7|A solas en el elevador.

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Aquella pregunta sonó cómo fastidiada, haciendo elevar el pulso de Melanie quien parecía sentir una prematura contracción ventricular, se quedó quieta, indecisa, y la hizo dudar en sus ofrecimientos, pensaba en como podía ser una persona cortés y al mismo tiempo no parecerlo.

Pero así eran los hermanos Thorne.

—Esperaré un poco más...

—Yo iré a casa de Matt, no tengo problema alguno, si quieres aprovechar, avísale a tu madre.

Ella reconsideró unos segundos la oferta.

~~~

Ya en el estacionamiento que esta vez ofrecía amplia vista a todos sus puestos porque no había más que tres autos, permanecían los dos jóvenes a la espera de la aprobación de la madre de Mel.

—Está bien mamá, adiós —.Finalizó Melanie con la llamada, Eiden se encontraba apoyado en su Mercedes.

—¿Qué dijo?

—Se retraso por algo del trabajo, me dijo varias veces que lo sentía por la tardanza y que estaría bien que me adelante porque probablemente no salga aún. —Dijo desesperanzada.

—Mmm... —analizó en silencio mientras veía la cera y luego le hizo un gesto para que subiera al auto, lo encendió al igual que la calefacción, abrocho su cinturón y Melanie lo imitó —.Nos desviaremos unos segundos —.Dijo mientras miraba atrás para retroceder.

—Okay—. Salió del estacionamiento.
Una vez con su vista fija al frente, andaron.
—¿Que harás en casa de Matt? —dijo Melanie para confirmar si en realidad a Eiden no le gustaba platicar con ella y hacia las cosas por obligación en un interés que para Melanie claramente no lo tenía o si se trataba de lo contrario.

—Me explicará algo de biología, falté a la primera clase —dijo sin expresión alguna.

—¿Doris? —creyó que era genial tener otra clase en común.

—Si.

—¿Y a donde nos dirigimos? —dijo Mel un tanto en confort.

—Tengo que devolver algo.

Después de unos minutos en el camino Eiden se detuvo frente una biblioteca, extendió su mano, pidió permiso al pasarla cerca pero sin tocar a Melanie y así dirigirse a la guantera, sacó un libro y luego salió del auto.

La confusión emanaba, no sabía que pensar de él, era tan reservado que parecía odioso, pero al mismo tiempo se podría tratar de timidez, ella sabía que Eiden no podía odiarla, no le daba razones, nadie odiaba a esa chica tan risueña, si así era entonces sería disgustante.
Pero Eiden no desprendía nada en su aura o personalidad, era como si estuviera apagado.

En la espera del chico deslizó su dedo índice por el vidrio aburrida haciendo un dibujo de línea recta y observó a una mujer que discutía por teléfono, en sus gestos se veía lo molesta que estaba.
El tiempo se tornó color gris precipitando otra tormenta cercana.

Al salir Eiden volteó a ver a la  mujer que se mantenía a las afueras de la biblioteca ya que gritaba quejas por el teléfono, pero no le presto atención en absoluto y se dirigió al carro.

Mel recordó lo que habia hablado con Stella, tenía una lucha mental que batallaba en ese momento entre preguntar y no, pero Eiden era tan encerrado y difícil de predecir, cada vez que lo enfrentaba le desarmaba la razón de pronunciar palabras.

Volvieron a la vía una vez que hicieron lo demás y Melanie dijo:
—No sabía que había una biblioteca allí ¿Está bien surtido? —preguntaba otras cosas para darle vueltas al asunto que en cualquier momento saldrían sin pedir permiso de sus labios.

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