Sábado 02 de septiembre del 2017.
Los días siguieron pasando y mis sentimientos fueron creciendo cada día más por cada uno de los chicos. Ellos cuidaban de mi y yo cuidaba de ellos, estábamos aprendiendo los unos de los otros y apesar de lo que me ocurría con Nate, todo el enojo de aquel día ya no lo sentía, porque me gustaba mucho vivir aquí.
Marion me pidió disculpas al día siguiente por su reacción, las que acepté aún sabiendo que habían sido casi obligadas por Celestine.
Hoy por la mañana sentía mi cuerpo cansado, la noche anterior me quedé con los chicos jugando video juegos hasta las 4:30 de la mañana mientras comíamos pizza y papas fritas, creo que si sigo de esta forma para cuando vaya de visita a casa de mamá habré subido varios kilos. No quería delatarme y que me regañara por descuidarme tanto, además mi cuerpo extrañaba hacer ejercicios así que decidí que era el momento de ponerme un poco al día.
Luego de vestirme con ropa deportiva bajé las escaleras y fui a la cocina por un desayuno rápido. Cuando llegué al gimnasio Callum estaba allí, por suerte solo.
– Hola, pequeña Tyler. ¿Qué haces aquí? ¿Y tan temprano?
– Vine a entrenar.
– ¿Entrenar? Pero si eres una chica.
– Si, Callum las chicas también hacemos ejercicio. ¿Puedo unirme a lo que haces?
– Claro, pero te advierto que mi entrenamiento es duro y soy muy exigente.
– No hay problema.
Comenzamos calentando para luego pasar por cada una de las maquinas de ejercicio, ya había pasado más de hora para cuando acabamos. Verdaderamente Callum entrenaba duro, con razón tenía tales músculos, pero yo no estaba dispuesta a quedarme atrás.
– Wow, Tyler, eres fuerte. Debo admitir que me sorprendiste.
– Te dije que no me subestimaras. Si crees que eres exigente es porque no has visto a mi madre, podría entrenar a un ejército militar.
– Estás mejor que la mayoría de los chicos de esta casa, apenas Nate puede seguirme él paso.
– No estés hablando de mi.– se entrometió Nate cruzando la puerta.
Al principio me volví de piedra. Hace tres días nos gritamos en mi cuarto y desde entonces no he estado cerca de él, lo he evitado a toda costa y me ha ido mucho mejor, ni siquiera he almorzado con ellos, prefería pasar mi tiempo con Joss, porque sabía que él no me haría sentir mal.
– Deberías ver lo buena que es Tyler, tiene una resistencia increíble.– me alabó Callum emocionado.
– Me encantaría verlo.– le respondió Nate con una sonrisa. Al menos está de buenas, o eso parece, pero con Nate nunca se sabe.
– Tyler, deberías venir a correr conmigo en las mañanas.– me animó Callum.
– Si, me encantaría.
– Genial, voy a darme una ducha.
Callum caminó hacia una maquina en donde estaba su camiseta y el pánico se apoderó de mi, no estaba dispuesta a estar sola con Nate, por nada del mundo.
– Si, yo también quiero quitarme el sudor.
– No, yo la pedí primero, Tyler.– dijo Callum como un niño pequeño dándome un empujón haciéndome caer sobre las colchonetas, para luego salir huyendo hacía las duchas–¡Lo siento, Tyler! ¡A veces olvido que eres una chica!– gritó desde el pasillo.
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Fraternizados
Novela JuvenilCuando Tyler solo era una niña un accidente automovilistico cobró la vida de su padre, hermana y abuelo, dejando un terrible sentimiento de perdida y dolor en su madre, quien tras lo ocurrido se volvió aprensiva con lo único que le quedaba en la vid...