Sábado 19 de noviembre del 2017.
– ¿A dónde vamos?– pregunté al darme cuenta de que dejábamos atrás todos los lugares de citas de la zona.
Íbamos en el auto de Nate y yo por alguna razón estaba más nerviosa que nunca, y mientras más duraba el trajecto más ansiosa me ponía tener esa conversación con él. Me había puesto un vestido de flores, porque no sabía donde iríamos y sentía que con el encajaría en cualquier espacio.
– Tendremos un picnic.– me informó.
El camino en el auto siguió unos minutos más, dejamos atras el centro de la cuidad hasta que llegamos a una zona abierta, con pastizales y enormes árboles.
– Hemos llegado.– me dijo viéndome con una sonrisa.
Bajamos del auto y nos dirigimos hacia el lado del maletero, me entregó una manta roja a cuadros y tomó una especie de canasta.
– Muy adecuado.– dije riendo, esto si que era un picnic literalmente.
Caminamos hasta un árbol gigante que nos ofrecería sombra toda la tarde, estiré la manta sobre el cesped y ambos nos sentamos en ella.
Nate sacó todo tipo de provisiones, sandwiches, galletas, frutas, jugo. comenzamos a comer en silencio, se que Nate quería decirme cosas y estaba esperando a que estuviera listo para hacerlo.
– Me gusta mucho estar aquí.– comenté.
– También a mi. Me gusta este lugar.
– ¿Ya habías venido?
– Si, un par de veces.
– ¿Por qué me trajiste tan lejos?
– Tenemos que hablar
– Si, eso ya me lo dijiste, pero sobre qué.
– La historia de mi vida.– dijo mirandome fijamente.– Sé que siempre me aceptaste como soy y quisiste estar ahí, y fue una de las razones por las que quise intentarlo, es una de las razones por las que decidí tener esta conversación contigo, pero quiero que entiendas porque no podía darme una oportunidad antes. Y necesito que sepas que una vez que te diga todo esto te estaré abriendo una parte de mi muy importante y ya no habrá marcha atrás. ¿Entiendes?
Quería que de verdad supiera que si lo entendía, esto era importante para Nate y posiblemente doloroso, y si me lo contaba es porque creía en nosotros, necesitaba decirlo para seguir adelante.
– Estoy contigo, Nate.– dije acercándome a él, Nate tenía los ojos cerrados y la espalda apoyada en el tronco del árbol, yo coloqué mi frente junto a la suya.– Estoy contigo en todas las formas posibles.
Nate me besó muy suave y luego separó sus piernas haciendo que de la vuelta y me siente justo entre ellas, mi espalda quedó contra su pecho me abrazó con las piernas y cruzó sus brazos sobre mi pecho.
– Dina no es mi verdadera madre.– soltó y no pude evitar voltear mi cabeza hacia él, una lágrima corría por la mejilla de Nate.– Richard no es mi padre y Dylan tampoco es mi hermano.
Quería voltearme y abrazarlo, besas sus lágrimas y consolarlo pero sabía que Nate se derrumbaría, estaba segura de que tenía mucho más que soltar aún. Él hizo que volviera a mirar hacia el frente y entendí que no podría hablar si yo lo miraba, así que relajé mi cuerpo sobre su pecho y me dispuse a escucharlo.
– Mi mamá se llamaba Beatriz, nunca conocí a mi padre.– Nate suspiró.– Cuando era niño mi madre era drogadicta, viviamos en una habitación que alquilaba para que pudieramos dormir, una cama era todo lo que teníamos, y con el tiempo su adicción se hizo más grande, así que para cuando yo tenía 4 años perdió su trabajo, ahora me pregunto como no lo perdió antes, limpiaba oficinas pero faltaba cada vez que se inyectaba. Luego de que no pagara la renta del cuarto por unos meses nos desalojaron y ya no teníamos dinero para alquileres así que dormíamos donde hubiera un espacio para nosotros, a veces en centros de acogidas o incluso algunas veces en la calle.– mi mente trataba de imaginar un Nate pequeñito teniendo que pasar por todo eso y se me partía el corazón, estaba intentando mantenerme fuerte para él, pero sentía que iba a llorar en cualquier momento, el me abrazó más fuerte y soltó una risita triste.– Te diré algo, la primera vez que duermes en la calle es genial, es una aventura, es uno de los pocos recuerdos que mantengo vivos de esa época con mi madre, pero cuando se vuelve parte de tu cotidianidad ya no es tan divertido.
ESTÁS LEYENDO
Fraternizados
Ficção AdolescenteCuando Tyler solo era una niña un accidente automovilistico cobró la vida de su padre, hermana y abuelo, dejando un terrible sentimiento de perdida y dolor en su madre, quien tras lo ocurrido se volvió aprensiva con lo único que le quedaba en la vid...