Capítulo 84

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Habían pasado dos semanas desde que Elliot había vuelto de Chicago. Él ya estaba trabajando nuevamente y casi el doble para poder tomarse unas semanas cuando naciera su hija, ya no usaba muletas pero cojeaba un poco del lado derecho. Casey se había mudado a su nuevo departamento y había vuelto a trabajar para Víctimas especiales ya que Gillian Hardwick había dejado muy claro que no quería volver allí. Tanto Elliot como Casey sabían la razón pero no se la habían comentado a Olivia. Ella, por su parte, estaba cada vez más lista para traer a su hija al mundo, se sentía encerrada sin poder ir a trabajar aunque tenía el tiempo para hacer cosas distintas, que trabajando difícilmente podría hacer. Su rutina consistía en llevar a Calvin al colegio, ordenar y limpiar lo poco que podía, comer, dormir unas horas y salir caminar por el parque o recorrer shoppings comprando algunas cosas para Hope y Calvin. Los últimos días había preparado el bolso que necesitaría para ir al hospital y había lavado y planchado la mitad de la ropita de la bebé.

—Benson —respondió la llamada mientras sacaba un tazón con cerezas de la heladera.

—¡Hola Liv! —saludó Amanda del otro lado de la línea— espero no haber interrumpido una siesta pero... estoy afuera.

—¿En serio? No oí el timbre. En un segundo te abro —finalizó la llamada y dejó el celular sobre la barra desayunadora.

Sin soltar lo que había sacado de la heladera le abrió la puerta a su amiga.

—Hola —sonrió y la saludó con un pequeño abrazo— qué sorpresa que estés por aquí y lo siento, el timbre no debe funcionar.

—No hay problema, no estuve mucho tiempo afuera.

Ambas caminaron hasta el sofá y se sentaron en el más grande. Olivia recostó su espalda en el apoyabrazos para poder quedar frente a Amanda, quien hizo lo mismo.

—Creí que hoy trabajarían hasta más tarde, son las seis —dijo Olivia acomodando una almohada en su espalda y apoyando el tazón de cerezas sobre su vientre.

—Todos salimos un poco más temprano, el Teniente Murphy se quedaría hoy y Elliot estaba terminando unos archivos.

—Cierto, me lo dijo esta mañana pero lo olvidé.

—¿Las hormonas?

Olivia rió.

—Por supuesto, las hormonas.

—Y ¿cómo estás? Hace días que no hablamos más que por teléfono y empiezo a extrañar a mi sobrina —se estiró un poco y puso la mano sobre el vientre de ella— bueno a tí también. No te pongas celosa.

—Ya sé que todos quieren reemplazarme por ella —bromeó con una pequeña risa— estamos bien, caminamos un poco todos los días y comemos mucho todos los días. Ya tengo todo listo, o al menos lo más importante.

—Eso es perfecto Liv, estoy ansiosa por conocerla.

—También yo —llevó su mano donde sentía el movimiento de su hija— ¿Y las niñas? ¿Cómo les fue en la escuela?

—Por ahora les va muy bien. A Megan le costó adaptarse un poco más que a Gracie, ella ya hizo una amiguita el primer día —sonrió orgullosa— solo espero que Megan pueda abrirse a más gente y no sólo a Cal.

—Entiendo... quizá si hablo con él para que la ayude...

—No, está bien, creo que ella sola podrá hacerlo. No quiero forzarla a nada.

—Me parece bien... —miró a su amiga y entrecerró sus ojos como si estuviera descifrando algo oculto— creo que tú quieres decirme algo.

Amanda contuvo el aliento unos instantes y luego sus ojos brillaron.

Te amaré el resto de mis díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora