Capítulo 70

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—¿Gracie me pasas el azúcar por favor?

—Claro, ten —refregó sus ojos con la mano izquierda mientras le extendía el azúcar a su hermana.

—¡Buenos días! —saludó Calvin bajando las escaleras.

—¡Buen día!

—Hola.

La pelirroja siquiera levantó la vista de su café, no evitó para nada su malestar y volvió a centrar su atención en el desayuno.

—Mamá habló con nosotras temprano —le contaba Gracie a Calvin mientras este untaba con dulce una tostada— dijo que ya solucionó su problema y estará aquí cuanto antes —agregó con una sonrisa que apenas le cabía en el rostro.

—¿En serio? Me alegra que vuelva pronto aunque extrañaré que estén aquí —respondió despeinando con cariño a la pequeña.

—Yo también extrañaré estar aquí... Meg ¿estás enojada?

Ella levantó la vista y le sonrió a su hermanita.

—Claro que no Gracie —se inclinó hacia atrás en la silla y terminó su tostada— ¿Qué te parece si hoy vamos al parque?

—¡Sí! Quiero ir ahora ¿podemos?

—Luego que termines tu desayuno y tiendas tu cama.

—Genial —terminó rápido su leche con chocolate y limpió su boca con la manga de su sudadera— ya terminé aquí, iré a tender mi cama.

Salió corriendo escaleras arriba con más energía que nunca.

—¡Ten cuidado, no te lastimes! —gritó Meg desde la cocina.

El silencio que se generó entre Calvin y Megan fue bastante incómodo, ninguno de los dos estaba dispuesto a dar sus disculpas. En realidad, el que debía disculparse era él, él había actuado como un niño pequeño haciendo una escena de celos. Megan comenzó a lavar los platos del desayuno mientras Cal tomaba un jugo de naranja sentado en la barra desayunadora.

—¿No hablaremos más? —preguntó él jugando con la cuchara del dulce.

Ella soltó el aire retenido con claro fastidio.

—Otra vez eso... ¿Cuántas veces me harás lo mismo? ¿Cuántos días seguirás ignorándome?

—No quiero hablar contigo Calvin —dijo volteandose para mirarlo a los ojos— no por ahora.

Él negó con la cabeza no dijo más nada.

Olivia y Elliot estaban de camino hacia el hospital Mercy ya que habían recibido la llamada de que una mujer había sido golpeada brutalmente por su pareja. El Doctor Peter Lindstrom finalmente le había firmado el alta a Liv, así que ella podía realizar ciertos trabajos de campo, como visitar a las víctimas. Por supuesto que no dejaría todavía las sesiones de terapia, aún le quedaban cosas por hablar y tratar.

—Mira esto, clases de preparto —le mostró Liv a Elliot en su celular cuando se detuvieron frente a una luz roja— me lo envió Casey.

—¿Te gustaría asistir?

—Me parece una buena idea, no me gustaría llegar a ese momento sin saber nada.

—Me parece bien —sonrió y la miró de costado.

—¿Qué?

—Nada, nada —soltó una pequeña risa— es solo que te ves hermosa y nunca en mi vida imaginé verte en esta faceta.

—Tampoco yo —le devolvió la sonrisa— es mi sueño cumplido Ell...

—Lo sé amor y soy el hombre más afortunado del mundo por ser parte de eso.

Te amaré el resto de mis díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora