Capitulo 14: Cuentame de ti.

3.3K 252 7
                                    

Al menos ahora tenía algo que escuchar, algunas canciones de las que me dio Ian no las conocía, otras apenas las había escuchado, pero agradecía tanto tener algo en que ocuparme y escuchar algo que no fuera esa maldita gotera. El lugar cada vez estaba mas frío.

Escuche un tintinear de llaves y escondí asustada el reproductor.

--- Hola linda.--- Dijo, su voz tranquila.--- Te traje algo de comer.--- Dijo cruzando la puerta.

---¿Qué trajiste?--- Me acerqué a él para tomar las bolsas que traía en las manos.

--- Una hamburguesa y papas.--- Dijo sacando las cajas de plástico de la bolsa y poniéndolas sobre la mesa

--- ¿A caso quieres que engorde?--- Pregunte bromeando.

--- Mmm si, tal vez. Después te mataré y te  comeré.--- Dijo sonriendo. Lo observe en silencio.--- Es broma. Tal vez te comeré viva--- sus ojos en blanco, ese gesto me parecía tan tierno. Se sentó junto a mi.--- ¿Comeré contigo de acuerdo? Checo come de una manera asquerosa. Toda la comida salta de su boca todo el tiempo.--- Reía.

---¿No te... Meteras en problemas por hacerme compañía?

--- Ellos no se preocupan demasiado por lo que hago.--- Dio una mordida a su hamburguesa.

--- ¿Y que haces?... Ya sabes, cuando no estas aqui.--- Me intrigaba aquello. Tal vez tenían esposas, hijos, novias, ¿Podían llevar una vida normal después de lo que hacían en ese lugar?

--- Mmm a veces visito a mi mamá.--- Sonrió.

--- ¿Solo eso?... ¿No vives con ella?

--- No, vivo solo, pero paso la mayor parte del tiempo aquí. Mamá y yo tenemos una relación complicada...

--- ¿Porqué?... ¿Porqué es complicada?

--- Hace dos años mi hermano menor murió... Y mama me culpó por eso.--- Se quedó unos segundos viendo a la nada.--- Pero no quiero hablar de eso.--- Cuentame de ti.

--- Mmm bueno... También odio los pepinillos.--- Sonreimos.--- Tengo un admirador psicópata y como veras no salgo mucho.

--- También eres una pésima cantante.

--- ¿De que hablas? Soy excelente.--- Se quedó en silencio, yo también.

--- De verdad apestas.--- Sonreía.

--- Tu no lo haces mejor. --- Hice una pausa para comer.--- ¿Y tu mamá sabe a que te dedicas?

--- Si...--- Dijo pensativo.--- No le gusta mucho, le parece peligroso... Piensa que por esto murió David.--- Se quedo viendo a la nada de nuevo.

--- ¿Y estudias?--- Cambie de tema.

--- No, hace rato termine con eso.

--- ¿Y tienes novia o algo así?--- Sonrió.

--- No. Pero me gusta alguien.--- Dijo viendome, mis mejillas se calentarón y sonrei.--- Pero es pésima cantante, y no sale mucho. Así que no puedo invitarla a salir en alguna cita.--- Reímos.

--- ¡Eso es cruel!.--- Dije entre risas.--- ¡Te burlas de mi encierro.!

--- Vaya que eres creída, ¿Qué te hace pensar que eres tú?--- Ambos reímos. Su expresión se volvió seria.--- Trato de hacerlo menos... Pesado.

--- Gracias. --- Dije. Y era sincera, agradecía sus intentos por hacerme olvidar un poco toda esa pesadilla, aunque él fuera parte de ella.

El bello síndrome de estocolmo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora