Capítulo 85

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Nunca antes había sentido una conexión tan especial con alguien. Sí, tenía una conexión maravillosa con Elliot y sí tenía un vínculo especial con Calvin porque era su hijo. Pero ella sabía que esto era distinto, sentir a su hija moverse dentro de su vientre, sentirla reaccionar a su voz o a la voz de su papá y su hermano era un milagro, haber creado una vida junto a su gran amor era un milagro. Olivia estaba sentada en el sofá, con los pies hinchados sobre la mesa del café, recién era media mañana pero durante los últimos días se cansaba tanto que necesitaba hacer una pausa aunque fuera relativamente temprano; tenía el aire acondicionado y la televisión prendidos, aunque a decir verdad no estaba prestando mucha atención al programa de cocina que estaba al aire en ese momento. Levantó su musculosa por debajo de sus pechos y acarició su vientre en suaves círculos, estaba ansiosa por conocer a su hija, ya no podía seguir esperando.

—Sé que estás despierta Hope... no te hagas la dormida, puedo sentirte tratando de elegir la mejor posición —rió levemente llevando ambas manos a su vientre bajo— sé que estás muy tranquila allí dentro, te sientes segura y lo entiendo, pero te prometo que no te arrepentirás si sales pronto. El mundo está lleno de cosas maravillosas... los árboles, con sus muchas hojas verdes o amarillas cuando es otoño, el agua... estoy segura que te encantará saltar sobre los charcos luego de la lluvia, o que te encantará mojar a tu hermano cuando esté a punto de salir hacia una cita —sonrió con ojos brillantes de emoción— también los pájaros, el cielo celeste y el cielo oscuro lleno de estrellas brillantes. ¿Sabes qué más? Los colores, el viento, el perfume de las flores, el helado, las caricias... las caricias de las personas que te aman y que amas, los besos, el amor... Hope, hija, te espera mucho amor aquí fuera. Haré todo lo que esté en mis manos para hacer el mundo un poco más seguro para ti. Te prometo que haré todo para verte felíz. Por favor sal de allí pronto...

Por un momento cerró sus ojos para sentir a su bebé y sin darse cuenta se quedó dormida.

Era viernes y Elliot estaba teniendo un día bastante agitado en la unidad, aún así se tomaba el tiempo de llamar a su esposa cada dos horas para saber cómo estaba o si necesitaba algo. Como Calvin tenía práctica de baloncesto, Casey decidió ir a pasar la tarde con Olivia, aunque eso significara cancelar un poco de trabajo y es que todo el mundo procuraba que ella no pasara mucho tiempo sola.

Los días pasaron y el domingo llegó, Dickie iría a visitar a la mamá de Kathy, su abuela; Maureen aún estaba acomodándose a su nueva vida dentro del campus por lo que tampoco saldría de allí. Eso significaba que no irían a casa de su padre. Elliot no quería salir de la casa pero Olivia insistió en que tenía muchas ganas de ir a Coney Island, él terminó cediendo ya que ella estaba pasando mucho tiempo en casa y sabía que eso la enloquecía pero hacía un esfuerzo por no mostrarlo. Calvin invitó a Megan y Gracie, algo que Amanda agradeció internamente ya que podría salir con Carisi tal como tenían planeado.

Al llegar a Coney Island, Megan y Calvin se dirigieron a las atracciones y Elliot, Olivia y Gracie a la playa, la pareja caminaba de la mano mientras la pequeña corría de un lado a otro, saltando y persiguiendo las olas que iban y venían.

—¿En qué piensas? —preguntó Olivia al ver que Elliot tenía la mirada perdida.

—En que hace muy poco tiempo Maureen era como ella y ahora... ahora está en la Universidad —sonrió nostálgico.

—Lo sé, crecen demasiado rápido. Tampoco puedo creer que nuestra rubia esté tan grande.

Elliot la miró y sonrió.

—Nuestra rubia... —susurró él.

Cuando los chicos terminaron de ver las atracciones fueron a buscar a Gracie para comprar unos helados y de paso dejar un poco sólos a Elliot y Olivia. Ellos siguieron caminando por la playa tomados de la mano, sintiendo la energía del otro. Él llevaba en la otra mano las flats de su esposa ya que ella prefería estar descalza.

Te amaré el resto de mis díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora