Capítulo 11.

6.6K 367 12
                                    

– Iré a ver a Mark, ¿Estás bien con esto?– me preguntó Celestine luego de unos segundos de silencio absoluto.

– Si, anda. ¿Puedes aprovechar de llamar a la puerta de Joss cuando pases por su cuarto?

– Claro, cualquier cosa que necesites sabes donde estoy. Eso si, no olvides tocar.– rió levemente, pero yo me entristecí al punto de estar segura de que un puchero se asomó en mis labios.– Es broma, Tyler, tranquila.– pidió algo asustada al ver mi expresión.– Iré por Joss.

– Si, pero por favor no le digas nada de lo que acaba de ocurrir.

Celestine asintió y se fue. Me arrojé sobre la cama reprimiendo mis ganas de llorar cuando Joss entró en la habitación.

– ¿Qué ocurre?– preguntó.

Estaba pensando que contestarle. En realidad habían muchas razones por las que quería que viniera, pero no sabía por donde empezar. Justo cuando respiré hondo para hablar Marion entró dando grandes zancadas con la cara larga mirándome como si quisiera desintegrarme en ese momento.

– Gracias por arruinar todo, Tyler.– espetó con ironía y se fue tan pronto como llegó.

– ¿Qué fue eso?– preguntó Joss y no aguanté más y me arroge a sus brazos llorando.– Tyler, ¿qué pasa? ¿qué te hizo?

– Ella no hizo nada, Joss, la que hizo todo mal fuí yo.

– Ven, tranquila, siéntate.– pidió con voz suave llevándome a la cama.– Cuéntame que es lo que ha pasado.

Antes de que pudiera decir cualquier cosa Nate tocó a mi puerta aunque esta estaba abierta, captando la atención de Joss que se volteó hacia él, yo bajé la mirada, pero Nate ya había visto mis lagrimas y algo en su expresión cambió.

– ¿Puedo hablar con Tyler un momento?– preguntó Nate a Joss para que nos deje a solas.

– ¿Quieres hablar con él?– me preguntó Joss. Negué con la cabeza.– No quiere hablar ahora, Nate.

– Por favor, Tyler, no pensé que estabas en casa y nunca antes te expliqué esa regla, no pensé y fue mi culpa, no quiero que te pongas mal.

– ¿Porque me pondría mal por eso?– espeté algo enfadada con él.

– Puede que Marion sin querer me lo dijera. Yo lo entiendo, Tyler, la imagen te asustó un poco porque eres virg...

– No.– lo interrumpí.– Ni se te ocurra decirlo. Claro que fui una estúpida por contárselo a Marion, y ella por decírtelo, pero tú lo eres mucho más por pensar que se trata de eso.

– ¿De qué se trata entonces?

– ¡No es tu maldito problema! No estoy así por ti.– exclamé sintiendo que más lágrimas caían por mi rostro.– Lárgate de mi habitación.

– ¡Solo estaba intentando ser amable!– respondió perdiendo la poca paciencia que alguien como Nate podía tener.

– Pues no lo eres en lo absoluto, ni lo has sido nunca, si no te gusta que la gente entre en tu habitación no entres en la de los demás si no te han autorizado. ¡Lárgate ahora!

– ¡Eres increíble, Tyler! Vine con una buena intención, ¡Si no quieres que entren en tu cuarto entonces cierra la puerta!

Y salió dando un portazo.

– ¿Quieres hablar de esto?– preguntó Joss. Asentí, no había nada que quisiera más que hablar con él en este momento, es impresionante lo mucho que he llegado a confiar en él en pocos días.– Bien, ¿qué ha pasado?

FraternizadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora