Capítulo 46

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Amanda se había ofrecido a ayudar a sus amigos con la mudanza, sabía claramente que Elliot no dejaría a Olivia hacer fuerza con nada, por lo que decidió ir temprano con las chicas.

-¡Olivia! -corrió Gracie a los brazos de la morena cuando esta abrió la puerta-.

-Hola hermosa -ella la tomó en brazos y besó su frente- qué grande estás -dijo bajándola al suelo nuevamente-.

-Gracias -respondió con una sonrisa- iré a saludar a Elliot y a Cal -dijo corriendo hacia dentro del departamento-.

-Está cada vez más inquieta -rió la rubia ingresando al departamento de su amiga junto a Megan-.

-Tiene 5 años Mandy, significa que se siente bien -sonrió- gracias a las dos por venir un sábado a ayudarnos.

-No es nada -dijo Meg poniendo las manos en sus bolsillos- un sábado en casa sería aburrido -rió-.

-Qué graciosa -respondió la rubia- ve a saludar a Calvin antes de que me arrepienta de haberte traído -añadió también riendo-.

-Te ves tan felíz con ellas -dijo Liv mientras veía a Meg ingresar a la habitacion de su hijo-.

La rubia soltó el aire retenido con una sonrisa.

-Soy felíz con ellas, jamás pensé llegar a ser... madre -ladeó su cabeza suavemente- y menos de esta manera. Pero soy felíz Liv.

-Créeme que te entiendo -rió suavemente-.

-Ayer Gracie me dijo mamá por primera vez -soltó el aire retenido- no lo pensó, sólo lo dijo y fue maravilloso -sus ojos brillaron al hablar- Megan me sonrió al escucharlo, parecía que estaba agradeciéndome ¿sabes? Fue la mejor decisión pedirle la custodia a la Juez.

-Esas niñas son muy especiales Mandy -respondió Liv llevando la mano derecha a su corazón- estoy segura que la Juez Linden considerará algo más que la custodia definitiva...

-¿Hablas de una adopción?

-Sólo piénsalo -susurró-.

Pocos minutos de silencio se apoderaron de la habitación, lo único que se oía eran las voces de los tres chicos en la habitación y la risa de Gracie.

-En serio gracias por venir, dudo que Elliot me deje hacer algo -dijo Liv finalmente-.

-Deja de agradecer, somos amigas, es lo que hacemos, ¿cierto? -sonrió- además sé que Elliot apenas te dejará levantar una caja -rió-.

Olivia asintió con una sonrisa en su rostro, toda su vida había sido ella sola, sola para ingresar a la academia, sola para mudarse, sola para almorzar, sola para dormir, ahora no podía creer la cantidad de personas que tenía alrededor apoyándola con cariño. Poco a poco iría acostumbrándose a eso.

-El camión que llevaría las cosas pesadas nos canceló, asi que solo llevaremos las cajas y lo que entre en el auto.

-¿Por qué cancelaron? -preguntó la rubia sentándose en el sofá-.

-No lo sé -respondió tomando una manzana de la mesada- pero recién la semana que viene podrán venir -dio un mordisco a la fruta-.

-Qué imbéciles, deberían hacer bien su trabajo. ¿Elliot está aquí?

-Lo sé -acarició su vientre de forma automática, ya se estaba volviendo una costumbre en ella- Elliot fue a buscar a sus hijos, se supone que vendrían anoche pero no pudieron.

Ni bien terminó la frase se escuchó el ruido de las llaves y Elliot junto a los chicos ingresaron al departamento.

Para el mediodía ya habían realizado al menos 5 viajes llevando cajas con libros y ropa, sillas, la mesa de café y el televisor de la habitación de la pareja. Elliot solo dejó que Olivia tomara cajas casi vacías y diera las órdenes de dónde debían acomodar las cosas, ella se sentía completamente vigilada e inútil "ni siquera estoy enorme, no quiero imaginarme lo que será más adelante", pensó disgustada, amaba que Elliot la cuidara y protegiera, sabía que era por el bien de su bebé, pero odiaba que él estuviera sobre ella todo el tiempo como si fuera una niña, y eso se lo diría cuando tuviera oportunidad.

Te amaré el resto de mis díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora