...
Cuando entré en el baño ya había alguien dentro.
¿Qué se suponía que debía hacer si yo era la segunda en entrar? ¿Tomar la iniciativa? ¿Iniciativa de qué? Lo más probable es que fuera uno de los chicos y no quería tener nada con ninguno de ellos, y un 25% de probabilidad es que fuera Jerry y aunque era atractivo no quería tampoco tener nada que ver con él.
El chico tampoco hacía nada, no se acercaba, no hablaba, absolutamente nada.
– ¿Quién eres?– susurré acercándome un poco.
– ¿Tyler?
– ¿Nate? Pensé que te habías ido a dormir.
– Olvidé subir agua, vine a buscarla y Dylan me obligó.
– Ah.
– ¿Y tú?
– ¿Yo qué?– pregunté a la defensiva.
– ¿Por qué entraste?
– Estamos jugando, Nate.
– Me refiero a si querías entrar.
– Bueno, yo no conocía este juego, Kaia dijo que debía ser la última, ni siquiera lo pensé demasiado.
– ¿Y antes? ¿Si querías entrar?
– ¿Por qué me preguntas esto? No debo darte explicaciones, Nate.
– Ya sé, no tienes que responderme si no quieres.
– Como sea, ¿por qué no quisiste jugar?
– No me parece divertido. Y no hay nadie con quién quisiera entrar.
Bueno, eso dolió. Para mi saber que estaba sola con Nate aquí, era algo muy tentador, estaba loca por abrazarlo y a él le daba todo exactamente igual.
– ¿Que pasó con Colin?– me preguntó.
– ¿Con Colin?
– Si, cuando estuvieron aquí.
– Ah, pues hablamos.
– ¿Hablaron?
– Si, como tú y yo ahora.– respondí rodando los ojos aunque no pudiera verme.– ¿Por qué te pones así? Pareces celoso.
– Tyler.– dijo como si fuera obvio.– Estoy celoso. Que te haya dicho lo que no puedo estar contigo no quiere decir que no quiera estarlo.
Yo no podía pensar. No sé exactamente cuando se acercó pero para este momento Nate estaba frente a mi, acorralandome contra el lavamanos. Sentía el olor a alcohol que emanaba su aliento, me embriagaba sin siquiera tocarlo y me pareció que tenía aún más ganas de besarlo que antes.
– ¿Por qué todo tiene que ser tan difícil?– susurró.
– Pero Nate.– dije sintiendo que cuando movía mis labios podía sentir parte de los suyos.– Tú lo has hecho difícil, no has querido escucharme.
– No quiero saberlo, Ty. Vas a romperme el corazón.
– Por supuesto que no. ¿A qué le tienes tanto miedo?
– No quiero volver a sufrir.
– Nunca te lastimaría, al menos no a propósito.
– Quizás cuando te lastiman sin querer es cuando más daño te hacen.
Nate estaba muy borracho, no sé que tan consciente era de todo lo que me estaba diciendo, ni a que se refería exactamente. Apoyó su cabeza en mi hombro como si estuviera rendido y simplemente lo dejé estar por unos segundos.

ESTÁS LEYENDO
Fraternizados
Ficção AdolescenteCuando Tyler solo era una niña un accidente automovilistico cobró la vida de su padre, hermana y abuelo, dejando un terrible sentimiento de perdida y dolor en su madre, quien tras lo ocurrido se volvió aprensiva con lo único que le quedaba en la vid...