Capítulo 54

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La desaparición de Elliot y Olivia era prioridad sobre todos los casos, debían encontrarlos antes de que algo peor sucediera. Los detectives habían regresado a la unidad desde el lugar donde había sido hallado el taxi abandonado, ninguno tenía muchas ganas de hablar, se notaba la preocupación y la desesperación en cada uno de sus rostros, pero no podían abandonar el caso y tampoco estaban dispuestos a dejar que otra unidad investigara. Asi que debían continuar hasta dar con sus amigos.

Amanda se dirigió a las cunas, se sentó en una de las camas y cubrió su rostro con sus manos, tenía ganas de llorar, de gritar, estaba enojada por no haberse dado cuenta antes de todo lo que estaba sucediendo. Tomó una respiración profunda y al levantar la vista pudo ver el cuadro que Olivia había dejado allí antes de hablar con Cragen, con sorpresa caminó hasta él y lo tomó con cuidado. Sonrió ante la foto de sus amigos, pensándolo bien eran más que eso, eran su familia. Carisi entró a la habitación con cuidado de no asustarla pero ella no notó su presencia hasta que lo sintió a su lado.

—Necesito encontrarlos —susurró la rubia.

—Lo sé —colocó delicadamente su mano sobre el hombro de ella— ¿Necesitas algo?

—No —respondió con la voz quebrada— es solo que... debí hacer algo más para ayudar.

—Tranquila —él la abrazó con delicadeza al ver sus lágrimas a punto de salir— no podrías haber hecho nada antes. Ahora ya sabemos todo con claridad, podemos ayudarlos, los encontraremos... todo saldrá bien. Te lo prometo.

Amanda se tranquilizó al escuchar esas palabras de su compañero, sin duda era lo que necesitaba.

—Gracias —dijo despegándose lentamente— creo que dejaré esto aquí para dárselo a Liv luego.

—Eso es.

—Vayamos a buscarlos —aseguró la rubia.

Olivia sentía que no podía mantener los ojos abiertos, las pastillas para dormir que Patrick le había dado eran bastante fuertes, aunque ella pusiera resistencia sus ojos se cerraban. Aún seguía en el piso del auto aunque hacía tiempo que este se había detenido, quiso obtener alguna pista de dónde se encontraba pero fue inútil, estaba demasido dormida para hacerlo. Escuchó pasos acercarse hacia ella y su corazón comenzó a latir con fuerza.

—Hola cariño —dijo el fiscal abriendo la puerta del vehículo— ¿estás cómoda allí? Yo creo que no... mejor vamos adentro.

Desató sus muñecas y la incorporó en el asiento, ella sentía que le dolía el cuerpo con cada movimiento que él hacía, sobre todo sus costillas. Reynolds la puso de pie y ella gimió por el dolor y el vértigo.

—Camina —ordenó él.

(...) Patrick detuvo el auto en una gasolinera abandonada en el medio del camino, no había nadie por lo que le permitió a Olivia ir al baño, ató sus manos por delante y la llevó del brazo, una vez que ella ingresó, él caminó tarareando una canción hasta cierto dispencer de gasolina. La Sargento había observado un teléfono público justo al lado de la puerta del baño, por lo que la abrió con cuidado de no hacer ruido alguno, sabía que todos las líneas estarían colapsadas en la unidad asi que marcó rápidamente el número de su escritorio y se escondió en el baño nuevamente.

"Por favor que alguien conteste", rogaba en su mente.

Al tercer tono, cuando tenía la esperanza de que una voz familiar atendiera del otro lado de la línea, la puerta del baño se abrió violentamente. Patrick la levantó del suelo y la lanzó afuera con tanta fuerza que ella cayó sobre su costado izquierdo sin poder amortiguar la caída, el golpe la dejó automáticamente sin aire y con un intenso dolor en sus costillas, además de un corte en su frente.

Te amaré el resto de mis díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora