Capitulo 46: Cielo.

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Ian abrió la puerta del cuarto de baño con su torso desnudo, quise voltear para otro lado pero me fue imposible.

--- Te estuve esperando.--- Dijo sonriendo.

--- Oye ponte algo.--- Dije riendo.

---Ah es cierto, soy una "tentación" para ti.--- Dijo enmarcándolo con unas comillas en el aire.

Rei.--- No eres una tentación.

Tocó su pecho desnudo e hizo un gesto de dolor.--- ¡Auch!--- Dios, si lo era. Se acercó un poco a mi y me tomo de la mano, me acerco a el, nuestros cuerpos a escasos centímetros, no me di cuenta cuando comence a sudar. Entrelazo mi mano en la suya y pego ambas a su pecho desnudo haciéndome acercar aun mas, sonreía y mis piernas comenzaban a temblar. Acercó su rostro al mio y besó mi mejilla, llego a mi oído y me susurro.---¿Aun crees que no soy una tentación para ti?--- Mis ojos estaban cerrados y mi piel erizada, no respondi.--- Porque tu lo eres para mi.--- Sonreímos. Me beso, lo bese, quise tocar su pecho desnudo, senti la suavidad de su piel aun húmeda, casi me estremeci, rodee su cuello con mi mano libre, el tomo mi cintura y acaricio mi espalda, me sujeto a el en un movimiento repentino, sin dejar de besarme cada vez con mas pasión.

Un estruendo proveniente de fuera de la habitación me hizo saltar lejos de sus brazos. Hizo un gesto con su dedo indice para que guardara silencio y se dio la vuelta, camino con lentitud hasta la ventana y aparto apenas unos centímetros el cobertor. Mi corazón latía con fuerza.

---Quedate aqui.--- Me dijo dirigiendose a la puerta de la habitación con lentitud.

--- No, no me dejes sola. --- Lo sujete del brazo aun desnudó.

--- Ire a revisar, solo espera.--- Deposito un suave beso en mi frente y abrio la puerta, me sente con cuidado en la orilla de la cama y guarde silencio sin despegar mi vista de la puerta, unos minutos despues la perilla giro, Ian abrió la puerta en silencio y entró.

---¿Que paso?--- Pregunte al tiempo que me ponía de pie.

--- La puerta del frente esta abierta.--- Respondió con seriedad.--- Pero no hay nadie dentro y no se ve forzada.

--- ¿Seguro no hay nadie dentro?

--- Además de tu tía durmiendo como tronco no.

--- ¿Y si se escondió?--- Sentí el miedo apoderarse de mi.--- ¿Y si esta dentro? Escondido por ahi, esperando.--- Ian me tomo de ambos brazos.

--- No hay nadie dentro, estoy seguro, yo voy a cuidarte. ¿De acuerdo?--- Me abrazo con fuerza.

--- Esa puerta no se abrio sola Ian.

--- Linda, ¿puedes confiar en mi?Asenti con mi rostro pegado a su pecho.--- Vamos, intenta dormir.--- Se aparto y me tomo de la mano.

--- ¡La puerta estaba abierta! El debe estar adentro.--- Mi cuerpo comenzó a temblar, mi corazón latía con fuerza.--- Me gire y comencé a recorrer la habitación con rapidez sin poder detenerme.

--- Linda, tranquilizate.

--- No, el esta adentro, estoy segura, tenemos que irnos.--- Me dirigí a la ventana y arranque el cobertor.--- Vamos, rompe el vidrio, saldremos por aqui.

--- Dashia, no hay nadie aqui.--- Me dijo con un atisbo de impaciencia en su calmado tono de voz.

--- Ian, el esta aquí, puedo sentirlo, esta escuchándonos ahora.--- Susurre.--- Tenemos que irnos.

Su expresión se volvió fría, preocupada.--- Mirame.--- Me miro a los ojos y me obligo a mirarlo.--- Tienes que escucharme. No hay nadie mas dentro.

--- Deberíamos llamar a la policia.--- Solte desesperada.

--- Yo soy la policía.--- Se limitó a decir. Hizo una pausa sin dejar de verme a los ojos.--- Y estas segura conmigo.

--- Promete que siempre vas a cuidarme, como haz hecho hasta ahora. Que puedo estar segura a tu lado.

--- Te lo prometí una vez, nadie va a hacerte daño.

Me abrazó con fuerza y me aferre a el, de pronto ahí, en sus brazos, deje de sentir miedo, escuchando su corazón en mi oído, sus brazos rodeando mi cuerpo, su voz suave, su paz que ahora era la mía. Tal vez era momentánea, pero todo en esta vida lo es, incluso la vida misma, es momentánea, es frágil, puede terminar en una fracción de segundo igual que mi seguridad o mi miedo.

Ambos teníamos demonios, teníamos miedos y tal vez una especie de dependencia pero juntos, cuando estábamos juntos y podíamos fundirnos en un abrazo, en un beso, solo con mirarnos a los ojos, todo lo demás desaparecía, quedábamos solo el y yo, escapabamos a un lugar donde nada mas podía entrar, nada podía perturbarnos ni dañarnos. Era consciente de que no podríamos escapar siempre, tarde o temprano teníamos que enfrentarlos, nuestros temores, nuestros demonios nos alcanzarían en ese cielo, nuestro cielo. Pero ahí, en sus brazos, recostados uno frente al otro hasta quedarnos dormidos, el era lo único que podía ver... Y sentir.


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Perdooooon!

Perdón por tardar tanto en actualizar, no he tenido mucho tiempo!:(

Dejenme sus comentarios para saber lo que mas les gusto!:*

El bello síndrome de estocolmo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora