Capitulo 16: Armas.

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Pegué mi espalda contra la pared. El hombre me tomo del brazo y me jalo a la puerta, pase enfrente de Ian pero él no volteó a verme.

--- ¿A donde me llevan?--- Pregunte asustada. No respondió.

Cruzamos el pasillo, mi brazo dolía, escuchar los pasos de Ian tras de mi me daba un poco de tranquilidad.

Llegamos a la habitación de siempre, Kenny estaba sentado esta vez en la mesa y sonreía, su rostro aún tenía algunos moretones. El otro hombre estaba en la mesa también.

--- ¡Oh pequeña, llegaste!.--- Dijo el hombre. Y se levanto para darme su lugar.

--- Aquí la tienes Checo.--- Dijo el que sostenía mi brazo y me aventó bruscamente a la silla.

--- ¿Qué... Qué van a hacerme?--- Pregunté asustada.

--- Vamos a llevarte con el jefe.--- Dijo checo.

--- ¿Qué dijo el jefe sobre si puedo probarla?--- Kenny me veía y sonreía.

--- No se lo pregunte, porque es una estupidez. Apuesto a que la niña es virgen y siempre pagan mas por ser los primeros.--- Un escalofrío recorrió mi cuerpo, se formo un nudo en mi garganta y mi respiración se cortaba.

--- No creo que lo sea.--- Dijo entre risas, sentí el impulso de golpearlo, pero no lo hice.

--- ¿Lo eres pequeña? ¿Haz tenido sexo ya?

Aunque hubiera querido responder no pude. Tenía demasiado miedo.

---¡¿Que demonios?! Aunque no lo fuera ¿Porqué la probarías tu?--- Ian hablo por primera vez tras de mi.--- Apuesto a que le daría vomito incontrolable o algo hermano.--- Todos menos Kenny rierón.

--- ¿A caso te gustaría probarla tu antes?--- Se levanto Kenny molesto y acerco su rostro demasiado al suyo.

--- Por supuesto, mirala--- Dijo viéndome y me ruborice automáticamente.

Checo se puso de pie --- ¡Basta! Nadie aqui va a probarla, a menos que tengan el dinero para pagar por ella.--- Ambos guardaron silencio.---Vamos a recoger todo, no quiero que dejen nada aquí que nos comprometa.--- Todos comenzarón a cargar cosas, cruzaban por una puerta y volvían por otra. Checo se agacho frente a mi y su camisa se levanto, alcance a ver la forma de un arma entre su pantalón. Cruzo por mi mente la idea que antes me había negado a creer. ¿Qué tal si todo fallaba? ¿Qué tal si nos mataban por intentar escapar, o si mataban a Ian y a mi terminaban enviandome a ese horrible lugar? Hasta ese momento había confiado en Ian y lo seguía haciendo, pero no podía confiar en que todo saliera como lo planeó. Esas personas eran peligrosas, tenían armas y eran muchos. Solo eramos Ian y yo, todo estaba mal, como pude siquiera pensar que lo lograríamos, alguno de los dos, tal vez los dos terminaríamos muertos, y si no era asi ¿La culpa me permitiria seguir viviendo si mataban a Ian por tratar de ayudarme? El miedo me hizo temblar de nuevo, solo cruzaban por mi mente escenarios terribles e incluso en el mejor de ellos alguien tenía que morir.

--- ¿Está todo listo? --- Pregunto Checo al otro hombre. Ian apareció tras ellos y me sonrió por lo bajo.

--- Si, ya nos podemos ir.--- Respondió.

--- ¡Oye tu, amarrala!.--- Le dijo a Ian. Este se dirigió a mi. Se detuvo a mis espaldas y se arrodillo, tomo mis manos tras de mi.

--- Las dejare un poco flojas para que no te lastimes.--- Me susurro. Comenzó a rodear mis manos con una soga rasposa.--- No tengas miedo.--- Me susurro de nuevo.

--- En esa caja hay un pañuelo y una bolsa, amordazala y tapale la cara.

--- ¡No, no por favor! Yo, no intentare nada, por favor no me amordacen.--- Rogué en un momento de desespero.

--- ¡Ah, mira si hablas!--- Exclamó.--- Que lástima porque ahora tendrás que callarte. Amordazala.--- Le ordeno de nuevo a Ian.

--- ¡Mi papa les puede dar mucho dinero¡.---- Las lágrimas corrían por mis mejillas y los gritos desesperados salían automáticamente de mi pecho.--- ¡Porfavor!--- Grite.--- ¡No tienen que hacer esto! ¡Ellos tienen mucho dinero!--- Checo se detuvo frente a mi.

Comenzó a reír, mientras se sujetaba el estomago.---- ¡Ya me parecía sospechoso que no suplicaras!--- Dijo riendo.--- ¡Amordazala!--- Le dijo de nuevo a Ian.--- O lo hago yo, y no seré nada amable.--- Sus ojos oscuros fulminandome con la mirada, pero sonriendo al mismo tiempo.

Ian tomo el pañuelo.--- Mejor quedate quieta.--- Me dijo y envolvió el pañuelo alrededor de mi cabeza, sobre mi boca.

Mis ojos ardían, las lágrimas recorrían mis mejillas y aterrizaban en el pañuelo que me amordazaba.

--- Ahora voy a cubrir tu cara.--- Dijo y puso la bolsa sobre mi cabeza, todo se torno oscuro, pero aun podían verse sombras y algunas luces a través de la tela negra.

--- Subanla--- Dijo checo, y una mano tomó mi brazo bruscamente de un lado, segundos después sentí una mano sujetar mi brazo del otro lado, Ian.

A pesar de la bolsa sobre mi cabeza, note inmediatamente cuando la luz del sol se reflejo a través, pero fueron unos pocos segundos de luz, hasta entrar en lo que supuse una camioneta.

--- Quedate ahi.--- Me dijo Ian, me arrastre a un lado en busca de algo para recargarme.

Tres puertas se cerraron y la camioneta comenzó a moverse.

El bello síndrome de estocolmo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora