromeé.

– Bien, entonces arriba.– dijo levantándose.

– ¿Qué? Nate arruinaste el juego. ¿Acaso jamás viste una película o leíste un libro romántico?

– ¿Por qué haría eso?

– Eres un aburrido insensible.– tapé mi cabeza con las sábanas.

– Así que un aburrido.– dijo en un tono juguetón.

Nate me quitó la sabana destapandome por completo, para hacerme cosquillas luego de abalanzarse sobre mi.

– Nate, basta... Por favor ¡Ya detente!– pedía entre jadeos y risas. Las cosquillas eran mi punto débil y acababa de descubrirlo al igual que Nate. Creo que soy la única chica en el mundo a la que jamás le habían hecho cosquillas hasta sus 17 años.

– De acuerdo.– dijo incorporándose, pero quedando sobre mi. Tomó las sabanas y nos tapo sobre la cabeza a ambos.– Ya se como puedo convencerte cuando quiera algo ¿Vas a besarme ahora?

– Lo haría incluso sin cosquillas.

Sin duda lo haría, tal como lo hacemos ahora. Cada vez que nos besábamos nuestra cercanía llega un poco más lejos. Justo ahora sus manos están a los costados de mis muslos, con mis piernas enredadas en sus caderas y Nate ha hecho dos veces un movimiento contra mi haciendo que nuestras caderas choquen. Sentía mucho pudor en este momento, pero también se sentía muy bien y no quería que se detuviera.

– Tyler, me haces desear tanto de ti.– gimió.

Y no lo entendía. Yo era tan cohibida, tan inexperta en esto que no tenía nada que ofrecer como experiencia sexual, no como las chicas con las que Nate sale, no como Marion quizás. Yo estaba muy dispuesta a entregarle todo de mi, así de potente era lo que me hacía sentir, pero no tendría idea de como hacerlo.

Quizás sí estaba un poco enamorada, porque para mi esto es el enamoramiento; cuando ves a alguien y te hace sentir mariposas en el estomago. Puede haber enamoramiento a primera vista. De alguna manera, yo lo sentí con Nate. Pero hablar de amor es una cosa completamente diferente. Yo no amo a Nate en lo absoluto, el amor es profundo, perdura, hay que conocer al otro y yo tenía mucho que conocer de él. Incluso soy una convenida de que cuando una pareja lleva muchos años juntos se aman, pero no siempre están enamorados, ya no sienten que la vida vuelve a ellos al verse, y es que la gente no comprende que por mucho amor que se tengan dos personas deben enamorarse uno al otro cada día.

FraternizadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora