Capítulo 66

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—Su nombre era Kathryn Edison, 22 años —explicaba Elliot mientras ponía las fotos de la escena del crimen en la pizarra de la sala— Melinda encontró laceraciones en sus muslos y brazos, había signos de abuso sexual y la aparente causa de muerte fue asfixia. Pero tendremos que esperar al examen forense completo.

—Tenía sangre bajo las uñas, creemos que se defendió violentamente pero no pudo ganar —agregó Fin.

—¿Algún testigo? —preguntó Olivia ingresando a la sala.

Elliot notó sus ojos un poco rojos pero no hizo comentario al respecto, puso su mano en la espalda de ella cuando pasó a su lado y se sentó en su escritorio.

—Solo el hombre que la encontró. Un vagabundo que buscaba comida en los botes de basura, se llevó un gran susto al verla y pidió ayuda de inmediato.

—Bien. Carisi quiero video de las cámaras de vigilancia de la zona, Olivia y Elliot vean si Kathryn tenía familia, novio o amigos, alguien que pudo haber estado con ella esa noche, —señaló Cragen parado en el medio de la sala— y Fin, espera los resultados que te de Warner.

—En seguida Cap.

Olivia se sentó frente a su computadora y llevó a su boca algunos dulces. Elliot la observaba curioso, siguiendo cada movimiento con atención.

—¿No tienes algo que hacer Elliot? —sonrió levantando la vista, fijando sus ojos cafés en los azules profundos de él.

—Usted me distrae Sargento —dijo en un tono que solo ellos podían oír— ¿Todo bien por aquí?

Ella asintió y luego hizo una mueca extraña mientras llevaba la mano al costado derecho de su vientre.

—Qué podría ir mal por aquí —bromeó y miró hacia abajo.

El silencio de la morena y la expresión en su rostro comenzaron a preocupar a Elliot, creyó que algo iba mal con su hijo otra vez, estaba a nada de levantarse y llevarla al hospital cuando ella habló.

—Ell debes sentir esto.

Él se puso de pie rápidamente y fue hasta donde estaba ella, arrodillándose entre sus piernas.

—Creo que es su pie —susurró Liv con sus ojos brillando de emoción.

—Creo que sí —colocó su mano sobre el lugar que se marcaba en el vientre de ella.

El bebé O presionaba uno de sus pies hacia el exterior y aunque Olivia lo sentía algo doloroso a la vez era la sensación más extraordinaria que había tenido en su vida. Poco les importaba que la mayoría en el precinto los estuvieran observando, ese momento era único y no lo dejarían pasar así porque sí.

—Creo que está enojado porque mamá tiene que trabajar —rió pequeñamente apoyando su espalda en el respaldo de la silla.

—Estoy seguro de que es por la gran cantidad de azúcar que estás ingiriendo.

—Eso no es cierto —arqueó su ceja izquierda y llevó más gomitas en forma de osito a su boca.

Elliot negó con su cabeza mientras reía, era como una criatura cuando de comida se trataba.

—Diablos debo ir al baño otra vez —se quejó poniéndose de pie con la ayuda de Elliot— bebé O presiona mi vejiga cada vez más seguido.

Calvin, Megan y Gracie habían decidido jugar un partido de baloncesto afuera a pesar del día caluroso que estaba haciendo. A decir verdad, Gracie corría de un lado a otro y solo tocaba la pelota cuando los más grandes le lanzaban un pase especial para ella. Habían pasado toda la mañana entretenidos hasta que Calvin comenzó a sentir hambre, por lo que prefirieron hacer una pausa para comer. Olivia había llamado para saber cómo estaban y para avisarles que no llegarían para almorzar como habían prometido. Megan se ofreció a cocinar algo rápido, un poco de pasta y un poco de ensalada, en menos de 2 horas ya habían terminado de comer y estaban acostados en la alfombra de la sala mirando hacia el techo.

Te amaré el resto de mis díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora