Capitulo 39: Me tendrás.

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Llegue a casa tarde, casi por oscurecer, no tenía ganas de ver a mis padres así que vague un poco antes de dirigirme ahí. Pensé, escarbe en mi cerebro, busque detalles que concordaran con lo que había dicho la doctora, me negaba a considerarlo y me sentía estúpida al hacerlo, pero aunque quisiera no podía borrar por completo la duda, la posibilidad estaba ahí, no sabía como debía sentirme al respecto. A su lado me sentía segura, mas segura que con cualquier otra persona, no era una falsa seguridad, el había puesto en riesgo su vida por mi, me brindo su apoyo desde el principio, y ahí estaba yo, pensando que podía estar loca por estar enamorada de el, de un hombre guapo, valiente, inteligente y gracioso. Enamorarse de el era fácil, había sido fácil para mi, tal vez demasiado fácil.

Le di vueltas horas al asunto hasta que decidí llegar a casa.

--- Nunca vuelvas a hacer esto ¿entendiste?

--- No tengo ganas de hablar contigo ahora mama.--- Ignore su presencia junto a la puerta y camine escaleras arriba, entre a mi habitación y cerré la puerta con seguro.

Revise mi celular y tenía varios mensajes suyos, no los respondi, no sabía que decirle. No podía contarle el posible diagnostico, el... Se alejaría de mi y yo necesitaba tenerlo cerca.

Decidí que necesitaba ocupar mi mente en otra cosa, busque mi bolso de la escuela y me dispuse a adelantar mi tarea del fin de semana.

Media hora despues una llamada de Ian entro en mi celular.

--- ¿Hola?

--- Hola linda, ¿Como estuvo tu día?

--- Estuvo bien, ¿Y el tuyo?

--- ¿Segura? ¿Pasó algo en tu terapia?

--- No... Nada fuera de lo normal, solo platicamos.

--- Tengo ganas de verte.

Recordé lo que dijo la doctora, que era mejor que no lo viera a solas.

--- ¿Dashia? ¿Puedo hablar contigo?

Cubrí la bocina de mi celular y lo aleje un poco de mi oido.

--- ¿Que pasa mama? Estoy haciendo tarea.

--- Quiero hablarte unos minutos.

--- Tengo que colgar te habló mas tarde.

--- De acuerdo linda.

Deje el celular sobre mi mesa de noche y camine hasta la puerta, mama tenía los ojos rojos e hinchados, quise abrazarla con fuerza, pero me contuve, me di la vuelta y me senté en la orilla de mi cama.

--- ¿Que pasa?

--- Quiero... Hablarte.

--- ¿Sobre que?

--- Quiero saber como estas, hace mucho que no hablamos.

--- ¿Como crees que estoy?

--- Quiero saberlo, me preocupas.

--- Estoy mal mama, jodidamente mal.

--- No hables así.

--- ¿Quieres que salte, corra y sonría para que no te sientas mal?

--- Yo solo quiero lo mejor para ti.--- Su voz se quebró un poco, un pequeño nudo quiso asomarse en mi garganta, pero lo contuve.

--- El es lo mejor para mi, lo fue cuando estaba encerrada y lo es ahora.

--- No estés a la defensiva, yo te amo y quiero que estés bien.--- Sus ojos se humedecieron y los mios también, mi labio temblaba.

--- Estoy bien con el, ¿Porque no pueden entender eso?

--- Es que ni siquiera tu puedes estar segura.

--- Claro que lo estoy, lo se cuando lo veo.

--- Solo dejame ayudarte.

--- ¡¿Ayudarme a que?!--- me puse de pie, las lágrimas corrían por mis mejillas.--- ¡No me ayudaste cuando de verdad lo necesitaba el si!--- Me arrepentí enseguida, comenzó a llorar y sus manos temblaban, lloró en silencio, sin levantarse ni molestarse, aquello dolió mas que un regaño o un golpe, verla llorar y desmoronarse frente a mi dolió mas que cualquier cosa, dolió porque yo era la culpable. Me senté a su lado de nuevo, aguantando las ganas de llorar, en silencio, con ganas de tirarme en sus brazos para cobijarme con el amor que solo ella podía darme.--- Lo siento.--- Le susurré.

--- Yo tambien.--- Voltee a ver su rostro, cabizbajo, enmudecido y rojo.

--- Yo... No hablaba enserio.

--- Entiendo a que te referías.--- Hizo una pausa, tomo mi rostro con suavidad y me miro a los ojos.--- Pero yo siempre estaré para ti, incluso cuando nadie lo este, me tendrás y cuando parezca que no estoy, lo estare tambien. ¿Entiendes? Nadie va a amarte nunca como yo lo hago.--- No tuve que responder, solo llore en sus brazos, un sentimiento de desahogo.--- ¿Quieres que me acueste contigo como cuando eras niña?--- Asenti, nos abrazamos en silencio, a veces lloraba, volteaba a verla y sonreía, acariciaba mi cabeza y me besaba la frente.

No pensé, no pensé en Ian ni en su llamada inconclusa, no pensé en las palabras de la psicóloga, me concentre en su tierno abrazo, en su perfume y sus suaves manos en mi rostro.

Entendí lo que decía, incluso si el mundo entero me daba la espalda, ella estaría para mi, ella siempre seria mi refugio, el lugar y la persona donde podía encontrar el amor mas puro y desinteresado.

****

Holaaaa!!!! ¿Como estan?

Este capitulo me ha gustado demasiado escribirlo.

El amor mas puro y desinteresado es el de una madre.

Es tan linda ¿a que si?!

Muchas gracias por leerme!!:*

El bello síndrome de estocolmo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora