Capitulo 63: Impotencia.

880 91 21
                                    

--- ¡Vete, tienes que irte!

--- No entiendo, usted me pidió que viniera a este operativo.--- Le respondí confundido al jefe de la policía.

--- Yo nunca te llamé.

La sangre se me heló, me petrifique y no supe que responder.

--- Pero... Pero yo hable con usted en la mañana, me pidió que viniera... Sin Dashia.

--- ¡Tu y tu...--- Comenzó a organizar a sus hombres tras de mi. Pero no estaba prestando atención.--- Vayan con él al hotel central!

--- Maldita sea.--- Susurré y corrí a mi auto, arranque y conduje a través del pequeño lugar sin detenerme en ningún alto ni semáforo, nada importaba mas.

Isaac está con ella. Trataba de repetirme constantemente. Isaac la está cuidando.

Bajé del auto y corrí hasta la entrada, la recepcionista no estaba, pero no preste demasiada atención. Subí las escaleras sudando y con los pulmones ardiendo.

La puerta de la habitación estaba abierta, la de Isaac también.

Tiene que ser una pesadilla.

--- ¡Dashia! ¡Dashia!--- Grite mientras recorría la habitación en su búsqueda, con la esperanza de que estuviera oculta en algún lado.

Isaac, tal vez está con Isaac. Pensé y corrí hasta la habitación del otro lado del pasillo. La puerta estaba abierta, Isaac estaba tirado en el suelo, con un impacto de bala en su brazo sangrante, trataba de detener el fluido rojo presionando con su mano, pero parecía insuficiente.

--- ¡¿Donde esta?!--- Le pregunte mientras yacía casi inconsciente en el suelo de la habitación.

--- Se... Se la llevo.--- Logró responder.--- No pude hacer nada.

--- ¡¿Que te dijo? Isaac, tienes que decirme todo.

--- Él... Entro, dijo que venía de tu parte, que estabas herido.--- Hizo una pausa, le costaba trabajo respirar.--- Dashia y yo abrimos la puerta casi al mismo tiempo... Ella estaba asustada... Él me disparo y le apuntó con un arma, se la llevo a rastras.

--- ¡Mierda! --- El liquido viscoso que pintaba el suelo me hizo volver a la realidad.--- Te buscaré un médico, y luego la encontraré.--- Dije y me puse de pie.

Recorrí de nuevo el camino anterior, los oficiales apenas cruzaban la recepción, mi corazón latía a mil por hora, solo esperaba que ella estuviera bien.

--- ¡Hay un oficial herido arriba! ¡Traigan un medico, pronto!

El jefe de la policía cruzo la puerta al final.

--- ¡¿Que paso?!--- Preguntó agitado.

--- ¡Hirió a Isaac y se llevo a Dashia. Necesito las carreteras cerradas y el perímetro asegurado!

--- Cuenta con ello, ¿Que harás tu?

La impotencia me embargo, me sentí desubicado por un momento. ¿Que podía hacer ahora?

--- ¡Voy a encontrarla, es lo único que importa¡--- Respondí decidido.

No hay mejor palabra para describirlo que impotencia, sentía muchas cosas, había sentido impotencia muchas veces antes, pero esta vez era diferente, si él la lastimaba, si él era capaz de lastimar una minúscula parte de su existencia, lo mataría con mis propias manos.

El bello síndrome de estocolmo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora