Capitulo 81: Perderte.

835 92 12
                                    


Respire profundo, era tiempo de  decirle a Ian lo que aún no sabía, aquello sería difícil, llevaba días preparándome para encontrar la manera de decirlo.

--- Pero aún hay algo que no te he dicho.--- Comencé aún recargada en su regazo.

--- ¿Qué más pasó?--- Pregunto preocupado.

--- Tienes que estar tranquilo ¿De acuerdo?--- Le dije incorporándome antes de decir las siguientes palabras. Él asintió y se sentó tambien. Respire profundo nuevamente, tratando de evitar  el nudo que comenzaba a formarse en mi garganta.--- Isaac... Él.--- Comencé.--- Estaba muy lastimado, cuando llegaron los médicos, tomaron su pulso y... ya era  tarde, no pudieron hacer nada.--- Le dije, el color abandonó su rostro.

--- ¿Murió?--- Preguntó  viendo a la nada, se quedó en silencio unos segundos y comenzó a sollozar, se llevó las manos al rostro. Lo abrace con fuerza.--- ¡Es mi culpa!--- Grito entre lágrimas.--- ¡Él nisiquiera quería ir ahí!

--- Shh. Tranquilo.--- Le dije aferrándome a él.

--- ¡Siempre lo insulte, y ahora está muerto por mi culpa!

--- ¡Hey! ¡Esto no es tu culpa ¿entiendes?! ¡Deja de decir que es tu culpa porque no lo es!--- Le grité para que me escuchará sobre sus sollozos.

--- ¡Sufrió tanto!--- Grito contra mí pecho.--- Yo debí haberlo cuidado, él era más joven, era el novato, yo tenía que cuidar de él.--- Espere pacientemente a que dejara de llorar en mis brazos.

Me arrodille  a su lado para  poder verlo a los ojos y sujete sus manos.--- Tienes que dejar de culparte por todo lo malo que pasa a tu alrededor.--- Hice una pausa.--- Se que quieres controlarlo todo pero es imposible.

--- Una vez más. ¿No te das cuenta? Una vez más deje morir a un compañero.

--- Ian basta, Isaac te admiraba, quería ser como tú porque te conocía como yo lo hago, sabía cómo eres y lo que hay dentro de ti.

--- El murió odiandome, seguramente me culpo y me maldice desde donde está, ¡Soy un hijo de puta! ¡Soy un imbecil!--- Grito y comenzó a llorar de nuevo.

Qué equivocado estaba al pensar de Isaac murió odiandole.

--- Él no te odiaba, nunca lo hizo.--- Le dije.--- Te admiraba, él me lo dijo, eras su mejor amigo.

--- ¡¿Amigo? ¿Qué clase de amigo hace lo que yo le hice a él?!

--- Isaac amaba su trabajo, igual que tú, él fue con nosotros porque así lo sintió, porque penso que era lo correcto.

--- ¡Yo no debí dejarlo ir! ¡Ésta era mi pelea!--- Grito contra mí pecho mientras lo abrazaba.

Mis mejillas se humedecieron en segundos, Ian lloro contra mí pecho y yo lo hice también, Isaac era joven, pero decidido y tan valiente como ningún otro, era noble y tenía tantas convicciones, tenía sueños, aspiraciones, metas que lograr todavía, y ahora el destino le arrebataba la oportunidad de lograr cualquier objetivo.

Comprendía como se sentía Ian, aunque seguía pensando que nada de eso era su culpa, era inevitable en esos momentos pensar en lo que se pudo haber hecho por salvar su vida.

Talvez si yo no hubiera insistido en acompañarlos, Isaac no hubiera estado ahí cuando Kenny fue por mi al hotel. Pero "Talvez" y "hubiera" son solo palabras que torturan mente y alma. Palabras y pensamientos que no llevan a ningún lado, más que a un abismo de ideas imposibles.

---Lo único que me pedía todo el tiempo era que huyera, que corriera contigo para estar juntos, él nunca te desearía un mal.--- Le dije entre lágrimas, él no respondió.--- Te apreciaba Ian, de verdad lo hacía.

--- ¿Qué más te dijo? --- Me pregunto una vez que estuvo más tranquilo.

--- El... Quería ser como tú... Él...--- Pensé en decirle todo, en decirle que Isaac estaba enamorado de él, que lo amaba, que fue con nosotros para estar a su lado, ayudar a aliviar aunque fuera un poco su culpa. Pero no lo hice, ese no era mi derecho, yo no podía aprovecharme de la confianza de Isaac para aliviar el dolor de Ian, Isaac me pidió que fuera su confidente, y yo lo era.--- Estuvo tranquilo todo el tiempo.--- Dije por fin.--- Estaba convencido de que yo debía volver contigo.--- Le dije con mis mejillas humedecidas al recordarlo.

Se quedó en silencio unos segundos.--- Esto es como cuando murió David, yo era el responsable, yo era quien debía cuidarlos a ambos y no pude.

--- Ian, basta.

--- David, Samuel, Isaac... Los tres confiaron en mi, tu confiaste en mí y casi te pierdo también.

--- ¿De que estás hablando?--- Pregunté arrugando la frente.

--- Te terminaré arrastrando a esta locura, a esta mierda llena de gente muriendo.

--- ¿Qué dices?

--- Vete.--- Me pidió sin verme a los ojos.--- Todas las personas que confían en mi terminan muertas.--- Levantó su mirada a mi, sus ojos reflejaban un profundo pesar.--- No me perdonaría perderte a ti también.

--- No me iré.--- Le dije con decisión.--- ¿Recuerdas cuando te pedí que te alejaras de mi y no lo hiciste? Pues yo no lo haré, me quedare justo aquí ahora que me necesitas y cuando no me necesites también estaré aquí.--- Me senté en el sofá junto a la cama y cruce mis brazos frente a mí pecho.

--- ¿Porque lo haces tan difícil?--- Me preguntó con seriedad.

--- Porque te amo, me amas y necesito estar contigo. ¿No lo entiendes? ¿Eres tan tonto para no darte cuenta de que mi lugar es a tu lado?

--- No quiero hacerte daño.--- Me dijo y pude notar como sus ojos se humedecieron de nuevo.

--- Tú me haces bien, me haces feliz, desde que te conocí he pasado los momentos más aterradores de mi vida y saber que tu estarías a mi lado me ha hecho superarlos todos. No entiendo porque ahora quieres alejarme.

--- Todo esto ha sido una locura, me conociste en tu secuestro, estoy seguro de que no confiabas en mi del todo, pero te aferraste a mí porque era tu única oportunidad, te descubrí frente a aquellos hombres aunque por dentro me moría de celos. Me odiaste, estoy seguro. Pero después te aferraste a mí cuando te dijeron que no debías estar a mi lado, que era ese síndrome raro.

---Te amo Ian.--- Lo interrumpí.--- No puedes estar dudandolo ahora.

--- No lo dudo.--- Respondió con seriedad.--- Pero no creo que esto sea lo mejor para ti, al menos no por ahora, mi trabajo... Amo lo que hago lo sabes, pero si te quedas conmigo esto siempre será así. La muerte... Me rodeará siempre y no quiero perderte también.

--- ¡Esa es mi decisión!

--- ¡No, no lo es! Porque si te pierdo el que sufrirá soy yo.

--- No vas a perderme, y no voy a ir a ningún lado ¿Entiendes? Voy a sentarme aquí, a cuidar de ti como tú haz cuidado de mi, mañana te llevaré a casa de tu madre y si insistes en alejarme de ti vas a tener que encontrar una manera más eficiente.

Se dejó caer de espaldas en la cama, minutos después se quedó dormido de nuevo, o al menos eso parecía. Desde mi asiento podía verlo con claridad, me gustaba verlo, con esa paz que el sueño le brindaba a su rostro.

Ian era noble, era el mejor ser humano que había conocido, lo admiraba tanto, lo amaba tanto que no concebía una vida sin él a mi lado, no me importaba cuántas cosas más tuviéramos que atravesar, porque saber que él estaría junto a mi era todo lo que necesitaba.

El bello síndrome de estocolmo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora