Capitulo 65: ¿Qué fue?

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--- ¡Mierda! ¿Hasta cuándo?... Tengo que sacarla de aquí pronto imbécil... Si espero mas van a encontrarla... Tu me dijiste que me ayudarías a salir de este mugroso pueblo sin problemas... No puedo ser demasiado paciente ¿Entiendes?... Voy a esperar un poco... Si no lo resuelves pronto me iré sin tu ayuda y si me detienen te delataré.--- Colgó. Volteó a verme a un lado.--- Tendremos que esperar un poco mas mi amor.

Guarde silencio.--- Vamonos Kenny, vamos hoy, tenemos que irnos para estar juntos ¿Recuerdas?

Enarco las cejas.--- Dice que hoy es peligroso, están buscandonos por toda la ciudad, ese idiota de Ian que no se resigna.

--- ¡Hay que irnos entonces, asi él no podrá encontrarnos!

Se acercó a mi y me tomó por el cabello con brusquedad.--- ¿A qué estas jugando?--- Preguntó con expresión firme.

--- ¡Sueltame! ¡Me lastimas!--- Gemi. Y su expresión se suavizó de inmediato.

--- Deja de provocarme entonces.

Sonrió y sin soltar mi cabello acercó su rostro al mio, su aliento caliente  humedecía mi piel, acercó sus labios a los mios y me besó contra mi voluntad, intente safarme girando mi rostro pero su agarre era fuerte, no sentía nada, cerré los ojos con fuerza, solo quería que terminará pronto.

--- Extrañaba tanto tu boca.--- Me susurró, y continuó besando mi cuello.

--- ¡No! ¡Basta! --- Grité pero el parecía no escuchar.--- ¡Sueltame! ¡Alejate!

Quería arrancar la piel de mi cuello a tirones para desvanecen las huellas humedas que dejaban sus labios en mi.

--- ¡Te deseo Dashia!--- Llevo su mano a mi pecho sobre la tela.

--- ¡No! ¡Sueltame!--- Segui gritando.--- ¡Dejame!

--- ¡Señor! ¡¿Está todo bien adentro?!--- Una voz femenina grito del otro lado de la puerta.

Kenny cubrió mi boca con su mano, alejó su rostro del mio y giró a la puerta, saco la pistola de su pantalón y la puso bajo mi costilla, senti el hierro frío a través de mi vestido.

--- ¡Shhh! ¡Callate! --- Me susurró.

--- ¿Señor?

--- Si gritas, te voy a matar, y a ella también. ¿Entiendes? No quieres tener la culpa de su muerte ¿O si?--- Susurro.

Negue con la cabeza con lentitud.

--- Bien.--- Dijo y soltó mi boca.

--- Ya voy.--- Gritó en dirección a la puerta. Me tomó del brazo y me hizo poner de pie, me llevó a rastras hasta la puerta del otro lado de la habitación y me encerró en el baño, me recargue en la puerta de espaldas sin dejar de llorar en silencio.

¿Qué podía hacer? No podía siquiera arriesgarme a que Kenny le hiciera daño a esa mujer, jamas podría vivir con eso.

--- Lo siento señor, las personas de los otros departamentos llamaron, escucharon algunos gritos y se alarmaron un poco.--- Escuche  en silenció del otro lado de la puerta.

--- Lo siento, veía el televisor y no puse atención al volumen.

--- No se preocupe señor, avisaré que todo esta bien.

Segundos después la puerta se cerro.

Me hice a gatas hasta la esquina y encogí mis piernas, cerré los ojos con fuerza. La puerta se abrió pero el silencio se mantuvo después.

Abrí los ojos con lentitud, Kenny estaba parado frente a mi, levanté los ojos en su dirección, me veía inexpresivo.

--- ¿Me temes?--- Preguntó.

No respondí, no quería darle el gusto.

--- ¡¿Por qué?! --- Grito y me sobresalto, pegué mi rostro al azulejo frío.--- ¡¿Por qué no puedes amarme?!--- Comenzó a llorar desconsolado y se dejo caer de rodillas frente a mi.

Voltee a verlo con lentitud mientras acomodaba sus rodillas frente a él y lloraba como un pequeño.

--- ¡¿Por qué no puedes amarme como yo te amo?!--- Gritaba mientras su rostro se bañaba en lágrimas, lo mire asustada, lloraba desconsolado con su rostro entre sus rodillas y comenzó a mecerse con lentitud.

Dejo de llorar unos minutos después, levantó su rostro enrojecido y me miro en silencio, oculte mi rostro tras mis rodillas.

Kenny comenzó a reír.

El sonido de sus carcajadas retumbaba en mis oídos. Cerré los ojos con fuerza. Guardó silencio poco después.

--- Yo me enamore primero de ti.--- Me dijo tranquilamente.--- Antes de que nadie notara lo maravillosa que eras yo lo noté.--- Levante mi rostro hacia él con precaución.--- Nunca sentí nada parecido.--- Recargó su cabeza de lado contra la pared.--- Solo quería que voltearas a verme, cuando te ayude a ponerte al corriente mientras nadie mas te ayudo.--- Hizo una pausa, veía a algún punto, pero no era a mi, a pesar de que su vista apuntaba en mi dirección, su atención no se posaba en mi.--- Recuerdo la primera vez que rosé tu piel. Me devolvías aquel estúpido libro que usaste para literatura.--- Rió un poco al recordarlo.--- Ni siquiera recuerdo su nombre, porque rosé tu mano con mis dedos, tan suave, cálida, tan perfecta, y nada alrededor tenía mas sentido que ese instante.

>> Recuerdo perfectamente como tu cabello se movía con el viento en aquel partido de fútbol en el colegio.--- Rió de nuevo.--- Siempre haz sido mala para los deportes, pero lucías tan hermosa con el uniforme que tu juego pasaba desapercibido para todos.--- Hizo una pausa.--- Quisiera volver a  ese tiempo en el que estudiábamos por las tardes, a solas, tu y yo nadamas.--- Su mirada volvió a mi.--- ¿Qué hizo él para que lo amaras antes que a mi?--- Me preguntó con expresión triste.--- Solo dime que fue, dime que hacer.

--- Dejame ir.--- Respondí.--- Solo dejame ir Kenny.

Se puso de pie.--- ¿Para qué vuelvas con él? ¿No puedes pensar en algo que no sea Ian Moratt?

--- Solo dejame ir Kenny. Tu y yo jamas podremos estar juntos.

--- ¡No seas estúpida!--- Gritó levantando sus manos en señal de desespero.--- ¡No vas a irte de aqui!--- permaneció de pie unos segundos mas.--- La única manera de que podamos ser felices... Es matandolo... Ian tiene que morir.

El bello síndrome de estocolmo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora