Capitulo 17: Truco.

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--- Ahora que lo pienso Ian, será la primera vez que veas al jefe ¿Cierto?

--- Si.--- Respondió él secamente a un lado de mi.

--- Apuesto a que le caerás bien.--- Respondió checo.

--- Eso espero.

--- Yo espero que no.--- Dijo Kenny.

Checo soltó una carcajada desdé algún lugar.--- ¡Vamos muchacho, no seas envidioso!

Escuché algunas platicas de Checo con el otro hombre, no alcancé a entender sobre que.

Mi corazón latía con fuerza, trataba de repetirme que todo estaría bien, que Ian me sacaría de ahí, pero el miedo seguía latente, si todo eso salía mal y terminaban matándome por intentar escapar. Lo preferiría antes que ser parte de aquello.

---Nos detendremos por gasolina.--- Escuche que dijo uno de ellos.

--- También hecha aire a las llantas de atrás.--- Pidió otro.

Minutos después la camioneta se detuvo, por mi mente paso la idea de pedir ayuda, seguramente afuera habría muchas personas, ellos me ayudarían, salir corriendo y gritar por ayuda.

Checo y el otro bajaron por gasolina y aire, adentro solo quedamos Ian, Kenny y yo. Escuche una puerta abrirse.

--- Checo, voy por unas papas.--- Dijo Kenny a lo lejos y cerro la puerta.

--- Sé lo que estas pensando.--- Dijo Ian de inmediato.--- Pero tenemos que esperar, ellos están armados ¿Recuerdas? Tenemos que estar seguros de que podemos hacer esto.--- Tomo mi mano.

Sin embargo la desconfianza me embargo de nuevo, ¿Qué mas daba en otro lugar que ahí? Paso por mi mente de nuevo la idea de que aquello podía ser una táctica de los secuestradores para que yo no intentará escapar. Estábamos él y yo solos en la camioneta, y me decía que teníamos que esperar. No creo que pudiera haber momento mas propicio que ese.

--- Solo espera linda, por favor, yo te diré cuando correr.--- Me susurro al oído.

--- ¡¿Donde esta el inútil de Kenny? Tenemos que irnos ya!--- Preguntó Checo después de subir al auto.

--- Ahí viene.--- Respondió Ian, un breve jaloneo mas indico que Kenny subió a la camioneta, y esta arrancó de nuevo.--- ¿A donde vamos es muy lejos?

--- Algo, haremos al menos una hora más.--- Respondió checo despreocupado.

--- ¿Y el jefe estará ahí cierto?--- Preguntó de nuevo Ian.

--- Si, tal vez.--- Hizo una pausa.--- Tenía ilusión de conocer a esta muñeca, así que seguro estará esperandola.

--- ¿Y me dejaran entrar a mi? Ya sabes aun no me conocen y supongo que habrá mucha seguridad.

--- Si, siempre hay mucha seguridad, es uno de los negocios mas importantes del jefe, es como su mina de oro, pero vienes conmigo. Además te vamos a presentar, si le Inspiras confianza tal vez hasta te ascienda.--- Dijo en tono sarcastico y soltó una carcajada.

--- ¡¿Ascenderlo?!--- Pregunto Kenny molesto.--- ¿A este?

--- Si, ha sido mas útil que tú.--- Respondió checo.

--- Les recuerdo que fue mi idea traer a está.--- Sentí una patada en el pié.--- Si al jefe le sirve ella, también le serviré yo. Tal vez hasta me de privilegios.--- Hizo una pausa.--- Tal vez me deje acostarme con esta puta.--- Un nudo se formo en mi garganta de nuevo, aquello no podía estar pasandome a mi.

--- Acostarte con ella, tal vez, pero ser el primero ni lo sueñes.--- Respondió Checo entre risas.--- La primera vez de esta niña va a costar miles y miles.

--- Quien sabe Kenny, tal vez el privilegio me lo de a mi. Yo puedo enseñarle a la niña trucos que seguramente tu solo haz visto en internet.--- Respondió Ian burlón, todos rieron. Aquello me hizo sentir incomoda, pero me aferre a la idea de que solo era actuación, estaba fingiendo ¿No?

Otra idea cruzo por mi mente, ¿Y si aquello era un truco de Ian? ¿Y si solo quería mi confianza para quedar bien con el jefe? De verdad quería confiar en él, de verdad lo intentaba, quería aferrarme a la idea de que él me ayudaría, de que pronto volvería a casa con mi familia gracias a él, ¿pero como podía? ¿Como podía confiar en alguien a quien apenas conocía? Un criminal, que formaba parte de esos monstruos que hacían cosas tan terribles, mi deseo de volver a casa era lo que me hacía querer creerle, pero mi instinto no me dejaba confiar por completo en él. No podía.

El bello síndrome de estocolmo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora