El salón era cálido a pesar del clima afuera, tenía espejos enormes, un termo de agua al lado de unos bancos, baños con ducha, un piso de madera, y una pequeña recepción en la entrada, y estaba más lleno de mujeres que hombres.
—Bueno escojan pareja, tenemos dos nuevas integrantes, es mejor que no se escojan a ustedes mismas así socializan con alguien más.
Todos corrieron a escoger pareja, Eiden observó a Melanie pero no dio pasos para ir en dirección a seleccionarla, Stella se acercó al oído de Mel.
—¿Por qué? —dijo en un susurro suplicante —.Quiero estar contigo.
Mel envío su mirada al piso esperando que alguien la seleccionara, no iba tomar esa iniciativa mucho menos sin conocer a alguno, otra persona tocó el hombro de Stell y ella miro a quien la había elegido, era una mujer mayor, le sonrió sin mucho entusiasmo y pensaba que alguien que parecía doblarle la edad no era capaz de moverse, no fue su mejor opción.
—¿Es un chiste?, me tocó la ancianita —dijo volteándose de nuevo a Mel en un tono bajo, pero la señora escucho y carraspeó su garganta para hacer presencia de que aún seguía allí, Stella se apenó y cerro sus ojos, pero su compañera no se molestó de aquel comentario, su mirada era un reto.
—¡Bien! —dijo la instructora al ver ya las parejas armadas, tenía buenas piernas y un abdomen a la vista muy tonificado —. Únanse —.Señaló a Eiden y Melanie con su mano, una petición acompañada de amabilidad, quienes eran los únicos faltantes.
Melanie aún no decía nada y él se posó a su lado, se fijó que era un poco más alto que ella, sus hombros eran anchos por el tamaño de su espalda y su perfume invadió su olfato, era un olor atrayente.
La entrenadora se colocó en frente de su pareja y empezó a indicar lo que iban a hacer.
—Ok, coloquen las manos en los hombros de su compañero, estirados, y bajen sin soltarse —ella lo hizo y luego los demás debían imitar.
—¿Qué tal estás? —dijo Eiden colocándose de frente, puso sus manos en los hombros de Mel.
Al tocarla arrugó su mirada y pareció dar un respiro incómodo.
—Muy bien —colocó sus manos, que a diferencia del tacto de Eiden era tibio, el parecía tener unas manos congeladas que aún a través de la ropa se sentía, imitaron el ejercicio, bajaron y subieron.
Hicieron otros de estiramiento que ya no dependían de un compañero a menos que quisieran ayuda, pero ambos eran buenos y no volvieron a tocarse, no requerían de su ayuda.
—...Y hacemos esto —dijo la instructora mientras sostenía una pierna y la estiraba hasta arriba, aún sentada de manera recta.
Todos hicieron lo mismo a excepción de Stella quien se quejó en los últimos 5 estiramientos.
—¡Ah! Lo hace parecer fácil —dijo tratando de sostener su pierna doblada.
—Estás oxidada —bromeó Melanie que estaba a su lado.
—Para ti es fácil decirlo, eres flexible —decía en una voz forjada por lo que ejercía—. A demás yo suelo hacer ejercicios de peso no de gimnasia.
—Poco a poco irán logrando su flexibilidad, hazlo hasta donde puedas —.Indicaba la entrenadora que hablaba pausadamente en calma sin quitar aquella posición.
Stella después de varios intentos bajo su pierna rindiéndose y suspiró, luego miró a su derecha a su compañera de 60 años que lo hacía sin complicarse mientras sonreía.
—Mis respetos —.Le dijo Stell a su compañera que ahora le sonreía victoriosa y le dio unas palmaditas de despreocupación con su mano desocupada en el hombro.
Al finalizar la rutina todos fueron en fila india a hidratarse, Eiden como el resto de las otras personas estaba sudado, las gotas que caían desde su frente, la camisa que pareció ajustarse, la manera en que se tornaba sus mejillas rojas, de alguna manera u otra haciéndolo parecer más atractivo.
Se acercaron a los bancos respirando aprisa por el ajetreo aún de sus corazones, cansados por los ejercicios de resistencia. Llenos de adrenalina.
—¿No son tan buenos acá?—récito Melanie dirigiéndose a Eiden.
—Siempre he estado aquí, lo dije para no coincidir. —Tomó agua de su termo y Mel se sentó en el banco que tenía en frente, miro perdida al piso.
Eiden agarró un pequeño pañuelo que estaba arriba de su bolso al lado de Mel para limpiar su sudada frente.
—Que bueno que viniste —Le dijo.
Ella no comprendió su contradicción, y cayó perdida observando sus gestos, vio su cabello sudado cayendo sobre sus cejas, pensó qué tal vez jugaba con su mente, sus manos varoniles, las venas que brotaban de ellas, los pequeños lunares que tenía, el color de piel, luchando entre blanco y trigueño; por un momento quiso sentir su roce de nuevo, a pesar de ser congeladas; quería concentrarse y no mirarlo tanto, pero él era así, era de esos chicos que entraba a un sitio y voltearías a verlo.
Eiden la miro y ella reaccionó, trato de decir algo para no parecer loca perdida en sus mañas.
—Eres bueno. —Mencionó Mel como cumplido refiriéndose a como hizo los ejercicios pero después se arrepintió de haberlo dicho.
Solo ladeo su sonrisa como acostumbraba hacer y sostuvo su bolso.
—Nos vemos más tarde —dijo confiado y se retiró.
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Melanie fue a planta baja a recibir a su amiga con la que llegaría junto a la fiesta de Matt, quien la había obligado a ir a dicho evento.
—Ay Dios, te ves hermosa —decía con emoción Stella. Luego la abrazo para darle un saludo.
—Gracias —.Le sonrió y se miró de reojo en el espejo de recepción para corroborar sus palabras.
—Pues tú también te ves muy bien, y muy sexy —le dijo asintiendo con una mirada cómplice.—¿Qué tanto? —dijo dando una vuelta.
—Tanto como para que Williams voltee a verte. —Rió y se dirigieron al ascensor
—Por eso me agradas.
Melanie usaba un atuendo nocturno digno de una fiesta, mostraba sus hombros, ojos ahumados y sus labios al natural, haciendo de su rostro algo no recargable.
Stella usaba un bralette blanco que hacía resaltar su color de piel bronceada, acompañada de un jean alto y al igual que su conjunto de arriba, blanco, sus zapatillas eran rojas haciendo resaltar en su atuendo.
Subieron al piso 5 para dirigirse al apartamento de Matt.
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SON EXTRAORDINARIOS
Mystery / ThrillerUn don puede ser una bendición tanto como una maldición... Premoniciones, empatía psíquica, hablar y sentir personas que ya fallecieron, ¿es todo esto posible?... un grupo de jóvenes viven una etapa complicada al llevar consigo grandes dones incontr...