Capitulo 21: nada.

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--- ¿Qué harás cuando salgan?

--- Aún no lo se.--- Dijo recargado de espaldas en la pared, volteaba de vez en cuando a echar un vistazo.--- No pienso matarlo, sería muy fácil.

Guardamos silencio unos minutos mas.

--- Ahí vienen.--- Me susurró, mi corazón comenzó a latir con fuerza, Ian asomo brevemente la cabeza de nuevo.--- Ese cobarde esta cubriéndose con las jovencitas.

--- ¿Está solo?

--- Checo esta con él.--- Me susurro.--- Quedate aquí.--- Me dijo.

--- No, yo voy contigo.

--- Me ayudarás mas desde aquí.

--- ¿Qué hago?

--- Todos los autos cercanos a ellos están ponchados por las balas, cuenta 20 segundos después de que me vaya y disparas al aire, se ocultarán tras ese auto gris o ese azul de la derecha.--- Señalo.--- Yo estaré por atrás y les dispararé a ambos.

--- ¿Qué pasa con las niñas?

--- Cuando yo dispare, corre hacia ellas, yo te cubriré, traelas aquí ¿entiendes? --- Asenti. --- Se que puedes hacerlo, si algo sale mal, dejame disparar a mi, tengo muy buena puntería, tu no.--- Sonrió, se dio la vuelta y corrió hacia el lado izquierdo.

Comencé a contar, 1, 2, 3, volteaba ocasionalmente, checo revisaba los autos buscando alguno que pudiera servirles, el jefe se cubría con tres jovencitas, todas de tez morena, apenas le llegaban al hombro, sus vestidos en extremo ajustados y cortos, sus tiernos rostros llenos de lágrimas, aterrados, solo pensar en todo lo que esas niñas habían pasado a su corta edad me provocaba ganas de matarlos a ambos, pero Ian tenía razón, la muerte sería muy fácil para ellos.

17, 18, 19, 20, mi corazón quería salir de mi pecho, tome el arma con ambas manos, bajé el seguro con el pulgar, apunté al aire y jale el gatillo, asome mi cabeza, ya no estaban al alcance, apenas veía sus pies bajo el auto gris, me preparé para correr hacia ellos.

Escuche dos disparos, un grito de queja, y corrí hacia el auto agachandome.

--- Pensé que al menos en esto tendrías palabra ¿no te importa matar a estas niñas?--- Ya estaba agachada del otro lado del auto. Asome mi cabeza por abajo, para ubicar a las niñas. Escuche otra bala, y una lluvia de balazos en dirección a donde salio la primera, después nada, me asuste, si herían a Ian ¿que pasaría conmigo?, borre esos pensamientos de mi mente, tome el arma con mis manos, estaba temblando y quería vomitar.

--- ¡Ya se donde te escondes animal! al menos parece que estas solo.--- Dijo el jefe del otro lado.

--- Deja ir a las niñas, estas herido y no llegarás lejos.

--- ¿Estas loco? Ellas me llevarán a casa.--- Reía.

--- Estoy apuntando a tu cabeza justo ahora.--- Grito Ian de algún lado tras los edificios.

Alcance a ver a Checo tomar a una de las niñas.

--- Si me disparas, él va a matarla.--- No sabía que hacer ahora, lo único que yo tenía que hacer era sacar a las niñas de ahí, ¿pero como hacerlo sin que me vieran?

--- Si la mata, ambos morirán.

Decidí moverme, checo estaba parado frente al jefe que estaba en el suelo, una pierna le sangraba, del otro lado estaban las otras dos niñas arrodilladas en el suelo. Di la vuelta al auto silenciosamente, las tenía a unos centímetros de mi, toque el hombro de una. Checo y el jefe seguían discutiendo a gritos con Ian.

La niña volteo asustada, su rostro cubierto con lagrimas,--- Shh.- puse mi dedo índice sobre mi labio. La otra niña volteo aterrada, señale la parte contraria del auto, me puse de pie, checo volteo de reojo sin dejar de apuntar a la tercera niña en la cabeza, levante la pesada arma y le apunte, yo no sabía disparar, pero ellos no sabían eso, las niñas corrieron al otro lado agachadas.

--- ¡Maldita perra!--- Gritó el jefe.
Segui a las niñas tras el auto.

--- Cuando les diga corran tras ese edificio ¿entienden?--- Ambas asintieron nerviosas.---1, 2, 3... Ahora.--- Corrieron lo mas rápido que sus altos tacones les permitían, yo caminaba de espaldas tras ellas, apuntando mas por mantener el papel, que porque pensara disparar de verdad. Me di la vuelta, estábamos a punto de llegar.

--- ¡Sii no te importa esta puta, supongo que aquella si te importa!--- Gritó checo, el fuerte sonido seguido del calor y un incomparable dolor en el muslo, me hicieron caer, escuche más balas, pero el dolor seguía. Voltee al frente y las niñas miraban aterradas desde tras del edificio.

--- Que... Quedense ahi, ocultense.--- Ambas desaparecieron.

Me anime a voltear a ver mi muslo, el liquido rojo ya escurría de mi pierna, el dolor era insoportable, podía sentir el acero incrustado debajo de mi carne, pronto deje de sentir la pierna, solo sentía frío, escuche más balas y gritos, pero se oían lejanos, apoye mi cabeza en el pavimento, me sentí débil de repente, me costaba trabajo respirar y mi vista se nublaba, después nada.

El bello síndrome de estocolmo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora