Capitulo 74: Muerto.

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Muerto.

Hacía ya un rato que el frío había dejado de calarme los huesos, desde que Nuñez recibió aquella llamada y repitió aquellas palabras terribles

---¿Entonces Ian Moratt está muerto?

Mi sangre se heló y todo a mi alrededor se movió por un momento.

Mi pecho dolía. Una sensación extraña recorría mi cuerpo entero.

No puede estar muerto. Me repetí.

--- Lo siento tanto.--- Dijo Kenny con una sonrisa socarrona.

--- ¡Callate! ¡Él no esta muerto!--- Le grité con los ojos inundados en lágrimas.

--- Ya nadie va a salvarte.--- Dijo sonriendo satisfecho.

--- No tenemos tiempo para estupideces.--- Interrumpió Nuñez con pesadez.--- Termina de atarla y vamonos.

Kenny se acerco a mi y se arrodilló.

No llores. Dije para mi misma.

Kenny comenzó a atar mis pies sin dejar de verme con una sonrisa de satisfacción. Solo lo observe con desden. Tratando de mantenerme firme y sostener su mirada para que no notara mis ganas de salir corriendo de ahí para buscarlo, para cerciorarme de que estaba con vida y de que ellos mentían.

--- Estas lista, es hora de irnos.--- Dijo cuando hubo terminado de atar mis manos y amordazarme.

--- ¿Qué hay de él?--- Preguntó Nuñez señalando a Isaac a mi lado, recostado e inconsciente.

--- Deberíamos dejarlo aquí para que termine de morirse. De todas maneras no le queda mucho tiempo y sera un estorbo.

--- No seas idiota, no nos podemos arriesgar.

--- ¿Arriesgar a que? Ian esta muerto, nadie mas sospecha de ti.

--- Eso es lo que me preocupa.--- Agregó pensativo.--- No sabemos si hablo de sus sospechas con alguien. No sabemos si alguien mas sospecha de mi, por eso tendré que desaparecer.

--- ¿Vas a irte?--- Pregunto Kenny enarcando la ceja.

--- No voy a quedarme para pagar los platos rotos de todo este desmadre.

--- Claro, ¿pero eso no es mas sospechoso? Ya sabes que desaparezcas ahora.

--- No importara, con ese dinero podre irme a cualquier parte del mundo y empezar una nueva vida.

Alguien toco la puerta de madera y todos giramos nuestra atención a ella.

--- Soy yo Ruben.--- Nuñez abrió la puerta y el hombre alto y ya familiar cruzó la entrada.

Había escuchado que Nuñez y Kenny lo llamaban "El chino" por sus rasgos asiáticos, iba de vez en cuando acompañando a Nuñez, o a llevarle a Kenny cosas que él le encargaba, nunca había hablado conmigo o de mi, si nuestras miradas se cruzaban en algún punto, la desviaba y hacía como si yo no estuviese ahí. Una manera de no vincularse supuse.

--- ¿Está todo listo?--- Preguntó el hombre asiático.

--- Si, ese bulto de ahí tendrás que llevarlo tu.--- Dijo Nuñez señalando a Isaac a mi lado.

--- Afuera vi a esa mujer, la que te rento el cuarto, ¿Qué pasa con ella?

--- Voy a matarla.--- Dijo sacando su arma y viendola con atención. El chino trago fuerte.--- Me ha visto entrar aquí muchas veces, no me puedo arriesgar.

--- Claro, pero a quien van a culpar de su muerte va a ser a mi.--- Dijo Kenny molesto.--- ¿No puedes solo amenazarla como a la recepcionista?

--- ¿Qué importa si te culpan? Pronto vas a estar muy lejos con esa puta, además a Sandra también voy a matarla.

--- Si, pero si me atrapan me culparán por su muerte también, y por la de Ian.

--- Deja la paranoia, nadie va a atraparte, y sobre lo de Ian, tú eras el principal interesado en matarlo.

--- Y lo habría hecho, lo hubiese matado con mis propias manos.--- Dijo con seriedad viendo al vacío.

--- Bien, pues ahora esta muerto, es hora de irnos.--- Dijo Nuñez guardando su arma de vuelta a su pantalón.

El chino se acercó y me miro con disimulo, se acerco a Isaac a mi lado y metió su brazo bajo sus costillas, Isaac abrió los ojos por unos momentos, y se quejo, pero después quedo inconsciente de nuevo, El chino lo tomo con cuidado y llevo el brazo de Isaac a su nuca, lo levanto en sus hombros y camino a la puerta.

Kenny me miro y me tomo del brazo guiandome frente a él, sentí en mi espalda como enterraba la punta de su arma.

--- Cuidado, que esta se dispara solita.--- Me susurro al oído.

Caminé frente a él guiada por su mano en mi brazo, podía sentir como enterraba en mi brazo sus uñas con fiereza, como tratando de aferrarse a mi para no perderme, frente a nosotros caminaba el chino con Isaac inconsciente  colgando por su espalda. Se quejaba y mascullaba cosas ilegibles, pero no hacía ningún intento por zafarse de ahí, imagine que estaba demasiado débil para eso, su aspecto era tenebroso, sus pómulos antes marcados ahora lucían hinchados y amoratados, sus labios que antes eran delgados ahora estaban cubiertos de sangre y con algunos cortes, su nariz estaba morada, hinchada y tenía un corte pronunciado en el puente.

Nuñez caminaba tras nosotros, una vez que pasamos la estancia de la modesta pensión donde nos habíamos alojado los últimos días, la mujer que había atendido antes a mi llamado salió por un costado.

Vestía un pijama azul aterciopelado y sus cabellos rizados estaban un poco revueltos, sus manos estaban cruzadas frente a su pecho.

--- ¿Qué paso? ¿Está bien?--- Pregunto angustiada al ver a Isaac siendo llevado en hombros e inconsciente.

--- Si.--- Respondió el chino.

Entonces su vista se poso en mi, me miro asustada, con lástima y preocupación, se llevo su mano a su pecho sin dejar de verme con pesar.

--- ¿Qué está pasando? ¿Porqué se llevan así a esa niña?--- Preguntó.

Pasamos de su vista, Nuñez se quedo con ella y Kenny me guió a través de la casucha.

La noche amenazaba con llover, las calles estaban oscuras y solitarias.

Subimos a la camioneta gris donde Nuñez y Kenny me sacaron del hotel aquella vez.

El chino dejo a Isaac sentado a mi lado derecho, y él subió al asiento del piloto, Kenny subió tras de mi y se sentó a mi lado izquierdo sin separar su arma de mis costillas.

Todo se quedo en silencio por un momento.

Después escuchamos el disparo.

El bello síndrome de estocolmo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora