Capítulo 34

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Su paso era lento pero amenazante, su mirada fría recorría los ojos de cada uno de los niños de la habitación los cuales se habían colocado en hilera.

-Mi nombre es Eliza Thompson -dijo en tono duro- soy la nueva directora de este Hogar -se presentó mientras caminaba del inicio al final de la hilera- Las cosas serán un poco más firmes aquí, no harán nada sin autorización previa, se reducirán las horas de juegos y se aumentarán las horas de tareas.

Calvin cruzó una rápida mirada con Megan, la cual se encontraba tres personas a su derecha, ambos sabían que el nuevo cambio no era bueno para ellos y mucho menos para los niños más pequeños. Eliza Thompson no se parecía en nada a la antigua directora del Hogar Westburn, de hecho coincidía más con una guardia cárcel.

-¿Escucharon? -dijo firme la mujer-.

Todos asintieron al instante.

-Muy bien, ahora a hacer sus tareas, ¡rápido! -finalizó yéndose del lugar-.

Megan y Calvin se dirigieron a la cocina en silencio, luego de entrar cerraron la puerta y se quedaron mirándose en silencio.

-Esto no es bueno, ¿cierto? -preguntó Calvin tratando de no sonar tan asustado como estaba-.

-No será igual que antes -suspiró Meg- necesitaré otro lugar donde esconder mis pinturas- dijo tomando los platos sucios y poniéndolos para lavar-.

-Es cierto -afirmó acercándose para ayudarla- tendremos que tener cuidado cuando salgamos los viernes por la noche afuera.

-Sí también eso -hizo una pausa y sonrió-.

-¿Qué sucede?

-Es solo que... -levantó la vista y lo miró fijamente colocando un mechón de pelo rojizo detrás de su oreja - dices que cometiste un error al tener esa pelea en la escuela, es por eso y otras cosas que estás aquí, pero yo pienso que si no hubieses pasado por eso jamás nos hubiésemos conocido y... yo no hubiese encontrado un amigo tan bueno como tú Cal -realmente estaba siendo sincera con él-.

Calvin estaba sin palabras ante aquella declaración.

-Y-yo... gracias -sonrió- nunca tuve amigos reales, que se preocuparan por mi y tú eres lo que necesitaba.

-Ya basta de tantos sentimientos -rió Meg con los ojos vidriosos dándole un suave golpe en el hombro a su amigo- ordenemos este desastre.

-De acuerdo -rió también llevando las cosas más pesadas de una mesa a otra-.

Estar con Megan ese último mes lo había hecho crecer, se sentía más capaz de enfrentar los cambios, de atravesar y enfrentar los problemas.

-¡Meg! ¡Meg! -entró Gracie llorando a la cocina, era una niña de aproximadamente 5 años, su contextura física era pequeña, su cabello liso y revuelto de color negro contrastaba con su blanca piel y sus grises ojos. En las horas de tareas escolares la pequeña pasaba mucho tiempo con Megan, ella la ayudaba en todo lo que podía y la cuidaba. En su corazón la había adoptado como parte de su vida y pensaba en un futuro sacarla de ese odioso lugar-.

-¿Qué sucede Gracie? -preguntó Megan poniéndose a su altura y abrazádola para calmarla-.

-E-es que yo... -repetía entre sollozos la niña- no hice nada y me tironeó del pelo igual.

La pelirroja apartó suavemente a la niña para verle el rostro, "es normal que entre niños se golpeen"  pensó.

-¿Quién te hizo eso?

-La nueva mala mujer -dijo refregando su cabecita-.

Calvin quitó su vista del refrigerador para observar a Megan, ante la declaración de la niña ambos quedaron impresionados, anteriormente jamás se había golpeado a un niño en ese lugar a excepción de que este hubiera cometido alguna travesura, el Hogar tenía fama de buen trato con los niños. Megan le hizo un gesto a Cal que este comprendió correctamente, por lo que cerró la puerta para que pudieran hablar tranquilos.

Te amaré el resto de mis díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora