Capitulo 86: Sudor mezclado.

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AVISO!:Este capítulo no influye en la trama del libro así que si no te sientes comod@ leyéndolo puedes saltarte al siguiente

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AVISO!:
Este capítulo no influye en la trama del libro así que si no te sientes comod@ leyéndolo puedes saltarte al siguiente.
Si por el contrario eras de las que ansiaban leer el capítulo de Dashia con Ian bienvenid@ y disfrútalo! No olvides dejar tus comentarios que me motivan muchísimo a escribir  más capítulos.
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Su corazón late en mi oido, la noche es preciosa aunque hace un poco de frío, su mano acaricia mi hombro desnudo con suavidad, la yema de sus dedos en contacto con mi piel desnuda me hace estremecer.

Llevamos un rato acostados sobre el cofre de su auto,Ian saco un cobertor que siempre carga en el asiento trasero, ese cobertor ha sido un aliado  imprescindible en algunos de nuestros encuentros.

Estamos platicando de trivialidades, poniéndonos un poco al corriente sobre mis clases y su trabajo, me cuenta que vio a su madre hace un par de días, parece que inició un negocio de venta de comida, que me envió saludos y me pidió que fuera a visitarla.

--- Me gusta tu piel.--- Suelta de repente mientras observa sus dedos recorrer mi hombro.--- y tu boca.--- Levanta mi mentón con su mano y me besa.--- y Tu cuello.--- dice y lleva sus labios a mi cuello depositando besos suaves en mi piel.--- y toda tú.--- Agrega.

Me besa y correspondo a su beso con fiereza, lo había extrañado tanto. El contacto de su piel me estremece, en unos segundos estoy sobre él, mis rodillas a sus costados,  sus manos reposando en mis caderas y las mías apretando su cuello, aferrándome a él.

No me siento intimidada, Ian condujo varios kilómetros fuera de la ciudad y estacionó el auto en medio de la nada.

Al ritmo de sus besos y sus caricias mis caderas comienzan a moverse de enfrente hacia atrás con lentitud en un movimiento casi involuntario.

Una de las manos de Ian que antes reposaba en mi cadera, ahora avanza hacia mí pecho, lo acaricia sobre la tela de mi vestido, mi entre pierna ya está humedecida y con la cercanía de su miembro puedo sentir que él está en el mismo grado de excitación que yo.

--- Te extrañaba.--- Me susurra enmedio de un beso.

Lo beso con más pasión, de vez en vez suelto una mordida en sus labios y lo siento reír. Me siento sobre sus piernas y lo atraigo hacia mí sin dejar de besarlo, con mis manos comienzo a desabotonar su camisa con lentitud, su piel tibia y suave, sus músculos y su pecho marcado queda al descubierto. El toma mi rostro con sus manos y aparta mis cabellos de mi cuello, dirige sus manos a la cremallera de mi vestido y con lentitud baja el cierre sin dejar de besarme, con la yema de sus dedos baja el tirante haciéndolo resbalar por mi hombro, continua besando mis hombros y en pocos segundos mi vestido deja al descubierto mis pechos también, por un segundo siento la necesidad de cubrirlos.

--- Eres tan hermosa.--- Me dice Ian y sonrió.

Entonces es él quien toma el control tomándome de la cintura. Sin dejar de besarme gira sobre el cofre y se coloca sobre mi, comienza a besar mi cuello con pasión, besa mis hombros y continua bajando hasta mis pechos, su lengua experimentada alrededor de mis pezones me hace estremecer y mi entrepierna totalmente humedecida clama por su miembro.

Ian me despoja del vestido  en pocos segundos, lo deja caer a un lado y quedó frente a él en mi pequeño boxer de encaje, y mis zapatillas color púrpura. Deja caer su camisa a un lado también, levantó mi cabeza y me recargo sobre mis codos en el cofre para verlo divertida como desabotona su pantalón y se deshace de el también.

Queda de pie frente al auto solo en su boxer de licra, a través del cual puedo notar su erección.

Me mira unos segundos sonriente, y avanza hacia mí con decisión, sus manos en mi espalda, mis pezones rozando su piel, cada detalle del momento me excita un poco más,

Ian comienza a bajar su mano por mi abdomen y la introduce en mi boxer, sus dedos tocan mi humedad con delicadeza y me estremezco, un breve gemido escapa de mis labios pero no me importa. En ese momento nada me importa.

Ian me despoja de mi boxer también y se abalanza sobre mi de nuevo, me besa y mi cuerpo casi ruega por el suyo.

Con envestidas suaves pero constantes pronto somos uno.

Mi cuerpo quiere explotar de placer con su miembro endurecido dentro de mi, siento como todos mis pliegues se contraen y se extienden conforme el entra y sale de mi.

Con movimientos suaves pero firmes, mi cadera se mueve involuntariamente para seguir el ritmo de la suya.

--- Me encantas Dashia Scott, me vuelves loco.--- Me dice entre gemidos y sonrió.

Soy tan feliz justo en ese preciso momento que solo quisiera quedarme ahí por siempre.

Poco a poco sus movimientos y los míos se vuelven más desesperados, ansiosos por llegar al climax. Mi cadera se mueve al frente y atrás conforme su miembro entra y sale de mi cavidad, apenas alcanzo a notar que mis uñas rasguñan su espalda pero no puedo detenerme y a él parece no molestarle, así que no me preocupo.

Los breves gemidos que antes escapaban de mis labios ahora se volvieron gemidos en toda la extensión de la palabra que salen sin cesar y alcanzan tonalidades mucho más amplias.

Pronto puedo sentir como toda la sangre de mi cuerpo se dirige a mi entrepierna, mi cerebro solo puede concentrarse en el tremendo placer que emana de ella. Mis labios producen gritos ahogados que no me preocupan.

Cuándo puedo abrir los ojos, Ian sonríe satisfecho aún sobre mi.
Nuestro sudor mezclado y nuestras respiraciones agitadas

--- Te amo.--- Me dice con una sonrisa.

--- Y yo te amo a ti.--- Respondo.

Nos acurrucados unos minutos abrazados mientras vemos la luz de la luna.

--- Creo que me debes un cofre nuevo, estuviste muy intensa.--- Dice riendo y yo también lo hago.

Se produce un silencio entre ambos.

--- ¿Qué voy a hacer si te dicen que debes alejarte de mi Dash? ¿Qué voy a hacer si decides que no me amas? ¿Cómo voy a vivir sin ti?

Levantó mi rostro para verlo a los ojos, aún con la escasa luz de la noche puedo notar perfectamente el azul que emana de ellos.

---Hagan lo que hagan, diga lo que diga ese diagnóstico Ian, yo voy a estar contigo siempre.--- Me besa en la frente.

Y sé que la palabra siempre da un poco de miedo y es totalmente incierta. Sé que nada es para siempre, sé que puedo morir en ese preciso instante, que puedo morir al día siguiente. Sé que en un futuro tal vez el amor se acabe o tengamos que separarnos por alguna razón, pero lo que le dije a Ian en ese preciso momento era absolutamente cierto, siempre estaría para él,. Incluso si moría, incluso si dejaba de amarme. Incluso si el mundo entero se oponía a nosotros yo siempre estaría para él. Siempre.

El bello síndrome de estocolmo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora